Por: Federico Prieto Celi (*)
El Club Bilderberg, en sus dos últimas reuniones anuales a finales de mayo de 2018 y 2019, ha puesto en agenda la implementación de un nuevo orden mundial. Inclusive la invitación al secretario de Estado del Vaticano, cardenal Pietro Parolín, para asistir el último día de la sesión del año 2018 podría haber estado encaminada a convencer a la Iglesia Católica para que apoye este peligrosísimo proyecto (Argentina: Proyecto Toda la verdad primero, proyecto segunda república de Adrian Salbuchi).
En paralelo, The United World Federalists, desde hace décadas, tiene como propósito final organizar un nuevo orden mundial, independientemente de las naciones, de los organismos internacionales como la Unión Europea, e inclusive de las Naciones Unidas y de los organismos especializaos de este poderoso instrumento teóricamente encaminado a salvaguardar la paz mundial. (Benigno Blanco, César Vidal, etc.).
Los poderosos de la tierra, sin embargo, necesitan de los gobiernos nacionales para formalizar sus objetivos, para coaccionar a los reticentes y, en definitiva, a través de los organismos internacionales, para lograr la autodestrucción de los estados soberanos y la identidad de los pueblos (en nuestro caso, la peruanidad). Es una estrategia de largo plazo, de décadas, y que cuenta con una táctica silenciosa para evitar reacciones revolucionarias y violentas. (Un nuevo terrorismo intelectual, Editorial de Valeríe Toranian, Revue des Deux Mondes, mayo 2019).
El debilitamiento de las democracias occidentales favorece el plan de dominio mundial, porque quita a los ciudadanos electores la intervención que han tenido en la edad contemporánea, porque bien sabemos que en una cúspide única de gobierno poco a nada tendrán que decir los ciudadanos de a pie.
En 2015, las Naciones Unidas publicaron la “Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible”, un documento clave, como ha opinado E. Jeffrey Ludwig, para imponer una autoridad mundial en materia medioambiental, caballo de Troya para dominar a los pueblos y sociedades del mundo también en otros campos, como la religión y la familia. La idea de un gobierno mundial responde al afán de los poderosos capitalistas del mundo para dominar y reducir la población en la Tierra (Enrique Diego: George Soros, The Open Society Foundations).
Una vez más, el análisis de lo que ocurre en las altas esferas del pensamiento de los poderosos nos lleva de la mano a entender por qué tiene tanta fuerza en el mundo -también en el Perú- la ideología de género, el instrumento más eficaz para destruir el matrimonio y la familia, y a la Iglesia Católica, que enseña que Jesucristo, Hijo de Dios, vino a redimir a todas las gentes, siendo así la religión universal que está presente en los cinco continentes.
Un nuevo orden mundial temporal, con un solo gobierno poderoso, lleva directamente al totalitarismo y a la tiranía, destruyendo la variedad de pueblos y sociedades, tan enriquecedores, e imponiendo una sola voluntad política. Los antecedentes de la URSS de Stalin y de la China de Mao en el siglo XX son suficientemente aleccionadores de lo destructivo que sería entregar a un solo poder omnímodo la libertad de todos los hombres y mujeres del mundo. Dios nos libre.
(*)Publicado en www.cafeviena.pe y reproducido en La abeja con autorización del portal y del autor
