Iglesia

CULTURA CATÓLICA Y CULTURA PROTESTANTE

Por: Federico Prieto Celi

El mayor contraste cultural entre los Estados Unidos y las naciones iberoamericanas está en el origen protestante y católico de unos y otros. La religión luterana y calvinista se importó de Gran Bretaña, Europa Central y Nórdica a América del Norte y de España y Portugal a Iberoamérica. Y arraigó profundamente. Muchos estudiosos explicado la riqueza de Estados Unidos y el contraste de riqueza y pobreza en Iberoamérica en función de esa base religiosa. Sin contradecir a teorías parciales de teólogos, filósofos e historiadores, tomemos hoy el fundamento demográfico.

Los nativos del norte fueron pocos y los europeos que llegaron al nuevo mundo al principio procuraron eliminarlos, después los concentraron en reductos y al final, a los que quedaron, los han asimilado, confundiéndolos con la parte baja de la clase media, en términos generales. Los nativos de Iberoamérica eran, en contraste, muchos. Algunos murieron por las enfermedades importadas. Otros fueron asesinados. Pero la mayoría ingresaron a un proceso de mestizaje cultural y poblacional, que no se ha visto en las colonias británicas, neozelandeses, o de otras naciones europeos. Los españoles y portugueses en América compartieron religión, universidades, instituciones, urbanizaciones, idiomas, y sangre mediante el matrimonio, en términos generales.

En el siglo XX Estados Unidos ha querido imponer en Iberoamérica sus principales ideas: religión protestante, ideología liberal individualista, democracia política, idioma inglés, jerarquía de valores: éxito, poder, dinero. Pondré un ejemplo. Mientras que para los protestantes el diezmo (una décima parte de los ingresos personales) debe ir para el pastor, como una obligación ineludible, para los católicos, ayudar a la Iglesia en sus necesidades, es apenas un consejo que va en quinto lugar de los mandamientos de la Iglesia, que a su vez siguen a los diez mandamientos de la ley de Dios.

Mientras que la religión protestante ha devenido en evangélica, que en el fondo es la misma sopa pero con más agua, la religión católica se mantiene en esencia la misma, pagando el precio de la descristianización del siglo XXI, viento que sopla del protestantismo al catolicismo, pero sin afectar la fe y la doctrina, que cuida el obispo de Roma, sabiendo que todas las personas, hijos de Adán y Eva, tenemos el estigma del pecado original heredado.

El Perú no es ajeno a este movimiento universal. Quizás un efecto negativo sea la destrucción del matrimonio y la familia, porque rota la unidad social fundamental, se rompe la nación. Lo estamos viendo ahora, por ejemplo, en una unidad del ministerio de Salud, empeñada en evitar los embarazos de adolescentes, mediante una cultura del control de sus órganos sexuales, para que no sean reproductivos. Cuantos menos iberoamericanos seamos, más fácil será que Estados Unidos nos domine. Los católicos deben cuidar a sus hijas para que no adelanten las actividades sexuales hasta el matrimonio, pero gracias a la propaganda de la cultura de los Estados Unidos, los padres parecen haber tirado la esponja, dejando que sus hijas sean, desgraciadamente, carne de cañón.

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