Internacional

LOS VOTOS NO SON CARTAS DE AMOR

Por: Jennifer Barreto-Leyva

A cinco meses de las elecciones presidenciales, mucho me temo, al contrario de lo que algunos creen, que el 100% de la población votante de los Estados Unidos no ha entendido por quien tienen que votar. Y sí, digo tienen, porque en este punto no hay tal cosa como un abanico de opciones.

Recientemente la plataforma Mugged USA que se dedica a crear videos donde se hacen encuestas de calle o denuncias en formato de parodias de todo lo que el progresismo está procurando, hizo lo propio y palpó el sentir de la gente. Encuestas que han hecho otros medios y plataformas con resultados similares.

Puede verla acá (está en inglés)

https://www.instagram.com/p/C8F_-i7NpWJ/

Los encuestados a pesar de manifestar que Joe Biden, actual presidente de los Estados Unidos, no está en pleno ejercicio de capacidades, ni en forma mental o física para ejercer un cargo tan importante, manifestando desde el entendimiento que el país está hecho un desastre y que temas como el de la economía nacional están en un punto donde jamás habían estado, jamás votarían por el ex presidente y candidato presidencial Donald Trump, simplemente porque éste les caía mal.

Epítetos bastante irrespetuosos como pillo o en inglés thug fueron los usados por los encuestados, porque no les caía bien y ya, sin más. Cero densidad argumentativa. Odio sin más.

Un fenómeno bastante nuevo en los Estados Unidos, para quienes somos académicos y llevamos registro de estos temas. Este fenómeno siempre habría ocurrido en naciones de habla hispana, con la política populista de siempre y sus formas –para mí– tan cuestionables.

La necesidad de que el candidato al puesto del caso cayera bien, obligaba al tour de besa ancianos y cargar bebés de toda la vida. Otros caen más bajo, a sacarle en cara al votante lo que hicieron, usando a personas muy necesitadas para los spot políticos.

Me llama la atención como es una constante en estas encuestas de calle hechas desde plataformas y medios, el cómo ganan las emociones, como el esquema de manipulación surtió efecto a perfección, sin distingo de raza o grupo socioeconómico, sentando un precedente interesante en esta elección, donde el elector americano vota de la misma forma que lo han hecho los hispanos de toda la vida, desde el corazón y no desde la razón. Los resultados están hoy a la vista.

En el período electoral aún vigente, en las elecciones ganó el miedo, de eso no hay duda. Medios como Univisión y Telemundo se despacharon metiéndole a su audiencia entre sien y sien, que Donald Trump era lo peor que le había pasado a la humanidad, llevando a la ciudadanía a votar desde un miedo irracional que rayó en lo absurdo. Una ciudadanía que digirió el miedo sin siquiera investigar la veracidad de lo que se les vendía a diario.

Esto no fue cualquier cosa. Los Hispanos representamos el grupo racial que es mayoría en este momento en los Estados Unidos, movemos la economía y determinamos también que, cuando y quien en la política. Las masas fueron víctimas útiles de medios masivos que sabían perfectamente lo que hacían, comportamiento que mantienen en la actualidad.

Medios que siguen jugando al caos controlado, a manipular narrativas, a seguir idiotizando audiencias y seguirles manipulando su voto.

Lejos de pretender influir en el voto de nadie, mi trabajo y deber como analista política de carrera como es mi caso, es presentarle hechos y que usted como votante tome la decisión que considere mejor.

Dado el momento hiperpolitizado que vivimos, cualquiera se sienta frente a una cámara a colgarse medallas académicas que ni sabrá cómo ganárselas, a venderse como analista, cuando ni escribir bien saben muchos.

El trabajo de un analista político no es defender candidatos, tampoco defender partidos, mucho menos burlarse de los votantes por la selección que hagan.

Quien ejerce correctamente y con integridad ésta profesión, se debe limitar a presentar datos, educar, explicar, sin emocionalidad ni favoritismos, sin burlas.

Al final, es el ciudadano quien escoge a quien le confía su voto.

Me preocupa y mucho lo que he venido palpando. Como he manifestado en repetidas oportunidades, Estados Unidos está en un momento sumamente delicado, se encuentra aún en manos de la que siempre he dicho abiertamente, ha sido por lejos la peor administración que ha tenido en su historia, donde líderes de Hamás retan a su presidente como si de una invitación a golpes en la esquina se tratara, cual guapetones de barrio.

La economía, la salud mental, la tranquilidad, la seguridad de los niños, el honor de las fuerzas armadas entre una larga lista de cosas que están en riesgo y al borde de perderse para nunca más volver.

El país garante y paladín de la seguridad y libertad del mundo, hoy por hoy es el hazme reír de todos, con un presidente que habla de gente que murió hace años y ni sabe dónde se encuentra, una vicepresidenta que ha dado financiación para que las mujeres maten a sus hijos en el vientre materno y lo vean como “derecho”, entre otros macabros innobles objetivos. Un circo que lejos de dar risa, provoca llanto, al menos a los que estamos conscientes del presente y sabemos lo que está por venir de no cambiar las cosas.

Poco debe interesarle a un votante si el aspirante a un puesto político es simpático o guapo, si es una mujer esbelta, casada, o si tiene carisma.  Lo que sí tiene que importar a la hora de votar, si es una persona que será buen administrador, si es una persona con integridad, cómo llegó al poder y si de verdad procurará que la ciudadanía tenga protegidas sus libertades y un sistema ideal para que usted se desarrolle en plenitud.

De nada vale alguien simpático o guapo si al final de su mandato nos empobreció la vida, o hizo algo para quebrantar nuestra libertad.

Hay que votar con el cerebro siempre, y aprenderse la lección hasta que no se olvide nunca más.

Recuerde respetado lector, cuando se trata de política, los votos no son cartas de amor.

¡Hasta la próxima!

1 comentario

  1. Si fuera como usted dice, no habrían tantos swing states como Arizona que no quieren tocar nada de la legislación que tanto benefició a biden en 2020, si los demoratas, la tuvieran tan clara no estarían objetando que biden se presente y es un hecho que cnn msnbc abc y otros están en modo pánico.

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