Vida y familia

CRISIS DE LA VERDAD: EL IMPERIO DE LA MENTIRA

Por: Alfredo Gildemeister

Aquella tarde en Galilea, Jesús explicaba su doctrina a sus discípulos y a cientos de personas más que lo escuchaban. A medida que se las explicaba, la gente y también sus discípulos ponían cara de preocupación y hasta de fastidio. Hasta que uno de ellos no aguantándose más exclamó: “Dura es esta enseñanza, ¿quién puede escucharla?” Sabiendo Jesús lo que murmuraban y comentaban les dijo con resolución: “¿Esto os escandaliza? ¿Y si vierais subir al Hijo del hombre a donde antes estaba? El espíritu es el que da la vida, la carne de nada aprovecha; las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Sin embargo, entre vosotros, hay algunos que no creen”. Fue entonces que mucha gente comenzó a alejarse de Jesús e inclusive muchos discípulos suyos dejaron de acompañarle y se retiraban a sus casas y tierras. Sólo los doce apóstoles y alguno que otro discípulo más se mantuvieron a su lado. Al ver que muchos se iban y se alejaban de él dejándolo casi solo, Jesús les preguntó a sus apóstoles: “¿También vosotros os queréis marchar?” El silencio reinó en el grupo hasta que Simón Pedro se adelanta a los demás y le responde: “Señor, ¿A quién iremos? Sólo Tú tienes palabras de vida eterna, y nosotros hemos creído y sabemos que tú eres el Santo de Dios”. Y así fue como los doce apóstoles siguieron a su lado pues sabían que Jesús es la Verdad y la vida eterna.

En otro momento más adelante, los discípulos se sienten medio desorientados. Entonces Tomás le dice a Jesús: “Señor, no sabemos a dónde vas ¿Cómo podemos saber el camino?” y es en ese instante cuando Jesús se voltea y le dice algo que pocas veces ha manifestado en su vida terrena: “Yo soy el camino, la verdad y la vida…”. Y Jesús les habla de la Verdad pues Él es la Verdad. Unos meses más tarde, Jesús volverá a hablar de la Verdad y no lo hará con sus discípulos sino ante el gobernador romano Poncio Pilato, poco antes de ser crucificado. Éste lo muestra a la muchedumbre que piden que lo crucifiquen. Pilato interroga a Jesús pues hacía mucho tiempo que oía hablar del nazareno. Siempre deseó conocerlo pues de alguna manera sentía cierta admiración por Jesús. En ese momento ocurre un diálogo profundo. Luego de hacerle algunas preguntas, Pilato va al grano y le pregunta a Jesús de arranque: “¿Luego, tú eres rey?”, respondiendo Jesús: “Tú lo dices: yo soy Rey. Yo para esto he nacido y para eso vine al mundo, para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz”. Finalmente Pilato le preguntó: “¿Qué es la verdad”? Y sale fuera del pretorio a donde estaban los judíos. La pregunta de Pilato queda sin respuesta. Nuevamente sale a relucir la cuestión de la verdad.

Estos pasajes de los evangelios nos muestran como el ser humano siempre ha buscado la verdad. Decir la verdad y conocer la verdad siempre ha sido fundamental en la vida del ser humano. Todas las personas quieren que siempre se le diga la verdad. Vivir en un ambiente en donde impere la verdad es importantísimo. Sin embargo, hoy en el mundo cada vez más impera la mentira, pues cuando falta la verdad, porque se la oculta, se la manipula o se la reemplaza, impera la mentira.

Hoy en muchos ámbitos impera la mentira. De allí la existencia del Notario, como funcionario que verifica con su conformidad si una declaración o un documento es verdad (legal) o no. Impera la mala fe, sobre la buena fe. La gente desconfía, no cree, por ejemplo, en el periodismo o lo que se dice en las redes sociales. El buen periodismo se caracteriza por su independencia y especialmente, su veracidad. Sin embargo, vivimos sumergidos en un mundo de mentiras con noticias falsas (fake news), manipuladas, tergiversadas o simplemente ocultadas, de acuerdo con los intereses de grupos de poder. En la economía, se manipulan las cifras, en las encuestas lo mismo, en las declaraciones y discursos se miente y manipula de acuerdo a intereses, etc. Lo mismo en la política en donde, por ejemplo, hoy en el Perú se convoca a unas elecciones legislativas, para muchos con cierto sabor a falta de legitimidad, en donde no se confía en los candidatos por el gran transfuguismo imperante, no se cree en sus discursos, etc.; de otro lado, las leyes son modificadas y reinterpretadas al gusto de los intereses políticos del momento, etc. En el mundo laboral, parece increíble que, al margen de la experiencia y conocimientos profesionales, lo que más se busque sea la honestidad del trabajador, y hasta en la familia se pide que los hijos no mientan y en el matrimonio que los esposos y las parejas sean fieles, pero, el imperio de la mentira se impone en general y el mundo farandulero con sus mentiras, deslealtades e infidelidades se impone.

Hace unas semanas, en su programa “Doy Fe” del 16 de octubre, transmitido en su canal de YouTube, el cardenal Juan Luis Cipriani declaró que hoy en el mundo hay una profunda crisis de la verdad. La verdad está en crisis. Decía el cardenal que en el ser humano lo normal es transmitir y decir la verdad. La racionalidad de las personas, la palabra, el pensamiento, la manera en que la gente se expresa, etc. es parea transmitir y decir la verdad. Pero cuando se pierde el interés por buscar la verdad y se usa la palabra, la inteligencia y lo escrito para mentir, maltratar, perseguir, obtener poder, ganar elecciones, quedar bien, etc. se está rechazando la búsqueda de la verdad. Hoy se busca el “quedar bien”, no interesa la verdad, la realidad. La verdad “ha sido cancelada”, no interesa ni importa si lo que digo es verdad ni buscar la verdad. A la discrepancia, esto es, si una persona señala que algo no es verdad, se impone la intolerancia y se calla a esa persona. El monólogo no es bueno. Hoy sólo se acepta como verdad lo que está de acuerdo conmigo. Lo que no está de acuerdo, no es verdad. Hay un deber en los medios de comunicación de “cuidar la verdad”. El gobierno en general debe buscar la verdad y no acallar la verdad para oír “su verdad”. Dejar que los demás expresen la verdad. Hoy al que discrepa o piensa lo contrario al pensamiento “oficial”, se le difama, maltrata, trolea, insulta, chuponea, etc. Los medios deben cuidar la verdad y el gobierno no debe estar en permanente campaña electoral acompañado de una “sinfonía mediática”. Hay que defender la verdad.

En conclusión, se ha perdido el interés por buscar la verdad. Se disfraza a la mentira con un revestimiento de verdad. De allí que vivamos bajo el imperio de la mentira en muchos ámbitos de nuestras vidas. ¡La verdad debe resucitar! ¡Tengamos el coraje de defender siempre la verdad y dejar que los demás la expresen!

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