
Por: Luciano Revoredo
Finalmente el Papa Francisco aceptó la renuncia (por límite de edad) del Cardenal Barreto al cargo de arzobispo de Huancayo.
Esto es algo que la iglesia peruana debe celebrar. Pocos personajes han sido tan dañinos para la fe de los peruanos como este jesuita.
Pedro Barreto siempre fue un personaje muy mediático, siempre dispuesto a la foto y de fácil palabra. Lamentablemente las más de las veces dejándose llevar por sus posiciones políticas de izquierda. Por su parte en Huancayo a través de los años fue perdiendo la credibilidad y el respeto de los fieles y del clero por aspectos muy controvertidos de su vida personal.
En el aspecto político Barreto siempre tuvo amistades peligrosas. Durante el gobierno del golpista Castillo no dudó en apoyarlo públicamente. Sus vínculos con la gente de Perú Libre fueron evidentes. Incluso se hizo pública su amistad con Raúl Noblecilla Olaechea, que es hijo nada menos que de la hermana de Adolfo Olaechea Cahuas, recordado como el canciller de Sendero Luminoso y abogado de Vladimir Cerrón y de Pedro Castillo.
En cuanto a su labor pastoral, esta fue un desastre. El colegio del arzobispado lo manejó con tal desorden que lo llevó a una crisis enorme, los buenos sacerdotes de Huancayo fueron perseguidos o expulsados, el seminario cada se quedó prácticamente sin seminaristas y funcionando desastrosamente pese a tener incluso financiamiento alemán.
Para Barreto siempre fue más importante mantener su amistad con grupos políticos, organizar encuentros con oenegés ambientalistas, feministas y marxistas. Firmar comunicados de carácter político y usar su dignidad eclesiástica para tener una voz siempre tóxica en la escena nacional.
De él se puede decir que estando en la más elevada posición como príncipe de la Iglesia siempre optó por lo bajo. Desde su vida personal hasta sus opciones políticas. Podríamos decir de su modo de vida citando a Santa Catalina de Siena «…ha tomado la condición de la mosca, que es tan bruto animal, que poniéndose sobre la cosa dulce y aromática, no se queda en ella, sino que de allí parte a posarse sobre las cosas repugnantes e inmundas».
Pero teniendo el papa actual, me espero mejoras, salvo prodigiosa intervención Divina, otro castillomatasoglio, puede caer, está vez, sobre Huancayo.
En consonancia con Sta. Catalina digo que este “príncipe de la Iglesia” es repugnante e inmundo..