
Por: María Ximena Rondón
Ante la situación política actual, me he preguntado qué tipo de regalo deberían traer al Perú los Reyes Magos. Quizás un poco de sentido crítico o una adecuada educación. Ambos servirían para que la población deje de caer en engaños baratos y apostar su vida a ciertos “anti” o a políticos populistas de izquierda o de otras ideologías y a personajes públicos.
Ese regalo contribuiría a que los peruanos lean y desarrollen una buena comprensión lectora. Una cosa tan simple ayudaría a la población a tomar buenas decisiones y prevendría de que pantomimas ridículas fueran tomadas en serio.
Otro regalo que vendría bien sería la capacidad de superar la mentalidad del resentimiento, que carcome el corazón de nuestros compatriotas a tal punto que la vileza y la envidia dictan ciertas decisiones políticas que parecen virtuosas, pero en el fondo causan perjuicios.
A veces los muros que pretenden derrumbar con ese afán de una falsa justicia social no son los adecuados y más bien erigen muros incluso más altos, que resultan en una polarización nacional.
También podríamos pedir la sabiduría de un gran hombre como Benedicto XVI, en cuyos escritos se advierte sobre los peligros de una mentalidad relativista y el adormecimiento de Occidente. La característica “viveza peruana” tiene tintes relativistas, pues al “sacarle la vuelta a la ley” se traspasan los límites morales y del buen ciudadano. Además, se tergiversa la noción del bien y el mal.
Ojalá los Reyes Magos nos trajeran algo de nobleza, entendiendo esta como el valor humano vinculado a la lealtad, a la honestidad y a la rectitud moral ¡Qué diferente sería nuestro país si comprendiéramos la nobleza de actuar!
¿Qué impedimento hay en el corazón de los peruanos para estos valores? Abundan las quejas sobre la falta de moralidad de los políticos, pero ¿se han preguntado por la falta de moralidad en sus propias vidas? Quizás hasta uno se comporta peor que ellos (a pesar de no tener un poder). Recordemos que todos nuestros actos tienen consecuencias. Por ejemplo, muchos arrojan la basura a la calle y no se preocupan por la limpieza de sus calles. Si se acumula esa basura, vienen las ratas, las cucarachas y las enfermedades.
Si uno se queda con el vuelto de más, a largo plazo generará un hueco en la economía de la familia.
Si uno roba constantemente, de robar cosas pequeñas pasará a robar cosas más grandes.
Quizás somos más culpables de los problemas actuales de nuestro país de lo que creemos porque no tenemos valores en el actuar cotidiano.
Ahora que comienza el 2023, tenemos una oportunidad para empezar de nuevo. Siendo mejores personas impactamos positivamente en nuestros entornos. Imaginen si todos nos hiciéramos ese propósito: tendríamos el Perú que tanto anhelamos.
El actuar de un político está limitado en ocasiones. El político puede dar órdenes, sacar decretos supremos o leyes, pero muchos no sirven si la gente no los aplica.
El Perú depende de nuestros actos. Le pedimos a los Reyes Magos que en esta Epifanía le den los valores necesarios a cada peruano para hacer de este país un lugar mejor.
Se agradecería algo más de principio de realidad, dejar de llamar protesta a lo que claramente es vandalismo desaforado, terrorismo y traición a la patria. Seria también necesario el fomento de la educación pero en principios lógicos, como el muy importante de no contradicción, lo que en definitiva es la comprensión lectora, es su ajuste a estos principios lógicos. Menos educación en moderneces y más cultura clásica, tipo La República de Platón y La Política de Aristóteles. Si hay algo desaprovechado es aquello que pertenece al patrimonio de la humanidad y por lo cual no hay que pagar regalías.