Miscelánea

AQUEL DOMINGO EN LA LUNA

This picture taken 20 July 1969 of astronaut Edwin E Aldrin Jr walking on the surface of the moon near the leg of the Lunar Module ML Eagle and astronaut Neil Armstrong during the Apollo 11 extravehicular activity EVA This 16 July 2004 NASA celebrates the 35th anniversary of the historic launch and landing of Apollo 11 on the Moon AFP PHOTO NASA

Por: Alfredo Gildemeister

Aquel domingo en la luna, y para ser más exactos, en el denominado Mar de la Tranquilidad, se sintió un gran ruido proveniente desde el espacio y se pudo apreciar una especie de gran araña de color blanquecino con algunos dorados en las patas, descendiendo lentamente sobre la superficie lunar. Al encontrarse a solo pocos metros, la fuerza del fuego que exhalaba el motor de esta araña, generó toda una polvareda, levantando polvo lunar por doquier. Finalmente, la araña gigante se detuvo y quedó muy quieta. El fuego que salía de su panza cesó y volvió a imperar un gran silencio en la superficie lunar. Habrían transcurrido unas seis horas y media cuando a un costado de la cabeza de la gran araña se comenzó a abrir una especie de escotilla.

Al parecer, la gran araña era una clase de nave espacial. Sorprendió ver una figura gruesa de color blanco, que comenzaba a salir muy poco a poco y despacio por la mencionada escotilla. Este ser salía a gatas de la araña e iba de espaldas. Con sus dos extremidades superiores se agarraba de unas barandillas sujetas a la nave. Sus dos extremidades inferiores iba tanteando para poder pisar sobre seguro. Luego comenzó a descender muy despacio. Cuando ya estaba a punto de poner una de sus extremidades inferiores en la superficie, se le escucharon decir las siguientes palabras: “It’s one small step for [a] man, one giant leap for mankind” (Un pequeño paso para un hombre, un gran salto para la humanidad).

Cuando este extraño ser puso sus dos extremidades en el suelo lunar, se pudo apreciar que se trataba de una especie de ser humano engrosado, todo revestido de blanco, con un gran bulto a sus espaldas y una gran cabeza redonda, blanca y con una especie de cara ovalada toda de color negro. No bien había terminado de bajar este ser humano engrosado, apareció otro similar por la escotilla el cual también bajó a la superficie lunar como el primero. Este extraño hecho ocurrido en la superficie de la Luna, el único satélite que tiene el planeta Tierra, un domingo 20 de julio de 1969 y constituye un hecho histórico solo comparable con el descubrimiento de América efectuado por Cristóbal Colón en la madrugada de un 12 de octubre de 1492. Los dos seres que pusieron sus pies en la superficie lunar en nombre de toda la humanidad, eran los astronautas estadounidenses Neil Armstrong y Edwin ‘Buzz’ Aldrin. Era la primera vez que el hombre llegaba a la Luna, la primera vez que un ser humano ponía un pie en otro planeta, en este caso el único satélite de la Tierra, la Luna.

Aquel domingo 20 de julio de 1969 ya era de noche y mi padre compró salchichas, panes, gaseosas y dulces y nos acomodamos frente a nuestro TV en blanco y negro, para ver la llegada del hombre a la Luna. Me faltaba un mes para cumplir los nueve años de edad y desde hacía un tiempo que le hacía el seguimiento a las anteriores misiones Apollo que la Nasa enviaba al espacio. Me gustaban los cohetes y todo lo relacionado al espacio. Sin embargo, esta misión, la del Apollo 11, era especial pues se trataba de que el hombre pisara la Luna, como bien lo dijera el presidente Kennedy en mayo de 1961: “Creo que esta nación debe comprometerse consigo misma a lograr la meta -antes de que termine esta década- de llevar un hombre a la Luna y retornarlo en forma segura a la Tierra”. Aquel domingo por la noche, el mundo entero estaba al pie de sus televisores. El Saturno V había partido de Cabo Cañaveral el miércoles 16 de julio llevando a tres astronautas: el comandante de la misión Neil A. Armstrong, de 38 años; Edwin E. Aldrin Jr., de 39 años y piloto de lo que conoceríamos como el Aguila, apodado Buzz; y Michael Collins, de 38 años y piloto del módulo de mando denominado Columbia. Solo Armstrong y Aldrin descenderían en la Luna. Collins debía quedarse en el módulo de mando circundando la Luna y esperando el regreso de los otros dos astronautas.

Llegado el momento supremo, pudimos ver con mis padres y hermanos la borrosa figura de Armstrong descendiendo despacio del Águila y luego de un pequeño salto, poner sus dos pies en la Luna. La imagen del astronauta, de la nave y de la superficie lunar no era lo nítida como hoy podría serlo. Sin embargo, lo que importaba era el hecho en sí: el hombre había llegado a la Luna. Estábamos viendo en la TV no una película, ni una serie cómica, sino ¡la misma Luna y a dos astronautas caminado sobre su superficie! Un hecho histórico, en mi opinión, solo comparable con el descubrimiento de América por Colón. ¡Al ser humano se le abría un nuevo mundo! Era solo un principio mínimo, pero era un principio, tal como  cuando Colón clavara la bandera de Castilla y Aragón en la playa de Guanahani, Armstrong y Aldrin clavaron la bandera de los Estados Unidos en la superficie lunar. Todos estábamos muy emocionados. Un nuevo capítulo de la historia se abría para la humanidad: el espacio infinito e infinitos mundos por descubrir y apreciar.

Finalmente, al día siguiente 21 de julio, el modulo lunar despegó de la Luna y se acopló a la nave nodriza en donde Collins esperaba con ansias a sus dos compañeros. Juntos nuevamente los tres, enrumbaron hacia la Tierra. Ocho días, tres horas y 18 minutos después de haber salido de la Tierra, la nave ameriza en el Océano Pacífico a unos 1.448 kilómetros de Hawai. Es un jueves 24 de julio. Así terminó este hecho histórico sin precedentes. Este 20 de julio de 2019 se cumplen cincuenta años de aquel domingo 20 de julio en el que el hombre pisó por primera vez otro planeta, otro mundo. Armstrong falleció el 25 de agosto de 2012. Solo Aldrin y Collins sobreviven y celebrarán el cincuenta aniversario recordando la hazaña. Una pequeña placa dejada por Armstrong y Aldrin en la superficie lunar recuerda esta hazaña. La placa dice lo siguiente: “Aquí hombres del planeta Tierra pisaron por primera vez la luna en julio de 1969. Vinimos en son de paz representando a la humanidad. Neil A. Armstrong -. Michael Collins -. Edwin Aldrin Jr. E”. Siempre es bueno venir en son de paz… uno nunca sabe.

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