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ACUSAN A CARDENAL PREVOST DE ENCUBRIMIENTO EN CASOS DE ABUSO SEXUAL

El cardenal Robert Prevost, quien fue obispo de Chiclayo antes de convertirse en prefecto del Dicasterio para los Obispos en el Vaticano, ha sido objeto de varias acusaciones sobre presunto encubrimiento de abusos sexuales en su diócesis. Las críticas se centran en la gestión de casos de abusos durante su mandato en Chiclayo, donde aparentemente no se investigaron adecuadamente graves denuncias de tres jovenes que habrían sido abusadas cuando eran niñas.

Uno de los aspectos más señalados es que, bajo la dirección de Prevost, se habrían ignorado acusaciones importantes o bien no se les dio el seguimiento necesario, lo que habría permitido que los abusadores continuaran en la Iglesia. Aparentemente los sacerdotes señalados por abusos no enfrentaron consecuencias serias ni fueron sometidos a investigaciones exhaustivas, generando la percepción de que hubo encubrimiento por parte del entonces obispo.

A pesar de estas acusaciones, en una entrevista en 2019 con Iglesia.org, Prevost fue claro al rechazar cualquier tipo de encubrimiento, afirmando que la Iglesia debe ser completamente transparente en estos temas y que cualquier caso de abuso debe ser tratado con la mayor seriedad posible. De hecho, en aquella ocasión, Prevost enfatizó que su compromiso era proteger a las víctimas y asegurar que los responsables fueran sancionados según las leyes eclesiásticas y civiles. En sus palabras, “nosotros rechazamos el encubrimiento”, sugiriendo que durante su mandato se respetaron los protocolos para el manejo de casos de abuso. Sin embargo esto no fue así.

A raíz de las acusaciones recientes, se ha investigado más a fondo la situación en Chiclayo. Ahora se sabe que la diócesis sigue afectada por las consecuencias de decisiones pasadas, lo que ha generado un clima de desconfianza en algunos sectores de la Iglesia local.

En el contexto actual, las acusaciones contra Prevost son especialmente delicadas, dado su cargo en el Vaticano, donde supervisa la designación de obispos a nivel global. Esto ha generado un debate sobre cómo debe la Iglesia manejar estos casos, especialmente cuando altos funcionarios están implicados. Los críticos argumentan que el caso de Prevost refleja una tendencia más amplia dentro de la Iglesia, en la que ciertos líderes han sido protegidos o sus acciones han sido pasadas por alto debido a sus posiciones de poder.

A pesar de la gravedad de las acusaciones, no se ha confirmado aún si se abrirá una investigación formal en su contra, y Prevost sigue defendiendo su postura de haber actuado siempre con transparencia. Sin embargo, el debate continúa, y muchos dentro y fuera de la Iglesia esperan una resolución clara que aclare el rol del cardenal en estos eventos.

Este caso pone de relieve los desafíos persistentes que enfrenta la Iglesia Católica en su lucha por manejar de manera efectiva las denuncias de abusos y el encubrimiento, especialmente cuando involucran a figuras de alto rango. Con la atención pública centrada en estos temas, es probable que la presión para esclarecer el caso de Prevost continúe aumentando en los próximos meses y el Papa Francisco se vea precisado a tomar alguna decisión entorno a este grave asunto.

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