
Por: José Montoro Benavente MBA*
En el mundo de los negocios, el riesgo, es una probabilidad de que no suceda lo que se ha planeado, es una constante. Cuando un empresario asume un riesgo sin información, sin preparación se convierte en un simple especulador y no en un inversionista, lamentablemente lo especuladores casi siempre pierden.
A menudo, se cree que el éxito en los negocios depende de la intuición o del “olfato” para los negocios, pero lo cierto es que la diferencia radica en un aspecto fundamental: la planificación financiera estratégica, cuyos tres pilares para unas finanzas inteligentes debemos conocer, inversión inteligente, ahorro inteligente y también obviamente, gasto inteligente, de esta forma nuestra gestión del riesgo puede llevarnos a un potencial éxito.
El riesgo financiero, es una sombra invisible que persigue a un emprendedor desinformado (especulador). La buena noticia es que este puede ser gestionado y en la estrategia encontramos la clave.
Sun Tzu, en su conocida obra “El Arte de la Guerra”, nos dice que “el general que gana la batalla, hace mil cálculos en su templo antes de luchar”. Dicho precepto se traduce en que una planificación adecuada permite una ventaja significativa sobre aquellos que actúan impulsiva e instintivamente. En el contexto financiero, esto significa que, al planificar, es posible visualizar los peligros y reducir la probabilidad de que el negocio sucumba al riesgo.
La creación de un plan financiero ordenado que amalgame en forma eficiente nuestros gastos, inversiones y ahorros es crucial para que cualquier empresa, ya sea emergente o consolidada, logre lo planificado.
El caso de las microempresas es revelador. Según el Global Entrepreneurship Monitor, 8 de cada 10 microempresas fracasan antes de cumplir 5 años. La principal causa de este alto índice de fracasos no es la falta de ideas o creatividad, sino la ausencia de una planificación financiera adecuada.
El problema central es, que muchas veces, los emprendedores inician su camino con mucho optimismo más poca información, desarrollando un perfil especulador. Esto conlleva a la presencia de pocas herramientas de análisis para enfrentar un entorno económico cada vez más desafiante. El resultado de esto es la quiebra.
La planificación estratégica se enfoca en reducir el riesgo través de un mayor conocimiento y control sobre los casi siempre escasos recursos financieros de un emprendedor y empresario, logrando una mayor eficiencia en la toma de decisiones, lo que se traduce en una mejor utilización de nuestras potencialidades tangibles e intangibles para lograr un crecimiento sostenido.
El impacto de una planificación financiera adecuada trasciende al plano económico. El éxito de un negocio no solo beneficia al propietario creando mayores ingresos (crecimiento), sino que tiene efectos multiplicadores en la sociedad, lo cual se traduce en desarrollo, al generar empresas más eficientes, empleos dignos que contribuyen al bienestar de la comunidad.
En definitiva, la planificación estratégica en las finanzas es esencial para minimizar el riesgo y maximizar el aprovechamiento de las oportunidades. A mayor planificación, menor incertidumbre, y mayor probabilidad de éxito. El éxito no solo se trata de suerte, ni de instinto, sino también de construir un proceso estructurado y modelado. Es hora de que los emprendedores y empresarios adopten la cultura de la planificación financiera estratégica, evitando que el azar tome el mando de nuestros esfuerzos y recursos.
* Profesor del Departamento de Ciencias Económicas Empresariales de la Universidad Católica San Pablo