La columna del Director

EL ARZOBISPO DE LIMA Y LA ESCOPETA DE DOS CAÑONES

Por: Luciano Revoredo

La feligresía católica limeña fue sorprendida el 22 de marzo último con un comunicado del Arzobispado de Lima que señalaba que en el actual contexto de crisis, era necesario asegurar una correcta ayuda a las personas más vulnerables, lo cual debía hacerse de manera eficaz y con protocolos muy estrictos que respeten la salud e integridad de las personas, para lo cual inexplicablemente se concluía que Caritas – Lima, era la única institución de la Arquidiócesis de Lima que articularía la ayuda social de la Iglesia de Lima con las instancias del Estado, por lo tanto, es la única autorizada a recibir donaciones.

En este tenor  el Arzobispado desautorizaba públicamente cualquier intento particular de otra institución religiosa o parroquial, que haya solicitado donaciones  de cualquier naturaleza con el objeto de realizar ayuda social en esta situación de pandemia.

Esta decisión del Arzobispo ha sorprendido a los fieles limeños puesto que muchos pertenecen a grupos parroquiales o movimientos católicos que ya estaban trabajando en diversas campañas de solidaridad y apoyo social a los más necesitados en estas circunstancias de crisis y pandemia.

Este no es el primer caso en que el Arzobispo Castillo tiene este tipo de actitudes, ya había trascendido antes que había prohibido a los diversos párrocos de Lima apoyar la MARCHA POR LAS DOS VIDAS, que un grupo de laicos estuvo organizando a inicios de marzo y que se frustró por las medidas de aislamiento que se dictaron por el coronavirus, pero que ya desde antes, los párrocos habían sido advertidos que habría cambios en las parroquias y que venían siendo observados en relación a esta convocatoria, que no era de la simpatía del señor Arzobispo de Lima. Es sabido también que la tradicional MARCHA POR LA VIDA no fue de su simpatía. Esto resulta preocupante más aún cuando fue por intervención de los laicos y principalmente de este medio, que apenas iniciada su gestión tuvo que cambiar a su jefa de prensa por ser abortista y feminista.

Volviendo al tema de las campañas parroquiales de apoyo social que el arzobispado  ha frenado, cabe mencionar que la Agencia Católica de Informaciones, consultó a un sacerdote canonista sobre el comunicado de la Arquidiócesis de Lima. El experto aseguró que se estarían “violando los derechos de dos tipos diferentes de entidades. Primero, los derechos innatos de las personas jurídicas públicas (parroquias e institutos religiosos en la Arquidiócesis de Lima): el Canon 1254 dice que ‘la Iglesia Católica puede adquirir, retener, administrar y enajenar bienes temporales’. Las personas jurídicas públicas constituyen la Iglesia Católica, por lo que tienen ese derecho innato”.

También mencionó que “el derecho a adquirir bienes debe ser ordenado a los ‘fines propios’ de la Iglesia”. Indicó que estos fines, según el Canon 1254, son “sostener el culto divino, sustentar honestamente al clero y demás ministros, y hacer las obras de apostolado sagrado y de caridad, sobre todo con los necesitados”.

Queda claro que una parroquia tiene el derecho a hacer caridad y recibir dinero para hacer caridad, así como los fieles tienen la libertad para aportar bienes temporales en favor de la Iglesia.

Hasta ahí la situación planteada por el arzobispado y su análisis canónico. Pero la sorpresa ha venido después, cuando los padres Jesuitas en general y los de la Parroquia de Nuestra Señora de Fátima en Miraflores en particular, simplemente han hecho oídos sordos a la orden del Arzobispo de Lima, a la vez que él se ha hecho de la vista gorda ante la indisciplina jesuita.

Lo cierto es que el 1 de abril en la página de Facebook de la Compañía de Jesús, llamada JESUITAS DEL PERÚ, publicaron un vídeo en que el Padre Provincial Juan Carlos Morante SJ invita  a participar de la campaña  Unidos en Solidaridad, la que presentan  como “una iniciativa de los jesuitas del Perú para unir esfuerzos por aquellos hermanos y hermanas que se ven especialmente afectados en esta situación de emergencia sanitaria que vivimos en el Perú y en el resto del mundo”. Concluye pidiendo donaciones a través de la página web de la Misión Jesuita.

Luego el  3 de abril en el Facebook de la Parroquia de Fátima, los padres jesuitas publicaron un post que decía: “Crezcamos juntos en solidaridad, uniéndonos con nuestro aporte a la campana Unidos en Solidaridad, que convoca a todas las obras, colaboradores, amigos y benefactores cercanos a la misión jesuita en el Perú. Todos juntos podemos ayudar a las familias más vulnerables de nuestro país, quienes son las más afectadas por la emergencia sanitaria. Dona entrando a www.misionjesuita.pe”.

Entonces a los fieles se confunden, no saben a quién creer. ¿Los jesuitas tienen corona? ¿No reconocen la autoridad del arzobispo? O el señor arzobispo de Lima es bravo con unos y suave con otros. ¿Será que tiene una escopeta de dos cañones?  Hay un cierto aire de autoritarismo por un lado y de desgobierno por otro. Así está la iglesia peruana.

1 comentario

  1. Creo que pocos le hicieron caso, el Parroco de mi parroquia ha seguido ayudando con viveres a los mas necesitados gracias a las donaciones de muchos fieles.

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