Por: José Romero
Esta última semana en particular ha mostrado un Perú desquiciado, donde el odio y la sinrazón ha calado hondo.
Solo aquí, de pronto 105 votos pueden significar nada y convertirse porque “la reserva moral” lo dice, parte de ellos, en democráticos y salvadores de la Democracia.
De pronto los votos que vacaron por incapacidad moral al acusado de graves delitos posibilitaron el ascenso del entonces Presidente del Congreso Merino de Lama. 72 horas después, empujados por calle e incentivados por una vergonzosa prensa, esos mismos que lo eligieron (incluyendo su partido Acción Popular y Fuerza Popular) pidieron la renuncia de Merino, la misma que se hizo efectiva horas después el domingo 15 del presente.
No contentos con asesinar por enésima vez el Orden Constitucional volvieron a poner en vilo al país al intentar imponer la candidatura de la comunista Rocío Silva Santistevan, proyecto fallido pese a contar con el voto de dos importantes congresistas del acuñista APP (Omonte y Chehade). A ese intento se opusieron dos congresistas que han sido generales del Ejército (Guibovich y Urresti).
Ayer lunes era la oportunidad para restablecer en algo el equilibrio de poderes y soñar con elecciones sin mácula en el 2021, pero nos enteramos que la impericia (¿será cierto? como decía Cristina Saralegui) frustró la participación de una lista de oposición al vizcarrismo sin Vizcarra. ¿ Lo era o era un sainete más en esta historia?
Con la cancha libre el morado Francisco Sagasti, llevando a la primera vicepresidencia a la comunista Vásquez, obtuvo 97 votos y con ello salió electo como Presidente del Congreso, lo que en la práctica le da la alternativa de ser Presidente Accesitario hasta julio del 2021.
Lo dramático de ello es que los que votaron por la vacancia se autocastraron negándose a sí mismos el derecho de ser electos pero “conservando” el derecho de elegir con el cual llevan a la Primera Magistratura a un cuestionado “fan” del comando terrorista que secuestró a cientos de invitados a una ceremonia en la residencia del embajador del Japón en 1996. Lo cierto que las pruebas de ese desliz episodio, por decir lo menos, están ahí mas no se ha dicho ninguna disculpa pero sí vanos intentos para desvirtuarlas.
Lo cierto que vendrán días difíciles ya no con “la amplia difusión de la prensa” pero con una calle caliente producto de protestas varias entre ellas de los comunistas envalentonados que piden Asamblea Constituyente para una “nueva” Constitución.
Nada está aún claro. No sabemos si no habrá otro Accesitario o si el Jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas el Comando Chavín de Huántar General de División EP César Astudillo se “cuadrará” y rendirá honores a un presunto fan de Serpa Cartolini. Aunque nada nos debe extrañar, si los generales-congresistas votaron a favor de la lista ganadora que incluía una comunista recalcitrante. Menos aún debe sorprendernos ya que en el 2016 el Perú votó por una derecha mercantilista y hoy nos gobiernen caviares y petardistas.
Lo cierto que en el Perú puede “llover hacia arriba” y hasta el vacado Vizcarra podría ser repuesto por una sentencia más de las que tiene acostumbrados los miembros del Tribunal Constitucional. Ni qué decir ya del “gobierno de las minorías” a la que pertenece Sagasti como representante de un grupo minoritario entre los minoritarios y de igual forma en el caso de la que será Presidente del Congreso.
¿Qué nos esperará con una comunista presidiendo el Congreso y un representante de la agenda del Nuevo Orden Mundial como Presidente?
Seguiremos pidiendo al Altísimo por nuestra Patria aunque primero tendremos nosotros que poner de nuestra parte.
