Por: Silvia Suárez
La personalidad narcisista tiene una alta inseguridad afectiva y probablemente, producto de una compensación a una temprana dinámica familiar desigual en la distribución del afecto, si han sido varios hermanos o una sobrevaloración al ser hijo único.
El (la) narcisista tendrá por tanto la necesidad constante de demostrar su propia valía, lo que lo llevará a querer superar muchos obstáculos en su vida, para demostrar que es capaz y muchas veces es un buen resiliente. Sin embargo, la herida inicial, del desafecto, no logra ser completamente sanada -salvo que acuda a una terapia- y arrastrará una serie de comportamientos y actitudes, los que podrían llamarse desadaptativos.
Entre estos vamos a compartir algunos:
- Es concéntrico, habla mucho de sí o de lo que es una extensión de sí mismo. Tiene muchas expectativas y fantasías sobre sí mismo.
- Al narcisista le es difícil aceptar tener defectos o errores, los minimiza o cuando son evidentes aparece el mecanismo de negación, conocido también como negacionismo.
- Es sensible al rechazo y se hiere si alguien le evidencia sus defectos y el doble si lo hace público. Al no tener claridad de esto por su ego compensado, probablemente somatice lo que no procesa.
- Utiliza el mecanismo de proyección (Freud) o se acrecienta la manifestación de su sombra (Jung); por lo que inculpa a otros de los defectos que niega en sí mismo. Es decir, con el dedo acusativo dice: “Tú eres así, asa, que feo es tener esos defectos”.
- Como necesita demostrarse que es capaz, el fin para lograr sus objetivos puede justificar los medios, porque se cree merecedor de todo, ya que en sus fantasías es una persona muy importante y especial, por tanto, sus actuaciones son meritorias. Es decir, presenta cierto halo mesiánico sobre sí en el mundo.
- Hay narcisistas con cierto grado de empatía, pero otros sin esta combinación empática. Los últimos suelen ser fríos y egoístas, debido a que minimizan la existencia de los demás y con ello sus emociones.
En resumen, la personalidad narcisista está constantemente luchando por una supervivencia afectiva en la selva de su psiquis y que incluyen una serie de comportamientos que para la armonía social, como se mencionó, suelen ser desadaptativos.
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