EL CANDIDATO “A LA PERUANA”

Por: Alfredo Gildemeister

En estas épocas pre electorales en donde se van presentando una multitud de candidatos para todos los gustos y colores, la mayoría reciclados, reinventados y desempleados, tanto a la presidencia como al Congreso de la República, consideramos que es imperativo que los electores se hagan algunas preguntas fundamentales al respecto. Constituye una obligación hacérnoslas por el bien del país, luego de lo visto en los últimos años, para que luego no vengan los arrepentimientos, revocatorias, llantos y lamentos. Sin embargo, en el caso de los candidatos a la presidencia de la República – en otro artículo veremos el caso de los candidatos al Congreso- ¿Se ha preguntado usted cómo suele ser el candidato que más le gusta a la mayoría de los peruanos? ¿Les interesa a los peruanos un candidato serio, con un plan de gobierno e ideario serio, con propuestas bien estudiadas, viables, coherentes y elaboradas, con un buen equipo de asesores, técnicos y profesionales de primer nivel? En cuanto a la vida personal de los candidatos, ¿Les interesa a los peruanos que el candidato o candidata tenga una vida personal seria, soltero exitoso o que tenga cónyuge e hijos, esto es, una familia bien constituida, que sea un buen esposo o esposa, buen padre o madre, un profesional exitoso o un empresario de éxito? Así mismo, ¿Les interesa a los peruanos que dicho candidato sea honesto, transparente, que tenga principios y valores, que no mienta ni haya tenido en su pasado hechos bochornosos o dudosos, en relación a su familia, cónyuge o con el origen de su patrimonio, esto es, sus bienes, dinero, etc.? ¿Les interesan de verdad esto aspectos? ¿Usted cree que les interesan? y me refiero a la gran mayoría de electores en el Perú, pues siempre existirán excepciones obviamente.

Lamentablemente podemos apreciar, si tomamos en cuenta los procesos electorales celebrados en los últimos cuarenta años – que son los años transcurridos desde 1980 en que volvimos a la democracia luego de la dictadura militar-, que, por lo general, la gran mayoría de electores en el Perú, al parecer no se toman la mas mínima molestia de averiguar quién es la persona por la que van a votar. Debemos recordar que, en el Perú desde los primeros años de la República, siempre existió en los electores un criterio personalista o caudillista al momento de elegir al presidente de la República. Poco o nada importa el partido político, las ideas, programas políticos, planes de gobierno o las personas que rodean al candidato. Muchos ni siquiera conocen quienes acompañan al candidato en su plancha presidencial, por lo que luego, en caso de vacancia, muchos se sorprenden pues no conocen ni de nombre al primer o segundo vicepresidente.

En el Perú se vota, por lo general, por la persona y no tanto por las ideas y propuestas. Esta es nuestra triste realidad, la cual se puede observar a diario durante las campañas electorales. En general, se vota por el candidato -y por candidato me refiero en general ya sea este hombre o mujer, pues no comulgo con la huachafería y aberración del denominado “lenguaje inclusivo”- simpático, que hable bonito, gracioso, chistoso, cariñosón, criollón, campechano, payasesco y regalón, entre otras características. De las señaladas características del típico candidato a la peruana, veamos las más importantes. Comencemos con la última: el candidato regalón. Debemos decir que esto es fundamental. Se trata del candidato “estilo Ferrando” (con el perdón del gran Enrique Ferrando que en paz descanse), el cual a donde va regala un kilo de arroz, otro de azúcar, una botella de aceite, una cocina Surgen o un colchón “Paraíso”, polos, chalecos, gorritas y hasta billetes. Los regalos atraen mucho a los electores y definen en mucho su voto, aunque usted no lo crea. Candidato tacaño o misio, no pega en los electores. El lema de “plata como cancha” (patentado por un tal Acuña) ya constituye una verdad sine qua non en las campañas electorales. Candidato sin plata, no gana. Candidato que no invierte, no gana. Candidato que no “dona” generosamente al partido, lo retrasan y no gana. De allí que el candidato regalón y platudo es fundamental. Y si además de regalón es simpático, tiene carisma, es graciosito, ríe y tiene la sonrisa congelada eternamente, mucho mejor. Un candidato serio, con cara malhumorada, que nunca sonríe, gruñón, amargado, con rostro estreñido y compungido, ni hablar. ¡No jala electores ni a balas! El candidato que solo se queja todo el día, reniega y refunfuña cuando le preguntan algo, no gusta. Se prefiere al sonriente, alegre, que dice trivialidades, al cual le pueden decir vela verde y simplemente ríe. ¡Tiene correa! ¡Buen candidato!

Al candidato regalón y simpático, debemos agregarle que debe ser “cariñosón”. A los electores les gusta que les abracen, les apachurren, les den palmaditas en la espalda o un besito de vez en cuando, que se tomen unas chelitas o se coman un buen ceviche o unos buenos tallarines con harta salsa de tomate, o si ven a un bebito moquillento, lloroso u oloroso, un buen candidato lo alzará en brazos y lo abrazará dándole un sonoro beso ante las cámaras. Así de pasadita nada más, no hay roche. Adicionalmente a ello, debemos indicar que un buen candidato debe hablar bonito, y si tiene oratoria mejor. Esto es fundamental pues debe encandilar con su labia a los electores, ¡casi hipnotizarlos con sus discursos! Y Finalmente, un candidato que no sea “payasón” cae en el casillero de los serios y aburridos. De allí que un buen candidato a la peruana debe asistir a cuanto programa cómico o de farándula de TV exista, y no nos referimos a programas de entrevistas, sino a los de concursos, bailes, chistes, imitadores, etc. programas faranduleros. Si lo invitan y le imitan en “Los Chistosos” ganó una ventaja enorme. Esos son los programas que ve la gente y le dan votos al candidato. Las entrevistas son aburridas, serias y no atraen. Por eso los candidatos más recordados y mas votados son los que han bailado en la TV o participado en un concurso, los candidatos a los que se les ha imitado, los que han cantado algunas canciones -y si es criollo mejor- y si bailan y saltan mejor. El sentido de lo ridículo no cabe aquí. Son los votos los que cuentan.

En conclusión y tal como se ha podido apreciar, estas son algunas de las características del típico candidato a la peruana, el cual es, como diría el recordado Pocho Rospigliosi: “Lo que le gusta a la gente”. Si se percatan, los atributos morales o éticos casi no caben en este juego. De allí surge ese aforismo disparatado de: “Roba, pero hace obra”, “su delito ya prescribió”, “Fue un sinvergüenza y un ladrón, pero ya cambió” y como diría el Chavo: “Es que no le tienen paciencia”. En fin, señores, de nosotros depende quien sea el próximo presidente. Hay que saber elegir y elegir bien. Después no nos quejemos, No caigamos en lo superficial sino profundicemos y tomemos en serio nuestro voto que, de candaros simpáticos, “criollones”, que hablen bonito, graciositos, “cariñosones”, payasescos y “regalones” y encima ladrones… ¡ya tuvimos bastantes!