Internacional

CUBA: SIN PATRIA NI VIDA

Las ciudades de Cuba están llenas de propaganda ideológica / Crédito: Cortesía Neife Ragau

Por: María Ximena Rondón

Las manifestaciones de los últimos meses han hecho eco del grito que resonaba de aquellas de julio del año 2021 (11J): Patria y Vida. Un lema que surgió como una respuesta a la frase “Patria o muerte ¡Venceremos!”, pronunciada por Fidel Castro en marzo de 1960, tras el triunfo de la Revolución cubana.

El lema “Patria y Vida”, sigue resonando a pesar de que los cubanos viven como si fueran aves con las alas cortadas de la abundancia y la libertad. La población lucha por subsistir entre apagones eléctricos, cortes de agua, escasez de alimentos, falta de medicinas, pésima infraestructura hospitalaria y las secuelas de la pandemia por el Covid-19.

La miseria abunda en las calles cubanas / Crédito: Cortesía Neife Ragau

La situación se ha complicado al punto de que el gobierno, aún bajo la influencia de los Castro, solicitó en marzo apoyo al Programa Mundial de Alimentos (PMA) para conseguir leche en polvo. Pero las cosas no son suficientes.

En las redes sociales abundan imágenes de personas sufriendo en los hospitales y cubiertas de moscas ante la falta de cuidado y de reclamos constantes por la escasez de productos y por la liberación de los detenidos en las manifestaciones del 11J. Además, de los aparentes detenidos en las nuevas protestas en abril de este año, en ciudades como Santiago de Cuba,  Bayamo, Camagüey, Cobre y el poblado de Santa Marta, cercano a Varadero.

Cartel de protesta en Camagüey con el lema “Patria y Vida”.

La periodista cubana explicó que agentes del gobierno intentaron entablar un presunto diálogo con los locales, pero estos han dejado de creerles.

“Las personas no quieren escuchar más ninguna justificación, no quieren más promesas. Quieren una solución a sus problemas que son reales y que son diarios. La comida se echa a perder. Nadie puede hacer su vida con normalidad y eso agobia muchísimo”, resaltó sobre la situación de los cubanos.

La detención es una de las cosas que Rigau ha vivido en carne propia, al igual que cientos de sus hermanos cubanos. En julio de 2021, ella estaba cubriendo periodísticamente una de las protestas en Camagüey cuando fue detenida violentamente por la policía y se la llevaron a una carceleta.

“Hubo todo tipo de tratamiento. Tengo amigos que fueron golpeados, otros que aún están presos. Yo viví una violencia psicológica: me mantenían en la oscuridad, no me dejaban llamar a mi familia. Con la ayuda de un abogado, me enviaron a arresto domiciliario. Pero la Iglesia Católica y varios medios independientes e internacionales difundieron mi caso”.

“El gobierno le teme mucho a los casos de personas cuyos derechos han sido vulnerados y se han hecho visibles. Eso me ayudó a salir libre de la prisión a los 10 días y del arresto domiciliario”, manifestó.

Aunque está en libertad, relató, la vida no es fácil en Cuba

 Escasez y más escasez

Rigau habló sobre las famosas tarjetas/libretas de racionamiento, sistema implementado tras la Revolución Cubana, las cuales ya no son suficientes para que la población lleve una vida digna en medio de una inflación del 30% y la devaluación de su moneda. Y mientras el pueblo sufre, “el régimen echa la culpa al bloqueo”, destacó.

“Falta la leche para los niños, el pan está escaseando, incluso en algunas provincias han establecido que se entregará cada tres días un pan redondo de 80gr. En las libretas de racionamiento, una tarjeta con la que los cubanos adquirimos ciertos alimentos básicos como el arroz y el azúcar, las cantidades de éstos se han venido reduciendo. De siete libras de arroz (unos tres kilos), ahora nos tocan menos o no hay una periodicidad en cuanto al suministro de los alimentos”, contó Rigau.

En Cuba escasean los productos básicos de subsistencia y algunas personas han creado mercados informales / Crédito: Cortesía Neife Ragau

A la escasez, se suma el problema de la inflación, devaluación del peso cubano y el fracaso, admitido por el régimen, de la Tarea Ordenamiento, que consistía en una serie de reformas económicas, implementación de subsidios y un intento de unificar la moneda. Al respecto, Rigau explicó que “decidieron eliminar el CUC y empezaron a usar un nuevo tipo de moneda llamada MLC (moneda libremente convertible) digital. Lo que pasa es que no todos los cubanos tienen acceso a esta moneda porque su salario no se los permite y cuesta mucho”.

