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LOS ÚNICOS PRIVILEGIADOS SON 12 MILLONARIOS DE WALL STREET

Una investigación del Institute for Policy Studies señala que 12 multimillonarios estadounidenses aumentaron su riqueza durante el confinamiento, mientras el mundo se sumergía en la pobreza. Por primera vez en la historia alcanzaron más de un billón de dólares. En este esquema, Dios y la Doctrina Social de la Iglesia deben ser desterrados.

Por: José Arturo Quarracino

Los 12 multimillonarios relevantes de Wall Street -entre los que se encuentran Jeff Bezos, de Amazon; Bill Gates, de Microsoft y Mark Zuckerberg, de Facebook– han alcanzado por primera vez en la historia una riqueza combinada de más de un billón de dólares de patrimonio y han incrementado su patrimonio un 40 % más que cuando comenzó la pandemia global del coronavirus.

Según una investigación del Institute for Policy Studies (IPS), un “think tank” progresista con sede en Washington, el pasado 13 de agosto los 12 magnates más ricos de Wall Street alcanzaron una riqueza total de 1.01 billones.

Según esa investigación, “esto es simplemente demasiado poder económico y político en manos de 12 personas, así como un hito inquietante en la historia de la concentración de riqueza y poder en Estados Unidos. Desde el punto de vista de una sociedad democrática, esto representa un grupo de doce oligarcas o una docena de déspotas”.

En primer lugar se sitúa Jeff Bezos,  con una fortuna de 189.400 millones de dólares; segundo está Bill Gates, con 114.000 millones de dólares; y en tercer lugar MarK Zuckerberg, con 95.500 millones. Luego están el fundador de Berkshire Hathaway, Warren Buffet, con 80.000 millones; el de Tesla, Elon Musk, con 73.000 millones; el ex director ejecutivo de Microsoft, Steve Ballmer, con 71.000 millones; el fundador de Oracle, Larry Ellison, con 67.400 millones; y los ideólogos de Google, Larry Page y Sergey Brin, con 67.400 y 65.600 millones respectivamente.

Cierran la lista los principales accionistas de Walmart, Alice, Jim y Rob Walton, con una riqueza superior a los 62.000 millones de dólares cada uno.

Desde el 18 de marzo, fecha aproximada del inicio de la pandemia en Estados Unidos, estos oligarcas han visto que su fortuna combinada aumentó unos 283.000 millones de dólares.

Elon Munsk ha sido quien más ha incrementado su fortuna personal, en un 197%, de 24.600 millones de dólares a 73.000 millones. Jeff Bezos es el que le sigue, y posteriormente Mark Zuckerberg.

El único de los 12 miembros de la lista que no ha aumentó su riqueza es Warren Buffett, que se encuentra 2.000 millones de dólares por debajo de su fortuna a fecha de marzo de 2019.

A juicio del Instituto, la filantropía que practican muchos de estos multimillonarios “no es la respuesta”, porque se ha convertido “en otra extensión del poder y de los intereses privados”.

Este es el Orden Mundial Liberal instaurado en el mundo, estructurado sobre una concentración brutal de la riqueza en muy pocas manos y la propagación de la miseria para miles de millones de personas. Un mundo en el que la riqueza crece por especulación financiera, no por producción de bienes.

La Doctrina Social de la Iglesia es totalmente contraria a esta situación, ya que afirma que Dios ha destinado la tierra y todo lo que ella contiene para uso de todos los hombres y pueblos, razón por la cual “los bienes de la tierra están destinados a todos los hombres” y “deben llegar a todos en forma equitativa bajo la égida de la justicia y acompañada por la caridad”.

Por eso, cualesquiera sean las formas de la propiedad, adaptadas a las instituciones legítimas de los pueblos, “jamás deben perderse de vista este destino universal de los bienes”. En este sentido, al usarlas “el hombre no debe tener las cosas exteriores que legítimamente posee como exclusivamente suyas, sino también como comunes, en el sentido de que no le aprovechen a él solamente, sino también a los demás” (Gaudium et Spes, n. 69, citando a Santo Tomás de Aquino, Suma Teológica, II-II, q. 32, a. 5 ad 2; Ibid. q. 66, a. 2).

Por este motivo el Orden Mundial Liberal rechaza de plano la presencia de lo religioso en la vida económica, social y política, porque le cuestiona de raíz su accionar. A ese Orden le es esencial e imprescindible imponer el ateísmo en forma integral, en lo teórico y en lo práctico, para apoderarse del mundo y manejarlo a su antojo. Por eso subvenciona al progresismo, para que “por izquierda” lleve a cabo la política antirreligiosa y anticristiana que le es fundamental para su proyecto político.

 

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