Internacional

EL JUEGO NO HA TERMINADO CON EL RECHAZO DEL CASO DE TEXAS EN LA CORTE SUPREMA DE EEUU

Por Steven W. Mosher

Comencemos diciendo que la decisión de la Corte Suprema de no escuchar el caso de Texas no significa que las elecciones presidenciales de 2020 hayan terminado. Los que intentaron robar las elecciones no han ganado. El presidente Trump todavía sigue rumbo a la victoria.

La Corte Suprema de EE.UU. anuló el caso de Texas no por sus méritos, sino por el hecho de que Texas no tenía “standing”, es decir, una cuestión procesal, de forma, que otorga idoneidad para presentar la demanda contra otros estados por violar sus propias leyes electorales. El Procurador General de Texas Ken Paxton había reunido una cantidad masiva de evidencia que muestra la “anarquía rampante” de las elecciones que se celebraron en Pennsylvania, Georgia, Wisconsin y Michigan. Los Magistrados de la Corte Suprema simplemente se negaron a revisarlo.

Rudy Giuliani, abogado personal del presidente Trump, dijo el viernes en el programa “Stinchfield” de Newsmax TV que el presidente Trump seguirá luchando. Giuliani dijo: “El caso no fue rechazado en cuanto al fondo, el caso fue rechazado por (no tener) ´standing´. Así que la respuesta a eso es llevar el caso ahora al tribunal de distrito por el presidente, por algunos de los electores, alegando algunos de los mismos hechos donde cumpliendo el ´standing´ se podrá obtener una audiencia”.

“Básicamente, los tribunales están diciendo que quieren mantenerse al margen de esto y no quieren darnos una audiencia; no quieren que el pueblo estadounidense escuche estos hechos”, continuó Giuliani. “Creo que es un terrible, terrible error. Estos hechos seguirán siendo una llaga abierta en nuestra historia a menos que se resuelvan. Necesitan ser escuchados, necesitan ser ventilados, y alguien necesita tomar una decisión sobre si son verdaderos o falsos. Algún tribunal tendrá que armarse de valor para tomar esa decisión”.

Para decepción de muchos, esa corte con valor no fue la Corte Suprema, la cual señaló al rechazar la demanda: “La moción del Estado de Texas solicitando permiso para presentar una iniciativa de queja es denegada por falta de legitimidad bajo el Artículo III de la Constitución. Texas no ha demostrado un interés judicialmente reconocible en la manera en que otro Estado conduce sus elecciones. (Por esa razón) Todas las demás mociones pendientes son desestimadas como discutibles”.

Los jueces Alito y Thomas fueron los únicos dos magistrados supremos que votaron para escuchar el caso. Mientras que Gorsuch, Barrett y Kavanaugh, nombrados por Trump, simplemente dijeron que no, constituyendo una mayoría de siete contra dos.

En respuesta, el presidente Trump escribió un tweet a la mañana siguiente: “La Corte Suprema tuvo CERO interés en los méritos del mayor fraude electoral jamás perpetrado en los Estados Unidos de América. Lo único que les interesó fue el ´standing´ (la cuestión de forma), lo que hace muy difícil para el Presidente presentar un caso sobre el fondo. ¡75.000.000 de votos!”.

Creo que todos pueden entender la frustración del Presidente. La abogada de Trump, Jenna Ellis, señaló que la Corte Suprema no debería haberse negado a escuchar un caso de jurisdicción original – cuando un estado demanda a otro – y que afirmar que los estados no tienen “standing” para hacer eso es “una postura política ridícula”.

¿Qué quiso decir la Corte Suprema cuando señaló “no reconocible judicialmente”? ¿No es “auto evidente” – tomando prestado un término de la Declaración de Independencia – que todo el mundo, no sólo en Texas, sino en todos los Estados Unidos de América, se ven perjudicados por permitir que se presenten unas elecciones fraudulentas? Cualquier ciudadano estadounidense debería poder presentar una demanda en un tribunal federal contra los estados que permitieron que el fraude electoral y el fraude electrónico nos privaran del derecho de voto. Después de todo, todos tendremos que vivir con los resultados.

