Por: Unidad de investigación del Centro de Estudios Jurídicos Santo Tomás Moro
Repentino giro en el caso de Enrique Li González
El 15 de febrero, en horas de la madrugada, Juan Marchena (23) se dirigía de la avenida Larco hacia la vía expresa, cuando de pronto se topó con dos tipos en estado de ebriedad: Enrique Li González (27) y Roberto Silva Uzurin (32); quienes lo hostigaron y acosaron haciéndole comentarios de connotación sexual. Producto de ello, según refiere el propio Marchena, habría ocurrido un intercambio verbal que originó una gresca entre las personas mencionadas.
Por su parte, los vecinos del lugar, habrían puesto en alerta al serenazgo y a la policía del distrito, quienes intervinieron para evitar una situación más gravosa, trasladando a los implicados a la comisaría del distrito, para el esclarecimiento de los hechos y la elaboración del acta de intervención policial correspondiente. Desafortunadamente, producto del altercado, el señor Enrique Li sufrió un corte en la mejilla derecha, por lo cual fue traslado al hospital Casimiro Ulloa para su atención inmediata. Asimismo, al no existir elementos suficientes que corroboren su culpabilidad, Juan Marchena fue puesto en libertad.
Al día siguiente de ocurridos los hechos, el señor Enrique Li, decidió denunciar a través de los medios de prensa y las redes sociales, ser ser víctima de un crimen de odio por motivo de su orientación sexual. Además, indicó no haber recibido una atención adecuada por parte de la autoridad policial, quienes no debieron de dejar en libertad a Marchena, y que su caso ameritaba una atención “particular” por tratarse de un acto “homófobo”.
Al respecto, la activista LGTBI y presidenta de la asociación civil “Más Igualdad Perú”(1), Gabriela Zavaleta, manifestó su indignación a través de sus redes sociales, señalando que el agresor (Juan Marchena) había sido liberado debido a que el caso se tomó como una “gresca callejera” y no como un ataque de odio homofóbico.
“Para la Policía el agraviante de orientación sexual en los crímenes motivados por odio no existe, tampoco existe un manual en la institución para la atención de personas LGTBI”, señaló la activista(2). Motivo por el cual, aseguró que desde la ONG que ella preside, darían seguimiento a la denuncia del señor Li.
En esa misma línea, el congresista Alberto de Belaunde, también utilizó sus redes sociales (Twitter) para manifestar su preocupación, indicando al respecto: “ataque homofóbico y negligencia policial. Lamentablemente una historia común para la comunidad LGTB. ¿Hasta cuándo?”
Finalmente, instituciones como la Defensoría del Pueblo, también habrían intervenido en el caso, requiriendo a la institución Policial respectiva, dar celeridad a la denuncia realizada por el señor Li por tratarse de un tema de homofobia, según él mismo refiere en sus declaraciones.
Por su parte, al ser consultado en medios, Juan Marchena indicó que no habría realizado ningún ataque homofóbico contra Enrique Li, ya que únicamente habría actuado en defensa propia.
Además, en los descargos realizados a través de sus redes sociales (Facebook) donde figura como Junior Marchena, señaló que tuvo la mala suerte de toparse con dos tipos en estado etílico, y que no pudo defenderse ya que tiene la mano fracturada desde hace 15 días. Asimismo, señaló ser víctima de lesiones producto de una mordida que el señor Li le habría propinado en la mano derecha durante el altercado.
Días después, con fecha 18 de febrero, el noticiero 24 Horas Edición Central, difundió un video captado por las cámaras de seguridad del distrito de Miraflores, que daría un giro inesperado al caso; y que podría derivar en implicancias legales para todos los que acusaron a Marchena de homofobia y violencia.
En el video, se puede observar claramente que, quien inicia el altercado, es el señor Enrique Li; quien intercepta a Juan Carlos Marchena en la vía pública, para proceder a bajarlo del vehículo en el que se encontraba y agredirlo en complicidad de Roberto Silva Uzurin, y otras personas que lo acompañaban. (3)
Análisis jurídico del caso:
Luego del análisis de los hechos que configuran el caso, consideramos que el señor Juan Carlos Marchena Iparraguirre, ejerció oportunamente su derecho a la legítima defensa (4), con el propósito de salvaguardar su integridad frente a la agresión de que fuera víctima por parte de Enrique Li González y Roberto Silva Uzurin. En esta acción confluyen los requisitos jurídicos de agresión ilegítima, necesidad racional del medio empleado y falta de provocación suficiente. (5)
Esto se puede constatar en los videos de la Municipalidad de Miraflores difundidos por la prensa, donde se desbarata la coartada del señor Li; ya que se puede apreciar que él, en complicidad de Roberto Silva Uzurin y otros sujetos, detienen el taxi en el cual el señor Juan Marchena intentaba retirarse, para posteriormente bajarlo y proceder a agredirlo.
Asimismo, el señor Juan Marchena habría sufrido un daño a su honor al ser objeto de calumnia (6) por parte de quienes lo tildaron de agresor y homofóbico a través de medios de comunicación masiva como la radio, tv o redes sociales. Siendo incluso, producto del escándalo, afectado en su centro de labores.
Procedería, entonces, efectuar acciones legales contra quienes, a través de medios de comunicación masiva, habrían dañado el honor del señor Marchena; así como también, contra aquellas instituciones del Estado que hubieran excedido sus funciones cometiendo un abuso de autoridad.