Política

¿PICO Y PALO?

Por: Alfredo Gildemeister

Tendría alrededor de los diez años de edad cuando durante el gobierno del general Velasco se estableció que los automóviles no podrían circular determinados días de la semana. El objetivo de ello era el ahorro de gasolina. El país tenía que ahorrar combustible así que se estableció lo siguiente: unos autos podrían circular los días lunes, miércoles y viernes; y otros podrían circular los martes, miércoles y sábados. Los días domingos no habría restricciones y podría circular todos los automóviles.

Precisamente mis padres en esos días se iban a comprar un automóvil familiar. Sin embargo, se estableció este sistema de circulación de vehículos, razón por la cual decidieron no comprar un auto grande sino dos autos pequeños. De esa manera se podrían tener un auto disponible todos los días de la semana. Para el funcionamiento de este sistema, se obligó a pegar unas calcomanías redondas en el medio del parabrisas del vehículo. Esas calcomanías solo decían los días que podías circular y eran de tres colores, dependiendo de los días que circulaban.

Así, por ejemplo, la de color blanco era para días lunes, miércoles y viernes. Mis padres decidieron comprar dos autitos marca Fiat 850. El de mi padre era azul y el de mi madre color mostaza. De esa manera podíamos contar con auto todos los días. Debo mencionar que, durante la dictadura militar, prácticamente se prohibió la importación de autos. De allí que solo se veían autos o camionetas de pocas marcas, tales como Toyota (Corona por lo general), Datsun, Volkswagen (escarabajos especialmente), Fiat y si tu padre tenía la dicha de ser un militar del Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas, disponías de un enorme automóvil Dodge de los que aún hoy se ven haciendo colectivo por la avenida Arequipa. No había otras marcas. La gente se acostumbró a la medida. El volumen de tráfico efectivamente disminuyó en Lima y casi nadie se quejó.

Han pasado casi cincuenta años y Lima ha crecido en medio de un terrible desorden –para variar- en donde el tráfico constituye a diario, en palabras del Rambo: “tu peor pesadilla”. Los que manejamos somos testigos que el Reglamento de Tránsito constituye un reverendo y hermoso saludo a la bandera en donde no solo los automovilistas no lo respetan sino, peor aún, a la Policía le interesa un pepino que se respete.

Ante este caos de combis, micros, buses, taxis a granel, etc. en donde cada chofer tiene, al mejor estilo de James Bond, “licencia para conducir como mejor le dé su regalada gana”, la Municipalidad de Lima, ha colaborado gentilmente en que “tu peor pesadilla” sea peor aún en el sentido pleno de la palabra alcanzando un “suma cum laude” del horror.

Ha creado el denominado sistema de “Pico y Placa”, dizque para mejorar el tráfico en Lima. Bajo este sistema tu vehículo no deja de circular ciertos días –tal como ocurría en el sistema impuesto por los militares- ni interesa el ahorro de combustible. En el referido sistema, tu auto, dependiendo del último dígito de tu placa –par o impar- puedes circular los lunes y miércoles, o los martes y jueves, por determinadas vías principales –o partes de las mismas- tales como la avenida Javier Prado, Arequipa, Paseo de la República, Circunvalación, etc., todo ello dentro de un horario determinado, al comenzar el día y al terminar. La pesadilla pues se da dos veces al día y dos veces a la semana. ¡En la repetición está el gusto!

El pequeño detalle radica en que los días que no puedes circular por las vías restringidas, no te queda otra que utilizar –entiéndase buscar, explorar, hacer arqueología, hurgar, aventurarse, lanzarse, etc.- “vías alternas”. Lima es una ciudad en la cual son escasas las vías principales que van de este a oeste y viceversa. No tienes en realidad más que las avenidas Javier Prado, Primavera y Benavides. Sucede que las famosas “vías alternas”, por el gran volumen de tráfico entran en colapso, se bloquean y prácticamente mejor apaga tu motor, saca tu crucigrama, tu sudoku o tu celular, y juégate una pichanguita de algo mientras el nudo por arte de Dios se desanuda. En estos casos, ¡ni el “dios Waze” te salva! Poco más y te aconseja utilizar un helicóptero, ala delta, catapulta y hasta el suicidio masivo, para llegar a tu trabajo, a tus clases o que tus hijos lleguen al colegio a tiempo. Conozco muchísimos casos de niños que se han quedado sin ir a clases y padres de familia que han llegado tarde o simplemente nunca llegaron al trabajo, por el alto nivel de tráfico alcanzado. En resumen, un caos total. ¡La pesadilla de Rambo elevada a la ene!

Cabe mencionar que este sistema del “Pico y Placa” fracasó en muchos países europeos y en diversas ciudades de Estados Unidos en donde se aplicó, pues lo único que hace es “chocolatear” el tráfico como en el caso de Lima, en que el tráfico restringido pasa a las “rutas alternas” pero no disminuye, el tráfico en su totalidad siempre es el mismo. La solución que se ha encontrado en otras ciudades congestionadas del mundo como Londres, por ejemplo, o muchas ciudades de Estados Unidos, es la aplicación de una “tasa de descongestión”, esto es, quien quiera circular cuando lo desee por una vía restringida, paga una tasa y listo.

Si viajan a Estados Unidos podrán apreciar en la mayoría de vehículos, unas pequeñas calcomanías ubicadas a un costado del parabrisas, la cual autoriza a ese vehículo a circular por determinadas autopistas y avenidas cuando lo desee. Esto se puede renovar cada cierto tiempo y ello ha hecho que el tráfico realmente disminuya, pues quien no desee pagar la tasa, utiliza las vías alternas, que en estas ciudades sí existen y en gran diversidad. En Lima debería en paralelo, reducirse la abundancia de micros, combis y etc. así como mejorarse el transporte público con autobuses anchos y cómodos para el Metropolitano –como lo fueron los “Ikarus” holandeses, por ejemplo, a partir de finales de los setenta y en adelante-, mejorar los autobuses, el crecimiento de la línea del metro, tren eléctrico, etc. es decir, mejorar el transporte público. Sin irse a Europa o Estados Unidos, basta ver ciudades como Santiago de Chile o Bogotá, para sentir una sana envidia por la excelencia de su transporte público.

En resumidas cuentas, no creemos que este sistema de “Pico y Placa” esté solucionando el terrible problema del tráfico en Lima. Un simple “chocolateo” de vehículos, como repito, sin disminución del tráfico en general, no es solución. Además que en paralelo, cada vez hay más vehículos en Lima. ¿Cuánto durará esta pesadilla a lo Rambo de dos días a la semana? Solo Dios y el alcalde de Lima lo saben. En todo caso que le vayan cambiando de nombre al sistemita pues, esto ya parece “Pico y Palo” por no decir “Pica y friégate”…

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