Por: María Ximena Rondón
Se acerca el ansiado 14 de febrero, Día de San Valentín, donde las parejas celebrarán su “amor” y los solteros la amistad, o simplemente lamentarán su suerte.
Es uno de los días del año en el que pensamos en el “amor”. Incluso, tendemos a reducirlo a ciertas fechas como San Valentín o Navidad, donde surgen las obras de caridad anuales. Y quizás, uno esté pensando en lo que hará en esas fechas importantes y que tratará de ser la mejor versión de uno mismo.
Retomando a los solteros, en ellos brilla esa ansiedad por encontrar el “amor” para poder ser felices. En sus cabezas, quizás se pregunten qué han hecho para seguir así, qué hay de malo en sí mismos y otras dudas relacionadas a la autoestima. Así, ellos y toda la sociedad caen en ese bucle ansioso de tener que estar obligados a expresar amor o sufrir por no tenerlo.
Después de esas fechas, volverá la tan temida y aburrida “rutina” y ese constante vacío ansioso de sentir emociones y que puede compensarse con cosas materiales, viajes, juergas u otros actos que alejan al ser humano de sus posibilidades de alcanzar la excelencia. Y cargados de una ansiedad latente, llevan ese equipaje a psicólogos y psiquiatras porque en el fondo quizás no saben cuál es el verdadero sentido de su vida.
En su libro “A non-anxious Presence”, el autor Mark Sayers plantea que, especialmente tras acontecimientos fuertes y complicados como la Pandemia o los cambios naturales, sociales y políticos, e incluso estos podrían ser personales y familiares, pasamos a un lugar llamado “zona gris”, donde estamos en ese “momento entre momentos” donde no se “aplican las reglas usuales para encontrar un sentido de lugar o dirección para operar. Eso crea ansiedad”. Vivimos en una constante incertidumbre, una preocupación por el futuro la cual se desencadena en la ansiedad.
Estos “momentos grises” pueden aplicarse al amor pues algunos están pasando por un momento de cambio a una nueva etapa de su relación, una ruptura, una crisis o un ansia de tan solo poder tener amor. Todos queremos ser amados y quizás ponemos todas nuestras esperanzas y nuestra felicidad en una persona, que representa una incertidumbre de por sí, pues no podemos controlarla para que actúe como queremos.
Sayers señala que esas “zonas grises” (o incertidumbres/ansiedades) son un potencial para salir de esa presión y caos. Debemos entender cuál es nuestra realidad y saber qué tenemos la oportunidad de realizar “una nueva creación” en medio del caos.
Y con respecto al tema del “amor”, tan popular en estas fechas, proponemos que la forma de salir de esa “zona gris” de ansiedad de perfeccionismo, complacencia o soledad es tomar consciencia de nuestra propia realidad y crear cosas maravillosas en ella: El Amor es el “Ahora”.
Si vivimos preocupándonos por lo que pasará y no tenemos un plan sincero según nuestras necesidades, seguiremos cayendo en la “zona gris” de la ansiedad.
Además, el amor no tiene una fecha exclusiva. Es una decisión para llevar a cabo todos los días, viviendo un día a la vez con una voluntad firme.
Podemos empezar por nuestra familia, amigos y por nosotros mismos (aplica para los que están casados o en pareja). En “un día a la vez” podemos “crear” esas acciones para hacer que nuestros seres queridos y nosotros mismos seamos amados.
No tenemos un control absoluto del futuro ni de la gente, pero sí tenemos control de nosotros mismos. En este “amor ahora” seamos nuestra mejor versión. Vivamos “un día a la vez”. Al inicio del día pensemos en acciones realistas que podamos hacer por nosotros mismos y para los demás. Seamos “creativos” y pensemos más allá de la caja. Y tomemos la decisión. El primer acto de amor hacia uno mismo (para luego poder amar a los demás) es tomar la decisión ahora.
El “Amor” es el “ahora”. Repítelo todos los días y fortalece tu voluntad. Disfrútalo y demuéstralo cada día de forma especial y a tu manera. Que no se queda en una fecha, sino para toda la vida.
