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VENEZOLANO QUE ESCAPÓ DEL RÉGIMEN DE MADURO RELATA 2 AÑOS DE CRUELES TORTURAS

Las llamadas pidiendo rescate comenzaron poco después de que Carlos Marrón se enteró de que su padre no había regresado a su casa tras su caminata de todas las tardes.

Los secuestradores querían lidiar con Marrón directamente, por lo que se tomó un avión desde Miami, donde residía, dispuesto a negociar una rápida liberación en Venezuela.

Las cosas no salieron como planeaba.

En el aeropuerto de las afueras de Caracas Marrón fue detenido por agentes de las temidas fuerzas de seguridad del estado. Sin darle explicaciones, cuenta, lo llevaron a su sede central.

Marrón dijo que los interrogatorios comenzaron en una celda del sótano. Los agentes le pedían que confesase que manejaba un portal que publicaba la tasa de cambio del bolívar en el mercado negro, algo que el gobierno socialista consideraba un delito.

Cuando lo negó, afirmó Marrón, empezaron las torturas. Golpizas y asfixia.

Hubo dos días de intensos abusos, el inicio de casi dos años en la cárcel en Venezuela, según contó.

Lo acusaban de delitos financieros, pero no fue juzgado. Finalmente fue liberado, nunca supo bien por qué.

La historia de Marrón fue mencionada el año pasado en un informe del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas que concluyó que el presidente Nicolás Maduro había cometido crímenes de lesa humanidad — algo que su gobierno niega.

Ahora, en una entrevista exclusiva con The Associated Press, Marrón habló por primera vez públicamente de su odisea. Su objetivo, dijo, es limpiar su nombre y denunciar los abusos que presenció.

“Quiero que el mundo sepa lo que está ocurriendo en Venezuela hoy”, manifestó. “La dictadura sigue torturando”.

Marrón es un caraqueño de 43 años que ejerció como abogado antes de emigrar hace una década a Miami, donde vende propiedades e incursiona en el mundo del espectáculo.

Dice que sus problemas con las autoridades venezolanas fueron generados por el portal dolarpro.com, que adquirió hace años para ver si podía dar ganancias pero jamás llegó a despegar.

Afirma que le dejó el portal a una conocida, que empezó a publicar noticias de Venezuela e información financiera — incluida la tasa de cambio del mercado negro, que es distinta a la oficial. Los detractores del gobierno dicen que usa esa tasa para sacar grandes beneficios mediante negocios turbios.

Un decreto presidencial del 2010 declaró ilegal la publicación de toda tasa que no fuese la oficial y las autoridades acusaron en numerosas ocasiones a “especuladores” de propagar información falsa para sacar provecho personal a expensas del bienestar de la nación.

Horas después de su arresto el 11 de abril del 2018, el fiscal general Tarek William Saab anunció su captura en la televisión, describiéndolo como un “terrorista financiero” decidido a socavar el bienestar de los venezolanos para sacar provecho personal.

Entre las acusaciones, señaló, figuraban la de publicar información falsa y lavado de dinero.

“Quizá está buscando destruir a más de 30 millones de venezolanos”, expresó, y comparó las acciones de Marrón con un “asesinato en masa”.

Sus carceleros lo trataron como un asesino.

Marrón dijo que lo golpearon con un bastón de metal en los hombros, las rodillas y las plantas de sus pies. Le pusieron una capucha en la cabeza y le tiraron agua encima, para darle la sensación de que se estaba ahogando.

“Te asfixian hasta que ven que te estás desvaneciendo”, declaró Marrón. A esa altura, “te liberan”.

En una sesión, alguien le preguntó si el padre necesitaba alguna medicina especial porque parecía al borde de la muerte. Ahí supo que su padre había sido secuestrado por agentes de seguridad para usarlo como carnada y hacer que él regresase a Venezuela.

Tiempo después se enteró de que su padre había sido liberado de la misma cárcel cuatro días después de que él fue detenido.

Si bien los peores abusos se produjeron en los primeros dos días, Marrón dijo que siguió siendo sometido a una “tortura blanda”, como un confinamiento en una celda atestada de gente.

Tenían que defecar en botellas o en bolsas de plástico que podían vaciar de vez en cuando. Les daban poca comida y bebían agua sucia de una canilla, que causaba problemas digestivos. Marrón afirma que perdió 30 kilos (66 libras) en el tiempo que estuvo preso.

Tamara Taraciuk Broner, subdirectora de Human Rights Watch para las Américas, dijo que la experiencia de Marrón es típica de Venezuela, donde los civiles con frecuencia son detenidos arbitrariamente por efectivos de la inteligencia militar y sometidos a abusos y a juicios sin el debido proceso.

Marrón fue “víctima del perverso sistema que crearon Maduro y sus compinches para silenciar a cualquiera que publique información crítica o incómoda para el régimen”, manifestó.

Los detractores del gobierno dicen que las autoridades venezolanas, que enfrentan una inflación galopante causada por sus prácticas corruptas y buscan culpar a otros por la destrucción de la economía de una nación otrora rica por sus reservas de petróleo, con frecuencia la emprenden contra estos operadores de portales, para silenciarlos.

“Básicamente, quieren ocultar lo mal que han manejado la economía, lo alta que es la hiperinflación”, sostuvo Russ Dallen, director de la firma inversora Caracas Capital Markets con sede en Miami. “Si mantienes a la gente a ciegas, no sabrán lo que está sucediendo”.

Lo hacen apelando a la violencia, de acuerdo con el informe del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, que habla de torturas generalizadas y asesinatos por parte de las fuerzas de seguridad, las cuales usan técnicas como descargas eléctricas y mutilación genital, formas de abuso que Marrón dice no haber experimentado.

La Dirección General de Contrainteligencia Militar, el organismo que detuvo a Marrón, le responde directamente a Maduro en su condición de comandante en jefe de las fuerzas armadas, de acuerdo con el informe de la ONU.

Las autoridades venezolanas rechazaron las denuncias de la ONU, diciendo que están llenas de “falsedades” escritas a distancia y “sin rigor metodológico alguno, por una misión fantasma dirigida contra Venezuela y controlada por gobiernos subordinados a Washington”.

El Ministerio de Comunicaciones de Venezuela no respondió a pedidos de comentarios de la AP.

Las autoridades finalmente dieron libertad condicional a Marrón en enero del 2020.

Marrón todavía no tiene claro por qué lo dejaron ir. Fue liberado junto con otros presos políticos en el marco de negociaciones entre el gobierno de Maduro y la oposición.

Las autoridades le hicieron entregar su pasaporte y se comprometió a no salir del país, pero planeó su fuga en coordinación con diplomáticos estadounidenses de Bogotá.

Cruzó en auto la frontera con Colombia y se encontró con funcionarios estadounidenses que lo ayudaron a volver a la Florida, donde lo esperaban su esposa y sus dos hijos.

 

© Western Journal

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