Internacional

REPERCUSIONES JURÍDICO-POLÍTICAS DE UNA SENTENCIA NADA CONSERVADORA

Por: Alejandro Muñante

En una decisión calificada como “histórica” con 6 votos a favor (dos de ellos por jueces considerados conservadores) y 3 en contra, la Corte Suprema de los Estados Unidos estableció que la ley federal de los Derechos Civiles de 1964 prohíbe la discriminación por sexo y que eso incluye a las minorías sexuales. Según el más alto tribunal estadounidense, los empleadores que despidan a trabajadores por ser homosexuales o transgénero están violando la ley de derechos civiles. Y es que, nadie podría estar de acuerdo con que a las personas se les restrinja derechos por la forma y modo como desarrollan su vida sexual. Sin embargo, esta decisión va mucho más allá de la simple protección del derecho humano a la no discriminación, y aquí una aproximación de sus repercusiones jurídicas y políticas:

¿DERECHOS LGTB?

Se ha calificado como una decisión que marcará un antes y un después en la protección de derechos de las minorías sexuales en Estados Unidos.” Así inicia la nota periodística de la BBC Mundo al dar a conocer este fallo, considerándolo como una “gran victoria para los derechos LGTB”. Pero, ¿es correcto hablar de derechos LGTB?

Cuando se reconocen u otorgan prerrogativas y privilegios bajo el nombre de derechos a una determinada comunidad o grupo de personas que comparten algún rasgo común que los entrelaza y que de una u otra manera los hace diferentes al resto, estamos implícitamente promoviendo un tipo de discriminación; porque el otorgar privilegios a los unos, necesariamente estamos restringiéndoselos a los otros. Este tipo de discriminación ha sido bautizada eufemísticamente como “discriminación positiva”, como si la discriminación estuviera sujeta a un juicio de valoración en función del discriminado. Lo que a la postre termina generando mas abusos del derecho de una minoría contra la mayoría, e incluso frente a otras minorías; convirtiéndose así en un caldo de cultivo de nuevos conflictos, del cual saben sacar provecho los movimientos políticos radicales.

No existen pues, derechos de las mujeres, de los hombres, de los homosexuales, de los heterosexuales, de los negros, de los blancos, de los pobres, de los ricos, de los obsesos, de los flacos, etc. Lo que existe son los derechos humanos, y son inherentes a todos por el simple hecho de ser seres humanos, sin importar el sexo, la raza, la edad, el idioma, la religión o cualquier otra característica que tengamos. Estos derechos naturales se fundan en criterios ontológicos y no en sentimientos, afinidades o autopercepciones, caso contrario, se cae en un peligroso relativismo; es decir, cuando se empieza a otorgar derechos por lo que creemos ser o por lo que nos gusta hacer, y no por lo que en realidad somos, independientemente de lo que sentimos, creemos o hacemos, entonces pierde sentido nuestra humanidad y entregamos nuestro valor intrínseco al subjetivismo de los demás. Esta forma de valoración ya ha dejado muy malos ejemplos en el pasado, como los genocidios provocados por regímenes totalitarios que castigaban al disidente o al que, por su condición, no era considerado un ser digno de vivir.

Por lo tanto, no hay razón suficiente para hablar de “derechos LGTB”, como si se tratara de otra categoría de seres humanos, y menos para crear normas que protejan única y exclusivamente a las personas por su identidad o preferencia sexual. Hacerlo, sólo tiene claras connotaciones políticas e ideológicas que contravienen el verdadero espíritu de los derechos humanos. Así, la ideología de género que está detrás del reconocimiento de este tipo de derechos, busca imponer nuevos parámetros de valoración, relativizando y fragmentando los verdaderos derechos bajo un enfoque totalitario.

ACTIVISMO JUDICIAL USURPADOR Y LA REDEFINICIÓN DE “SEXO”

El llamado activismo judicial responde a un nuevo fenómeno judicial de alcance internacional, una suerte de moda entre los operadores del derecho proveniente principalmente de los Estados Unidos. El problema es que este activismo se ve involucrado muchas veces con jueces que no solo pretenden presentarse como innovadores del derecho, sino también con aquellos que buscan manipular las leyes ad libitum, usurpando funciones que no les corresponden. De esta manera, se han dado la mayoría de reconocimientos de los llamados derechos LGTB; es decir, se saltaron el debate en el parlamento y persuadieron a jueces para fallar en su favor. Rompiendo así la separación de poderes. Esto se manifiesta flagrantemente en esta nueva sentencia del Supremo tribunal.

De esta manera, el juez “conservador” Neil Gorsuch, quien votó a favor de este fallo, argumentó que la protección contra la discriminación por razón sexo del Título VII de la Ley de Derechos Civiles, ampara también a las personas por su orientación sexual o identidad de género, pese a que no lo diga textualmente. Algo con la que desde luego, el difunto ex juez supremo y conservador Antonin Scalia, defensor de la interpretación originalista, no estaría para nada de acuerdo.

Un empleador que despide a un individuo por ser homosexual o transgénero despide a esa persona por rasgos o acciones que no habría cuestionado en miembros de un sexo diferente. El sexo juega un papel necesario e indiscutible en la decisión, exactamente lo que el Título VII prohíbe ”, puntualizó Gorsuch en su opinión.

En el contexto social en la que nos encontramos, esta interpretación tergiversada y extensiva del término “sexo” resulta sumamente peligrosa, sobre todo por su alta repercusión mundial al provenir de la Suprema Corte de la primera potencia del mundo, y que es además donde se han dado otros nefastos fallos como la legalización del aborto a raíz del caso Roe vs Wade en 1973. Interpretación antojadiza que ahora podría ser utilizada para abarcar todas las demás leyes federales donde se expresa textualmente la no discriminación por razón de sexo. Toda una bomba de tiempo.

REFLEXIÓN FINAL

Si bien el futuro parece ser mucho mas sombrío con esta decisión, esto podría jugar un papel muy positivo para Donald Trump en las próximas elecciones de noviembre, ya que esto despertará a muchos más ciudadanos de su letargo, y corroborará con mayor fuerza aquellos esfuerzos de colonialización ideológica de la que Trump tanto denuncia.

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