Política

INSEGURIDAD EN EL PERÚ: UN PROBLEMA QUE NOS DESBORDA

Por Juan Carlos Suttor
Perú, como muchos países latinoamericanos, se enfrenta a desafíos significativos en cuanto a la seguridad ciudadana. La problemática se ve agravada por la inmigración ilegal, la presencia de bandas venezolanas y las preocupaciones sobre la ineptitud y corrupción en la Policía Nacional del Perú. Estos factores, combinados, han creado un entorno complejo que requiere una atención urgente y soluciones efectivas. Según el Barómetro de las Américas del Proyecto de Opinión Pública de América Latina, el 46,7% de los peruanos se siente inseguro en su ciudad. Mi percepción es que este índice es mucho mayor.
Los tipos de delitos más comunes a los que nos vemos expuestos los peruanos en general son el robo al paso (raqueteo), el robo con amenaza y el robo con arma. Los robos a las viviendas también son un problema importante, así como la extorsión y el sicariato, estos últimos creciendo día a día.
La inseguridad ciudadana, sin duda, tiene un impacto negativo en la economía y el desarrollo del Perú. Las personas que viven en zonas inseguras son menos propensas a invertir, a emprender y a participar en actividades sociales. Esto reduce el crecimiento económico y la creación de empleo. Lamentablemente nuestras autoridades no son conscientes de esta grave situación y prefieren tirar caramelos a poblaciones ignorantes o viajar por el mundo sin aportar nada.
Este problema también afecta al bienestar psicológico de las personas. Las personas que nos sentimos inseguras vivimos con miedo y angustia. Esto puede conducir a problemas de salud mental, como la depresión y la ansiedad.
Gran parte del desborde de la delincuencia en Perú se debe a la inmigración ilegal, que empezó a descontrolarse desde el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski, cuando le abrió las fronteras a los venezolanos que huían de la dictadura de Nicolás Maduro.  Según el Ministerio del Interior, en 2023 había alrededor de 1,6 millones de migrantes venezolanos en Perú, de los cuales se estima que alrededor de 400.000 estaban en condición irregular.
Las bandas de delincuentes venezolanas son una de las principales preocupaciones en relación con la inmigración ilegal en Perú. Estas bandas, provenientes de organizaciones criminales venezolanas como el Tren de Aragua, Los Malditos del Cono Norte, La Cota 905, La Dinastía Alayón, Los Gallegos, Los Hijos de Dios y otras, se han establecido en Perú para realizar actividades delictivas como la extorsión, el robo, el narcotráfico, la minería ilegal y la trata de personas, sin mencionar a otras bandas colombianas y ecuatorianas como Los Bravos del Gota a Gota o Los Tiguerones.
En particular, las bandas de delincuentes venezolanas han sido responsables de una serie de crímenes violentos, como homicidios, secuestros y ataques a la policía. Estos crímenes han generado una sensación de miedo y alarma en la población peruana.
Si a esto le sumamos la ineptitud y corrupción en la Policía Nacional del Perú (PNP), que sin duda son dos problemas que contribuyen a la inseguridad ciudadana en el país, queda claro que estamos en una situación muy grave.
La ineptitud de la PNP se manifiesta en una serie de problemas, como la falta de efectivos, la falta de capacitación y formación policial, la falta de recursos materiales y logísticos, la falta de coordinación entre las diferentes unidades policiales, los constantes cambios en la cadena de mando como lo hemos visto recientemente y sobre todo, la corrupción existente.
Estos problemas dificultan que la PNP pueda cumplir con su función de proteger a la ciudadanía y garantizar el orden público. La corrupción en la PNP también es un problema grave. Se ha demostrado que existen casos de policías involucrados en actividades delictivas, como el narcotráfico, el robo y la extorsión. La corrupción en la PNP dificulta que la ciudadanía confíe en la institución y que colabore con ella para combatir la delincuencia.
La cereza de la torta es el INPE (Instituto Nacional Penitenciario), desde cuyas cárceles se dirige la gran mayoría de delitos, ya que no existe ningún control, tan solo corrupción de parte de la gran mayoría de sus trabajadores.
Lo cierto es que la inseguridad ciudadana, lamentablemente, tiene una serie de efectos negativos en la sociedad peruana, entre ellos el aumento de la delincuencia y la violencia, la disminución de la sensación de seguridad ciudadana y la pérdida de confianza de la ciudadanía en la PNP.
Y, estimado lector, le pregunto, siendo usted una persona decente y correcta, ¿Qué es lo que siente cuando un policía se le acerca? ¿Tranquilidad, seguridad y confianza, o miedo?
Lo que viene sucediendo en Pataz, en la sierra de La Libertad, donde la minería se ha aliado con el crimen organizado para cometer actos de terrorismo, es simplemente inaceptable y demuestra la abdicación del Estado en todos sus niveles –nacional, regional y local– de su responsabilidad de salvaguardar la ley y el orden.
Para abordar el problema de la inseguridad ciudadana en Perú, sería necesario tomar una serie de medidas, que para que sean efectivas, deben ser adoptadas de manera integral. Entre ellas:
  • Fortalecer la seguridad fronteriza.
  • Regularizar la inmigración.
  • Fortalecer la lucha contra el crimen organizado.
  • Fortalecer la formación policial.
  • Mejorar la dotación de recursos materiales y logísticos a la PNP, sin corrupción.
  • Fortalecer la coordinación entre las diferentes unidades policiales.
  • Implementar mecanismos de control y transparencia en el ministerio del Interior y la PNP.
Finalizando, la inseguridad ciudadana es probablemente el principal problema en Perú, que afecta a todos los sectores de la sociedad. La inmigración ilegal, el rol que juegan las bandas venezolanas y la ineptitud y corrupción en la PNP son factores que contribuyen a este problema. Es importante que se enfrente este problema de manera integral, abordando las causas subyacentes, como la falta de oportunidades económicas y la corrupción.
Yo como ciudadano de Lima, lamento haber llegado a una conclusión, a mi verdad, que sé que le puede molestar a muchos, y es que “delivery” es igual a venezolano, igual a ladrón, y que motociclista (no motero) es igual a delincuente.
Así estamos y mientras tanto, nuestra presidente reparte caramelos.

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