Por: María Ximena Rondón
Desde el boom del Internet, a los jóvenes (incluyéndome durante mi adolescencia) siempre se les advierte sobre el riesgo de las relaciones sociales con desconocidos y sobre las conductas de los “influencers”.
Recordemos el “Ice bucket challenge”, el “Charlie-Charlie”, “La Ballena Azul” y otros retos que han destruido vidas de ignotos seguidores de las modas. Aunque quizás se pueda pensar que estos ejemplos son “extremos”, un reciente caso podría encender las alarmas, especialmente en los padres de los niños y adolescentes.
Se trata de la “influencer” brasileña Kat Torres, quien era famosa por su contenido de coaching, espiritualidad esotérica y bienestar. Según ha revelado la prensa, a través de sus redes sociales, atraía a jóvenes con falsas promesas de desarrollo personal y éxito, para luego convertirlas en “esclavas”.
Dos de sus víctimas fueron Desirrê Freitas y Letícia Maia, dos jóvenes brasileñas cuyas familias denunciaron su desaparición en septiembre de 2022. A través de amenazas de maldiciones espirituales y presuntas deudas, Desirrê fue obligada a trabajar en un club de striptease y luego a prostituirse. La suerte de Letícia fue similar.
Por otro lado, una mujer identificada como Ana, quien afirmó al FBI ser una de las víctimas de Torres, quien la convirtió en una esclava doméstica, y dijo a la BBC lo siguiente:
“Esta persona (Kat Torres) es muy peligrosa y ya ha amenazado con matarme”.
Tras estas declaraciones, el FBI comenzó a investigar el paradero de las jóvenes desaparecidas y Torres reaccionó huyendo a Maine, en el condado de Franklin (en USA) junto con sus “seguidoras”, a quienes obligó a grabar videos negando que eran víctimas de tráfico humano.
Sin embargo, esta fachada no le sirvió, pues en diciembre de ese mismo año, el FBI dió con su paradero y rescató a las “seguidoras”. Kat fue arrestada y este mes de julio ha sido condenada a ocho años de cárcel.
Seguramente, muchos en redes sociales nos hemos topado con perfiles e influencers que crean contenido que aparenta ser “bueno” y que da confianza. Pero lo que no sabemos es quién está detrás y cuáles son sus intenciones.
Los más expuestos son los niños y adolescentes, pues prácticamente tienen carta libre para acceder a las redes sociales y a juegos (como Roblox) donde se pueden conectar con cualquier persona.
Por ello, debemos estar más alertas que nunca con el contacto que nuestros seres queridos y nosotros tenemos con presuntos “gurús” que nos presentan la oportunidad de alcanzar esa vida perfecta y envidiable que presentan en sus redes sociales.
Más que nunca, se necesita discernimiento, comunicación y prevención, pues la esclavitud no se ha esfumado. La libertad no vale un “follow”.