Vida y familia

NEOMARXISMO ESCOLAR. DEL HABLA CULTA COMO OPRESORA, EL USO DE EUFEMISMOS Y EL LENGUAJE PRETENDIDAMENTE INCLUSIVO

Por: Mario Linares

Recuerdo haber dicho varias veces en clases que el punto óptimo para ser empleables o excelentes independientes es llegar a tener además de conocimientos y experiencia, una imagen positiva dada nuestras dotes personales,  trayectoria y círculos de influencia; imagen de la que pueda obtener réditos nuestro empleador o nuestros clientes.

Igualmente he indicado que es necesario obtener ello paso a paso y que todo puede comenzar con una entrevista personal, entrevista que puede ser fatal por un flojo desenvolvimiento o por un inapropiado uso del lenguaje. Desde el tuteo, deficiente pronunciación o sintaxis, diminutivos excesivos y palabras mal empleadas, hasta una incorrección gruesa.

La pobreza o que la lengua materna no sea el español, nos impregna positiva y negativamente. Nos puede dar resiliencia y una herencia cultural motivo de orgullo pero también un habla insuficiente para determinados escenarios.

Existe discriminación. Es real. Está la que es hiriente, denigratoria, mala per se, pero también la que se verifica como una selección natural de lo bueno o correcto en determinado contexto geográfico, profesional o social.  ¿Debo contratar para solucionar conflictos sociales a un extranjero con español ibérico que desconoce el español rural andino? ¿Es acertado contratar a un ingeniero en zootecnia con un lenguaje puramente académico para el trato con ganaderos y chacareros lonccos en Arequipa? ¿Debo contratar para el destaque de un abogado en una empresa transnacional a alguien que no sabe expresarse en lenguaje culto, de negocios y jurídico?

No es que se desconozca la mutabilidad del lenguaje ni las realidades lingüísticas de acuerdo al género, edad o zona geográfica. Así como estas deben reconocerse como válidas pues corresponden a una realidad,  así también deben reconocerse estándares cultos, ideales, que por ser detentados en su mayoría por un estrato social y/o grado de instrucción, no por ello debiera ser descalificado.

Pues bien, un neo marxista dada su ideología equiparará todas las hablas por igual desconociendo contextos y realidades. Para él, el problema del habla que es deficiente para determinado escenario, se resuelve tachando de discriminadores y opresores a quienes poseen un habla aceptada como estándar o “culta” en el mundo de los negocios o diplomático por ejemplo. Existe una identificación de “clase social opresora” y la solución se da con una igualdad hacia abajo del habla culta o estándar con la deficiente y hasta con la marginal, desconociendo la realidad y la superación producto de la resiliencia.

Los progresistas de izquierda están desenfocados, perdidos en su radical y fanática ideología clasista y de odio, incapaces de comprender que el problema de un lenguaje deficiente no se resuelve aceptando como correcto, barbarismos o atropellos lingüísticos.  El problema se resuelve además de la motivación, educando, leyendo, estudiando. Leyendo se corrigen errores, se adquiere vocabulario, destrezas lingüísticas y experiencias. Quien no lee, no habla correctamente y escribe peor.

Ahora bien, no bastando con el igualitarismo lingüístico tenemos también el lenguaje eufemista y el llamado lenguaje inclusivo. El primero destinado a maquillar la realidad chocante de las propuestas progresistas. Así tenemos por ejemplo que en clases escolares y universitarias además de documentos oficiales, los “derechos sexuales y reproductivos” o la “interrupción del embarazo” reemplazan a la palabra aborto que denota asesinato. De otro lado, el denominado lenguaje inclusivo a su vez, pretende en cambio lograr la ansiada igualdad de género desconociendo los sustantivos epicenos que son aquellos que únicamente se escriben en un género pero que sirven para referirse a ambos por igual. Así tenemos por ejemplo que en vez de peruanos, niños o alumnos, nos someten al sonsonete de peruanos y peruanas, niños y niñas, alumnos y alumnas,  práctica transversal que se verifica en políticos, autoridades y profesores y que por ahora termina ahí dado que todavía resulta ridículo referirse a los adolescentes y adolescentas, soldados y soldadas, oficiales y oficialas, fiscales y fiscalas, aunque de a pocos nos vamos acostumbrando al dispendio inútil de palabras y a tonterías tales como las “árbitras” y las “presidentas”.

Termino citando casi textualmente lo que enseña el MINEDU en las clases de 5to de secundaria:

“La discriminación lingüística se debe a que los que controlan el poder político y económico imponen sus ideas como la única válida y legítima en la sociedad. Las variedades de castellano que no coinciden con las expresiones lingüísticas de los grupos de poder son discriminadas y marginadas. La variedad de castellano de los grupos de poder es la llamada variedad estándar y es a la que se accede a través de instituciones educativas privilegiadas”.

Esto es neomarxismo disfrazado de lingüística, tiende al odio de clases y se enseña como verdad absoluta en nuestros colegios.

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