Para suplir la falta de productos y conseguir la moneda MLC, han surgido las Mipyme (Pequeña y Mediana Empresa) que, según explicó Rigau, “son unos mercados informales/negocios privados a los que la gente recurre donde para encontrar una mayor variedad de productos que no se obtienen por las libretas de abastecimiento. Incluso si voy a una puedo obtener un mejor cambio de MLC o dólares a pesos cubanos. Algunos de los productos ofrecidos en las mipymes son importados desde lugares como USA, México, Panamá o Brasil, por lo que tienen precios altos. Los traen las personas que viajan al extranjero”.

Si un cubano quiere conseguir productos, debe ir a las mipymes, donde los precios son más elevados / Crédito: Cortesía Neife Rigau

En cuanto a los medicamentos, Rigau señaló que “hay un día al mes en que entra una cantidad de medicamentos específica que se distribuyen en las farmacias locales y en las provincias son bastante escasos. Lamentablemente, hay mucha corrupción y los medicamentos que deben ir a la familia estatal están en los grupos y mercados informales. Al cubano le toca comprar sus medicinas a precios elevados o vivir de las redes de solidaridad, que son un intercambio de productos surgido en la pandemia del Covid-19”.

Pero, continuó, ni aún con las mipymes, permitidas por el régimen, “no se resuelve el problema totalmente, los gastos en alimentación son caros, la escasez continúa y la inflación también. Es una variable de problemas y que no se le da una solución. El pueblo cubano está siendo bastante afectado por todo esto”.

Otro problema que sufren los cubanos, especialmente fuera de La Habana es “la falta de agua, transporte y electricidad. Es un problema que se ha generalizado y afecta a las regiones, de las cuales la que está en pobreza extrema es la del oriente del país”, comentó la periodista.

Estas causales fueron las que detonaron las protestas el domingo 17 de marzo en la ciudad de Santiago de Cuba, en el sureste del país. Posteriormente se replicaron en otras zonas del país, pero fueron reprimidas poco a poco por el gobierno.

“El reclamo principal donde empezaron, que fue en Santiago de Cuba, era corriente eléctrica y comida. La situación en Cuba ha empeorado en las últimas semanas. Se ha agudizado el tema de la falta de electricidad” expresó sobre las razones del descontento popular, que salió a marchar bajo el lema “Cuba Pala Calle”.

En las regiones, los constantes cortes de electricidad duran entre 16 y 20 horas, mientras que en La Habana solo duran seis horas.

Alas de libertad cortadas

 Pese a que el presidente no lleve el apellido Castro y que Fidel murió en el 2016, los Castro aún conservan el poder, aseguró Neife.

“El presidente ha sido designado para que esté al mando de cara al mundo, pero las decisiones las toman los Castro. También hay personas con bastante poder en el gobierno y su posición respecto al pueblo es la de dominarlo y reprimirlos si no están a su favor o no siguen su ideología”, comentó.

Las ciudades de Cuba están llenas de propaganda ideológica / Crédito: Cortesía Neife Ragau

Una de las amenazas para este régimen marxista, leninista y castrista es la Iglesia Católica, a quien mantienen vigilada. “En general, toda institución que reúna grupos y los haga pensar, es una amenaza. La Iglesia juega ese papel, reúne personas, las hace pensar, las acompaña, las ayuda y tiene un papel importante en la sociedad. Recibe una represión que no se conoce y no es muy visible”.

Aunque no exista una libertad física, hay una manera de conseguir la libertad del espíritu y de la mente. El P. Castor José Álvarez Devesa, quien reside en la ciudad de Camagüey, expresó que tras la revolución cubana se difundieron las ideas ateístas y marxistas, como la de “la religión es el opio del pueblo”. Pese al adoctrinamiento  marxista y el intento de hacer a la gente dependiente del Estado, “las personas creen en Dios y ante el debilitamiento económico, las personas pusieron a Dios en el lugar que ocupaba ese Estado”.

La gente espera en la providencia y en la Iglesia Católica “tenemos la tarea de dar un rostro a Jesús que pide y que da. Y eso supone la libertad del hombre para dar su fe y su amor. En el tiempo en que la libertad estaba reducida, lo que hay que hacer es enseñar a vivir en la libertad, a responder a Dios libremente, pues él nos ha dado un libre albedrío”, explicó.

Tras la visita de San Juan Pablo II a Cuba en 1998, prosiguió el P. Álvarez, y el fallecimiento de Fidel Castro, el gobierno le dió un poco más de libertad de acción a la Iglesia Católica y pueden realizar obras de caridad ante el pueblo necesitado.

“Tratamos de ir a las prisiones, aunque es difícil visitar a algunas personas. Vamos a los hospitales, estamos dando comida a la gente que vive en la calle, hacemos misas en algunas casas y acompañamos a las familias que tienen a sus hijos presos desde las manifestaciones del 11 de julio de 2021 y algunos presos políticos opositores al régimen”, contó.

