La columna del Director

EL DIÁLOGO DEL ALMIRANTE

Por: Luciano Revoredo

Particularmente soy de la idea que con los comunistas y sus secuaces no se puede dialogar. Tienen la pesada mochila de más de cien millones de muertos en el mundo y ahí donde han tomado el poder sólo han llevado destrucción, miseria y muerte. Las izquierdas siempre son mendaces y homicidas.

Partiendo de este concepto debiera, como muchos han hecho, condenar la visita de la bancada de Renovación Popular a Pedro Castillo. Sin embargo, hay que saber leer entre líneas.

Según ha trascendido, cuando Castillo, en un acto absolutamente injustificable llegó al congreso, para en una absoluta muestra de irrespeto por la separación de poderes, tratar de influir en la designación de comisiones, pidió reunirse con representantes de Renovación Popular. Cabe mencionar que la codiciada comisión de Educación ha sido asignada a RP y esa era precisamente la que Castillo quería para su partido.

Esta reunión no se pudo dar en el Congreso y Castillo habría invitado a los integrantes de la bancada a ir a Palacio de Gobierno al final del pleno. El pleno terminó en la noche y en ese momento la bancada acordó asistir a la cita.

En este punto cabe incidir en que los congresistas celestes no fueron a claudicar en sus posiciones ni a entregarle la Comisión de Educación. Según el Almirante Montoya ha explicado, se dejó en claro que Renovación Popular exigía el cambio de los ministros involucrados en terrorismo y actos de corrupción y que tampoco accedió a ceder la Comisión de Educación. En otras palabras, se actuó con firmeza y se puso los puntos sobre las íes. También se le habría insistido al ilegítimo Castillo en el manejo serio de la economía.

Esta es la realidad. Alguna prensa sensacionalista y los tontos útiles de la caviarada han intentado denostar al Almirante Montoya y a la bancada de Renovación Popular. Está claro que no hay nada que reclamar. Incluso se ha insistido en la naturaleza nocturna de la reunión, pero está claro que a esa hora terminó el pleno y nadie intentó ocultarse. Es más, fueron grabados por una “oportuna cámara”.

Muy distinto es el comportamiento de Hernando de Soto, que muy lúbrico llegó hasta Punta Sal con rodilleras y babero para “dialogar” con don Pedro (como el suele llamarle) y en otras palabras ofrecerse como asesor.

La política está hecha de gestos, y mientras los gestos que muestra de Soto denigran la buena política, el Almirante Montoya sigue creciendo como un político patriota y buen estratega. Fue a Palacio a reforzar las posiciones de su partido. Es decir, entró al terreno minado del enemigo y salió ganando.

 

Artículo publicado originalmente en el diario La Noticia

1 comentario

  1. Parafraseando a nuestro Almirante insigne don Miguel Grau Seminario: “en este buque nadie se rinde”. Bravo Almirante Montoya. Aqui desde el norte Chiclayo, los colectivos por la Democracia lo apoyamos.

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