Internacional

LA DERROTA DE LA IZQUIERDA CHILENA Y SUS IMPLICANCIAS PARA LA REGIÓN

Por: Jaime de Rivero

La aplastante victoria de los partidos de derecha en la elección de miembros del Consejo Constitucional, es un mensaje contundente sobre el rumbo que Chile debe seguir en las próximas décadas. Por segunda vez, la población ha expresado democráticamente el rechazo mayoritario a las propuestas de la izquierda radical, esta vez, confiándole a su antagonista un poder casi absoluto en el Consejo Constitucional para definir la carta magna que será sometida a referéndum el 17 de diciembre próximo.

El Partido Republicano de José Antonio Kast arrasó al obtener 23 de los 50 consejeros, quienes por si solos podrán impedir el veto de las propuestas que surjan de la Comisión Experta, organismo designado por el Congreso Nacional que elaborará un anteproyecto.  A ellos se suma 11 consejeros electos por la coalición de centro derecha conformada por UDI, RN y EN, con lo que se consolida una representación liberal de 34 consejeros, número suficiente para aprobar las propuestas que emanen de la Comisión. En la otra orilla, la coalición de izquierda apadrinada por el presidente Gabriel Boric, logró 17 consejeros que no alcanzarán para activar al derecho a veto que requiere 21 votos.

Con estos resultados, el Partido Republicano se convierte en la principal fuerza política y en referente de la derecha moderna, valiente y combativa, a contra estilo de la derecha tradicional cuya excesiva pasividad y complacencia ha permitido el largo avance del socialismo progresista en el continente.

Con la izquierda abatida en las urnas, Chile se embarca a un segundo proceso constituyente en el que los sectores de derecha tendrán amplia libertad de acción, por lo que se puede descartar la implementación del proyecto socialista, incluyendo la variante plurinacional que pretendía otorgarle autonomía a los mal llamados “pueblos originarios” y que sólo habría agravado la conflictividad interna con repercusiones impredecibles para toda Latinoamérica.  En esa línea, el consejero republicano Luis Silva declaró que la propuesta que presentarán en diciembre será bastante similar a la actual constitución de 1980, que ha traído el desarrollo de las últimas décadas y una reducción importante de la pobreza según los estudios del Banco Mundial.

En esta coyuntura singular, el Partido Republicano tiene la oportunidad de liderar una fórmula conciliatoria que, por un lado, garantice el liberalismo económico impulsado por la constitución vigente, y por otro, apacigüe el evidente descontento y las tensiones latentes de quienes reclaman más derechos y beneficios de la prosperidad alcanzada. Sería absurdo legislar en contra de esa realidad expuesta en las calles, como también lo sería repetir el error cometido por la izquierda que, en el anterior proceso constituyente, quiso atropellar con un texto excluyente que finalmente fue rechazado por más del 60% de los electores en el plebiscito de septiembre de 2022.

La aprobación de una nueva carta magna es decisiva para la estabilidad democrática del país sureño, toda vez que proveerá al actual modelo económico y al sistema en su conjunto, una legitimidad indiscutible que no ha podido otorgar la Constitución de 1980, frecuentemente tachada de pinochetista y dictatorial.

La culminación exitosa de este proceso constitucional también tendrá un efecto significativo para el resto de Sudamérica, asediada desde hace varios años por el autoritarismo, narcoterrorismo y castrochavismo que promueven el Foro de Sao Paulo y el Grupo de Puebla.  La caída de Chile en las garras del radicalismo a partir de 2020, fue interpretada como una sentencia de muerte para la región por tratarse del país más emblemático en materia de reformas liberales, que incluso inspiraron a las aplicadas en Perú y Colombia durante los años 90.

Por ello mismo, la reversión del escenario político chileno es un aliciente importante para rescatar a otros países de las fauces del socialismo del S. XXI.  El Perú dio el primer paso con la vacancia del expresidente golpista Pedro Castillo en diciembre de 2022, en lo que se considera un triunfo histórico por haber impedido la instauración de un régimen comunista que tendría el apoyo del castrochavismo.

En Argentina ha irrumpido el libertario Javier Milei que ya goza de amplio respaldo ciudadano y se proyecta como candidato alternativo para las presidenciales del 2024; el propio Kast ya es un líder fortalecido con serias posibilidades en las elecciones del 2025; y, en Paraguay ha ganado el Partido Colorado, que continuará gobernando por cinco años más.

Se puede afirmar que en el horizonte continental, aparece una luz de optimismo para los próximos años y, de reconfigurarse el mapa geopolítico con la elección de  gobiernos que garanticen decididamente las reglas de juego,  el libre mercado y la propiedad privada se podrá atraer la inversión extranjera a gran escala,  tan necesaria para el desarrollo de nuestros paises emergentes.

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