Política

PERÚ LIBRE: REVIVIENDO MITOS SENDERISTAS

Por: José Romero

Tras 39 años de su eliminación en un enfrentamiento con las fuerzas del orden, la terrorista Edith Lagos sigue siendo llamada “guerrillera” y no faltará mucho para que el Ministerio de Cultura financie alguna película sobre la vida de esta delincuente terrorista.

Lagos fue integrante de la organización terrorista Sendero Luminoso siendo parte de una familia con recursos económicos. ¿Qué hizo que tomara el camino de la subversión? No olvidemos el adoctrinamiento de los jóvenes en los años previos a la época del terrorismo. Mucho habría contado la presencia comunista en el magisterio e incluso en la Iglesia Católica. Recordemos también la participación de un obispo en defensa de terroristas detenidos tras ser recapturados tras su fuga de una cárcel en Ayacucho, cuya fuga fue propiciada por un comando terrorista entre los que estaba Lagos. Sin embargo el accionar terrorista de Lagos no duró mucho. Fue abatida en circunstancias que pretendía emboscar a una patrulla policial.

El recuerdo de esto nos hace tomar en cuenta la infiltración terrorista en el sur andino, en este caso Ayacucho. El entierro “sirvió” a las huestes terroristas para levantar un mito, farsa en la que participó incluso un obispo que ofició una misa de cuerpo presente, tras la cual el féretro de la terrorista fue paseado cual procesión ante la inacción de las autoridades.

La muerte de Lagos fue motivo de incluso comisiones investigadoras en el Congreso de entonces con la complicidad de diputados y senadores comunistas quienes fueron quintacolumnistas de los grupos terroristas.

Lo que sucedió  luego es parte de la historia que la Comisión de “la verdad y reconciliación” (CVR) cuenta a su manera. Ello ha dado pie para que años después los terroristas sean considerados “luchadores sociales” y quienes los combatieron, “asesinos”.

El terrorismo asesinó y asoló cientos de poblados andinos, zonas donde en estas elecciones “arrasó” el comunista Castillo (con la ayuda de un fraude que las autoridades no quieren ver). ¿Qué pasó tras casi 4 décadas? De nuevo el adoctrinamiento y el copamiento del estado ha permitido que el comunismo tras ser derrotado militarmente vuelva a aparecer en “un recodo del camino”. Chuschi y Santiago de Lucanamarca hoy son “bastiones” del comunismo. ¿Volverán a ser lugares donde  se inicie por segunda vez “la lucha armada” (léase terrorismo)?

¿Qué espera el Estado? ¿Repetiremos la misma situación que en los 70s, años de los preparativos subversivos?

Desgraciadamente la memoria colectiva de los peruanos es frágil y cobarde.  Estas últimas elecciones son una muestra de ello. Vivimos del odio reflejado en “el no a Keiko” pero pocos hablamos militantemente de un “no al terrorismo “. Esperemos que no sea tarde para combatirlo ya no solo militarmente sino en todos los campos, incluyendo el ideológico y el cultural.

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