Vida y familia

EL IRACUNDO ATAQUE DE LOS PROGRES Y GLOBALISTAS A LA OPCIÓN POR LA LIBERTAD DE ELEGIR DE LOS PADRES DE FAMILIA

¿Los pervertidos podrían manipular las mentes de los niños y nosotros, los Padres de Familia, tendríamos que aceptar y callar?

Por: Margarita Ríos

La lucha frente a la imposición, el totalitarismo y la exclusión, es una batalla que crece y causa muchas decepciones en el camino, porque quienes parecen ser compañeros en el esfuerzo de resistir a la ultraizquierda, se ponen peor que ellos cuando se trata del debate sobre la Libertad de elegir que les pertenece a los Padres de Familia, en referencia a la educación de sus hijos.

Los progres se indignan porque creen que todos debemos seguir sus agendas, porque creen que ellos y sólo ellos son los guías y los iluminados con la verdad, cuando no es “su verdad” la que se debe imponer, sino que el encuentro de voluntades construye la solidez de lo cierto, de lo mejor, de lo que siendo democrático, es amplitud e inclusión a la vez. Pero para los progres, globalistas y engreídos de algunos medios, que dicen luchar por una mejor democracia y una mayor libertad, sino se arrodillan todos a sus dictados, los opuestos merecen desprecio, burla y daño.

Los progres y los globalistas de agenda sinuosa quieren que sus palabras, que sus prioridades y que sus decisiones, sean las primeras. Puede ser un buen deseo, quizás, no lo sabemos ahora que produce tanta duda, pero lo que nos llama la atención es que en la batalla política, no se puede aceptar que tus socios denigren conceptos tan fuertes como la Familia, los hijos, la educación, la tolerancia y el respeto.

Los progres y los globalistas se burlan de la Fe y la religión, no quieren que hablemos de Dios ni que digamos Amén. Para ellos, a pesar de estar al lado en la batalla política, somos sus enemigos en la batalla cultural, por eso son intolerantes cuando nosotros decimos que hay que defender la Vida de un niño por nacer, que hay que construir familias matrimoniales, que se debe proteger la inocencia infantil para no desvirtuar conceptos en el curso de la formación de los niños. Nos gritan “horror” si hablamos del deber, como Padres de Familia, de defender a nuestros hijos de todo lo que pueda afectarlos, porque ellos y solo ellos deben y pueden decidir lo que se considera bueno o malo, cierto o falso.

Desde un programa de TV, que es bueno y estructurado en la mayoría de su tiempo, se enfiló una batería de agresiones hacia los Padres de Familia porque queremos y exigimos que se establezcan normas que adviertan los riesgos, amenazas, peligros o manipulaciones de la realidad, que destruyen la inocencia, los conceptos y los principios que nosotros queremos inculcar a nuestros hijos. Es decir, ¿Los pervertidos tendrían el poder de decidir la educación de nuestros hijos?, ¿Los pervertidos podrían manipular las mentes de los niños y nosotros, los Padres de Familia, tendríamos que aceptar y callar? No, de ninguna manera.

Es posible que un pervertido coincida con nosotros en que el gobierno debe ser removido por los delitos que lo caracterizan y las atrocidades que comete, pero no significa que ese pervertido merece andar por allí haciendo uso de su desgracia, contaminando las mentes de personas frágiles y limpias, como son los niños.

La lucha por una mejor democracia y una mayor libertad, pasa por el filtro del respeto y la no exclusión, pero en cuanto a las perversiones y degradaciones, no se les puede tener como aliadas, porque destruyen todo concepto de democracia y todo valor a la libertad.

1 comentario

  1. En qué momento cambiaron / olvidaron eso de: “¿el derecho de uno termina dónde comienza el derecho del otro?” O ¿era solo pose? Qué raro que gentes que antes estaban contra el imperialismo yanqui, acepte ahora con mansedumbre inaudita, los dictados de las universidades de ese país, en los 90, del siglo pasado se decía alienado al que copiaba las modas extranjeras, dónde quedó el respeto / defensa de la cultura peruana. Me temo que son preguntas sin respuesta. El doble discurso, (bipolar diría) es su bandera. Es que la coherencia ha sido olvidada.

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