Política

¿VOLVEMOS A LOS AÑOS OCHENTA?

Por: José Romero

Aquellos que vivimos los aciagos años de los 80 (y no olvidamos lo qué pasó) vemos con preocupación cómo al igual que Letts, Piqueras, Diez Canseco, Simon y otros; hoy hay miserables que abiertamente y sin pasamontañas hacen apología al terrorismo.  Denostan contra quienes libraron el combate antiterrorista y sin vergüenza alguna, con la impunidad que les da ser “gobierno”,  amenazan con que “habrá sangre derramada de inocentes”. No hace mucho el propio premier Torres había amenazado con “ríos de sangre” y “el primer portero de la nación” amenaza con un plan B y la toma de todo el Estado, incluyendo las Fuerzas Armadas y la  Policía Nacional.

Ante ello para vergüenza de la gran mayoría de  oficiales en retiro hay algunos, tanto de las Fuerzas Armadas y Policía Nacional, que sirven de rodillas a este gobierno proterrorista; entre ellos el actual ministro de Defensa que ha emitido un tibio pronunciamiento contra el intento de copar las Fuerzas Armadas pero sigue atornillado en el cargo.

Felizmente la inmensa mayoría de peruanos estamos en contra de los proterroristas, incluyendo por cierto los héroes de Chavín de Huántar y el valiente General PNP Arriola, quien estando en actividad se ha pronunciado a favor de la democracia, dando ejemplo a aquellos que se escudan en “la no deliberancia”, cuando deberían cumplir con su deber o sea defender el estado de derecho, la democracia y la libertad.

En los 80 existían los organismos de fachada que hacían el trabajo no clandestino de las bandas terroristas y también una democracia boba que lo permitió. Frente a ello no quedó otra que combatirlos con leyes de excepción y con la férrea conducción del Presidente Fujimori, al que algunos se niegan a mencionar escudándose en llamarlo el gobierno de turno.

Hoy no podemos seguir hablando en voz baja y manteniendo un perfil anodino. Las cosas por su nombre. Al terrorismo supérstite que está infiltrado en el Estado hay que combatirlo con todo. No es posible que incluso en el Congreso haya apologistas que desde ahí amenazan al Perú.

Con el terrorismo comunista no se negocia ni menos se dialoga. Es hora de proscribir esa maldita ideología y enjuiciar con celeridad a aquellos que con diversos pretextos pretenden volver a bañar de sangre al Perú.

Es hora ya que el comunista Castillo y sus socios y cómplices se larguen. Todos, incluyendo la vicepresidente Boluarte.

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