En relación a los próximos pasos del equipo legal a partir de este rechazo, Giuliani dijo: “La reacción del presidente es mirar otras opciones. Quiero decir,… originalmente, pensamos en esto como posiblemente cuatro o cinco casos separados. Así que eso es lo que vamos a hacer. No hay nada que nos impida presentar estos casos de inmediato en el tribunal de distrito en el que se cumplirá el “standing” tanto del presidente, por supuesto, como de algunos electores cuyos derechos constitucionales han sido violados. … No se ha terminado. Créeme”.

Además de los casos que serán presentados por el equipo legal de Trump, hay una serie de otros casos ya presentados en nombre de personas de dentro de esos estados decisivos cuyo “standing” no está en duda. Afirman que sus derechos fueron violados por el hecho de que los funcionarios estatales no llevaron a cabo una elección libre y justa de acuerdo con las leyes establecidas por la propia legislatura del estado.

Una de esas demandas ha sido presentada por la gran Sidney Powell, quien anoche escribió un tweet: “¡Presten atención! Introdujimos causas  de emergencia en la Corte Suprema esta noche para Georgia y Michigan. Presentaremos Arizona y Wisconsin en breve. Estos casos plantean cuestiones constitucionales y prueban un fraude masivo. Nuestros demandantes tienen ´standing´. Nosotros, el Pueblo, no permitiremos elecciones fraudulentas”.

Lin Wood y otros también tienen demandas pendientes en tribunales estatales y federales. Por ejemplo, la Corte Suprema de Wisconsin ya tuvo una audiencia en un caso sobre si se siguieron las leyes promulgadas por la legislatura estatal.

Todos y cada uno de estos casos y audiencias son oportunidad para sacar a la luz más casos de fraude electoral, muchos de los cuales se sumarán a las demandas en curso, y ayudarán a demostrar que la elección fue robada.

Un punto que la demanda de Texas sacó a la luz, por ejemplo, fue la hiper-improbabilidad de la autenticidad de las papeletas “expreso de medianoche” que inundaron los centros de recuento de Filadelfia, Atlanta, Detroit y Milwaukee la noche después de las elecciones. Un análisis estadístico incluido en la demanda calculó que sólo había una  en un cuatrillón de posibilidades que esto sucediera sin fraude masivo. Eso significa, en términos sencillos, la misma probabilidad que te caiga una bola de nieve en el infierno.

Otro punto en la demanda de Texas fue forzar a los políticos de todos los niveles de gobierno, y a los propios estados, a presentar declaración. Una circunstancia muy similar a la línea que el coronel Travis trazó en la arena del patio de El Álamo para dividir a la tropa en dos grupos: los que estaban dispuestos a luchar por la supervivencia de nuestra república constitucional y los que querían huir.

Ahora sabemos quién realmente representa a los más de 75 millones de ciudadanos de Estados Unidos que votaron por el presidente Trump. Son los 126 miembros del Congreso que firmaron una carta en apoyo a Texas, junto con los 17 estados que hicieron lo mismo.

Finalmente sabremos en qué cada lado de la línea se pusieron todos y  cada uno de cara a la batalla.

En cuanto a Trump mismo, dice que seguirá adelante. “¡La Corte Suprema nos defraudó! ¡Sin sabiduría, sin coraje! Por lo tanto, usted es el Presidente de los Estados Unidos, y acaba de pasar por una elección donde obtuvo más votos que cualquier Presidente en la historia, de lejos – y supuestamente perdió… ¡Una elección amañada, a seguir  luchando!”.

Y luego a la mañana siguiente: “¡RECIÉN ACABAMOS DE EMPEZAR A PELEAR!”.

Sus palabras hacen eco de las del héroe de la Guerra Revolucionaria John Paul Jones quien, cuando se le pidió que se rindiera, respondió: “¡Todavía no he empezado a luchar!”

Esto no se acaba hasta que se acaba.

 

Steven W. Mosher es Presidente de Population Research Institute y autor de “Bully of Asia: Why China’s Dream is the New Threat to World Order”.

 

 

Dejar una respuesta