Por: José Romero
Ya el comunista Castillo había adelantado ante un grupo de ayayeros que darían “una respuesta contundente al Congreso”.
¿La de hoy ha sido contundente? De ninguna manera. Es un burdo intento de encubrir una pretensión golpista que no tiene apoyo en las calles (salvo unas raleadas marchas de “carapulcreros” que lo hacen por “su plato sin presa”) y menos en las Fuerzas Armadas, salvo algún aventurero que no debe sus galones o estrellas a sus méritos.
Hoy Torres arreó a una sarta de incapaces (que no tienen mérito o logro alguno) y demostró no solo ser PCM de un gobierno incapaz y corrupto sino un sujeto desequilibrado y sin ningún talante ni formas democráticas. Llegó al Congreso y ha querido imponer la derogatoria de una ley de Desarrollo Constitucional que limita el mal uso de la participación ciudadana. Lo que correspondía era presentar un Proyecto de Ley para que el Congreso lo evalúe y vote por su aprobación o su archivo.
Algunos ingenuos y desubicados decían que Torres tenía “cualidades personales y profesionales”. Lo que hoy vimos es a un patán que actuó cual ladrón que grita que detengan a un supuesto ladrón para causar caos y aprovechar de esto para fugar. Hay que ser caradura para haber acusado a la oposición democrática de golpista cuando detrás del “pedido de confianza” solo hay un deseo de instaurar una dictadura castrochavista, pese a que Torres diga cínicamente que “no quiere cerrar el Congreso” y el ayayero que funge de ministro de Trabajo diga que detrás del pedido de la derogatoria de la ley 31399 no hay la intención de llamar a una ilegal Asamblea Constituyente.
A ambos “el primer portero de la Nación” les enmendó la plana y confirmó que detrás del pedido de hoy está el allanar el camino para la elaboración de una Constitución castrochavista.
Hoy frente a la matonería el Congreso debió darle un buen portazo en la cara a los golpistas.
No hay tiempo que perder. La vacancia del comunista Castillo y la de su socia Boluarte debe votarse lo más pronto posible. Ambos no deben permanecer más en sus cargos y luego afrontar a la justicia. Entretanto no se debe permitir más la salida de Castillo al exterior. Basta de dar vergüenza a la Nación.
