Por: Juan Carlos Suttor
Luego de una semana muy convulsionada, principalmente por la denuncia constitucional hecha por la Fiscal de la Nación, la señora Patricia Benavides; el ataque frontal de los cómplices del inquilino de Palacio contra esta valiente señora, entre quienes se encuentran ministros lamesuelas y chupamedias, abogados que parecen tinterillos y que deshonran a una noble profesión como es el Derecho; el tema de “Los Niños” de Acción Popular y otros partidos como son Alianza para el Progreso (APP), Podemos, Somos Perú y Juntos por el Perú, entre otros, niños también, pero que por hoy, no han sido identificados o delatados, pero sabemos que están ahí.
No se puede dejar de mencionar la muy probable destitución de la DIGIMIN y pase al retiro del general Harvey Colchado, quien, haciendo un trabajo profesional, tiene acorralado al ocupante de Palacio y a toda su mafia, incluida su familia, así como el gravísimo escándalo de los muertos vivientes o vivientes muertos, donde el RENIEC, el MINSA y el SINADEF, han dejado en claro la porquería de instituciones que son. Lo menos que podrían hacer los jefes de estas instituciones es renunciar y someterse a las investigaciones que correspondan y a la justicia, si es que esta existe en el Perú. Es decir, hoy día matan a una persona y mañana la reviven, a su antojo.
Tenemos claro que estamos en medio de un gobierno podrido, corrupto, ruin y asqueroso, en el cual Pedro Castillo, el jefe de la banda se hace el cojudo, pero no lo es. Él es un delincuente, de la peor calaña, al igual que toda su familia y quienes los que lo rodean, especialmente sus ministros lamesuelas, donde destaca el tío Lucas, a cargo del portafolio de Trabajo.
Alejandro Salas, es sin duda, lo más rastrero que puede existir como ser humano, ni siquiera comparable con una rata, un gusano o una cucaracha. Es tan imbécil e indecente, que aparentemente no ha leído o no comprende el Art. 128º de nuestra Constitución Política, que señala lo siguiente:
“Los ministros son individualmente responsables por sus propios actos y por los actos presidenciales que refrendan.
Todos los ministros son solidariamente responsables por los actos delictivos o violatorios de la Constitución o de las leyes en que incurra el Presidente.”
A pesar de nuestro deficiente y comprobado corrupto sistema judicial, este individuo, al igual que otros ministros como Aníbal Torres (Primer ministro), Félix Chero (Justicia), César Landa (RR.EE.), Rosendo Serna (Educación), Jorge López (Salud), Roberto Sánchez (Comercio Exterior y Turismo) o Betssy Chávez (Cultura) y el resto también, deberá purgar prisión, de acuerdo con lo que especifica nuestra carta magna. Por ahora disfrutan de sus días de fama, al igual que los abogados del sátrapa que ocupa Palacio de Gobierno.
Y mientras tanto, ¿qué pasa con los caviares? ¿Qué pasa con el más grande criminal que hayamos tenido en nuestra historia republicana, además de golpista, llamado Martín Vizcarra? ¿Qué pasa con sus lameculos Salvador Del Solar y Daniel Salaverry?, ¿qué pasa en el Congreso con esas porquerías como Kelly Portalatino, Susel Paredes o Sigrid Bazán? ¿Qué fue de Verónika Mendoza, Marisa Glave o Indira Huillca?
El Perú, sin duda, saldrá de esta tragedia, de esta pesadilla. Los peruanos somos mayoritariamente decentes, honestos y trabajadores. Las investigaciones y denuncias avanzan, de acuerdo con nuestra Constitución Política y cada día se van descubriendo más cochinadas de esta gestión presidencial.
Castillo va a caer y morirá en prisión, como corresponde.
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