Sin embargo, desde la revolución la Iglesia Católica perdió la administración y la enseñanza en las escuelas y universidades a su cargo, y solo tiene jurisdicción sobre los templos construidos antes de la llegada de los Castro al poder.

También han asumido un rol de enseñanza porque, según explicó el sacerdote, “la educación estatal se encuentra actualmente en una crisis muy grande. Por ejemplo, un muchacho que asiste a mi parroquia en Camagüey me contó que de las ocho clases que debe recibir al día, solo le dan una. Ante esta preocupación, la Iglesia brinda otro tipo de enseñanzas para que la gente abra su mente y conozca otras cosas, aparte de la catequesis que se imparte”.

El propio P. Álvarez contó que él también estaba en Camagüey en el año 2011 cuando se topó con las protestas y decidió involucrarse para impedir enfrentamientos entre las fuerzas del gobierno y los civiles.

“Yo estaba intentando apartar las riñas, pero en un momento que estaba sacando a alguien de la violencia, recibí un golpe con un palo en la cabeza y me di cuenta que estaba sangrando. Un policía me dio socorro, me llevaron a un policlínico y luego al calabozo, donde estuve una noche”, relató.

En ese calabozo, prosiguió, “había varias jóvenes detenidos. En ese entonces yo tenía 50 años y era el más viejo en la prisión. Así que tuve la oportunidad de rezar con ellos y tuvimos un encuentro de libertad allí dentro. Al día siguiente pude salir”, señaló y explicó que también le impusieron una medida cautelar y le impidieron salir del país. Su caso se hizo viral en las redes sociales y gracias a eso fue libre.

Represión contra la libertad religiosa

En medio de las protestas, el régimen de Miguel Díaz-Canel prohibió dos procesiones por Semana Santa, reprimiendo así la precaria libertad religiosa de ese país. Una de las procesiones estaba prevista realizarse en Bayamo, mientras que la otra se iba desarrollar en la zona de El Vedado, La Habana.

A través del diario La Hora de Cuba, el P. Léster Zayas, sacerdote de la Iglesia del Sagrado Corazón en la zona de El Vedado, dio un mensaje sobre la prohibición del Partido Comunista Cubano (PCC) a la procesión del “Santo Entierro de Jesús”:

“Ciertamente hubo una prohibición que impedía que las sagradas imágenes salgan al barrio de El Vedado, como cada año. Sin embargo, hay una realidad de fondo: no se puede impedir que el amor de Dios, que la verdad de Dios, que la justicia de Dios y que la misericordia de Dios salga y alcance a todos, incluso a aquellos que han prohibido la procesión. Esa es la esperanza nuestra y es lo que hemos celebrado en el oficio del Viernes Santo”.

Un sacerdote de la zona de El Vedado se expresó sobre la prohibición de la procesión.

Ante una realidad de censura y persecución (casi silenciosa) a la Iglesia Católica, el P. Castor José Álvarez Devesa comentó lo siguiente:

“En estos momentos vamos a decir que hay una disminución grandísima del apoyo a la ideología marxiasta. En estos momentos, con lo que ve en la calle, el pueblo cubano está hastiado del sistema. Poca gente en la calle defiende el comunismo y el pueblo se queja de la situación”.

“Actualmente no tiene ganancia en el pueblo, las personas creen en dios, es un paso importante en la historia creer en Dios y Jesucristo. En el tiempo en que la libertad está reducida, hay que enseñar a vivir en la libertad, a responder a Dios libre, como Iglesia le damos un rostro a Dios con los mandamientos del amor que supone esa libertad”, prosiguió.

¿Sin esperanza?

Neife Ragau afirmó que en medio de todo este panorama, “la esperanza está bastante quebrada. Muchísimos cubanos la perdieron o piensan que eso que esperan no es posible ni que se puede alcanzar a largo plazo. Hay jóvenes que deciden quedarse y apostar por Cuba y otros que le siguen el juego al gobierno, ya sea por oportunismo o miedo. Hay una ola migratoria y esta realidad continuará”.

La vida succionada del pueblo cubano / Crédito: Cortesía Neife Ragau

“Lo peor del gobierno es que vulnera y limita muchísimo las libertades del ser humano que vive en Cuba, esto quiebra a la sociedad y al ser humano. La revolución no existe, pues cuando una revolución no trae cambios positivos, deja de serlo y se convierte en un fracaso”, manifestó.

Lo único que pueden hacer ciudadanos como Ragau y el P. Álvarez es continuar acompañando a su pueblo física y materialmente, así como alzar su voz para defender los derechos y la libertad de sus compatriotas en la isla. El hecho de decidir ayudar a los demás y oponerse a un régimen dictatorial ya los hace libres. Esta es la realidad de muchos en Cuba. No hay playa paradisíaca ni hotel lujoso que pueda esconder la escasez y la represión que sufre esa nación a diario.

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