Política

LA CULTURA DE LA INCULTURA

Por: Alfredo Gildemeister

  

Hace unos días, el genial escritor español Arturo Pérez-Reverte, escribía en su columna semanal lo siguiente: “Pocas veces he visto, pese a que soy contumaz lector de Historia, fabricar borregos con el entusiasmo de la última década. Y no hablo sólo de borregos manipulables, sino de carne dócil para el matadero. De voluntades dispuestas a subirse al tren cuya última y única parada es un lugar donde humean chimeneas simbólicas, o no tan simbólicas. Donde se queman la inteligencia y el sentido común. Donde analfabetos borrachos de poder mediático o político liquidan tres mil años de cultura y razón. Donde, esperando turno, languidecen famélicos, esperando crematorio, Homero, Virgilio, Platón, Sócrates, Kant, Cervantes, Voltaire, Dante, Montaigne, Shakespeare y los demás.” Estas palabras me hicieron recordar lo que, a raíz de la pandemia en el Perú y de ser casi el único país en el mundo que suspendiera la educación presencial hasta la fecha, me preguntara hace poco un amigo “¿Qué clase de peruanos estamos formando para el futuro? ¿Te has dado cuenta que nuestros jóvenes estudiantes escolares y universitarios especialmente, no tienen la más mínima idea de lo ocurrido en el Perú en los últimos 40 años?”

 

Efectivamente, revisando la mayoría de libros de historia del Perú utilizados por nuestros escolares, pude apreciar que la historia del Perú a partir de 1980 prácticamente no existe o, en todo caso, lo poco que se comenta -si es que se comenta- es totalmente falso o tergiversado. Todo ello explica en mucho lo que estamos viendo las últimas semanas con motivo de las marchas efectuadas por jóvenes especialmente, en donde cuando uno les pregunta sobre el motivo de su protesta o sobre lo que opinan de lo sucedido en el Perú en los últimos treinta o cuarenta años, no tienen la menor idea. Y ello se debe, en resumidas cuentas, a que en los colegios nadie les ha enseñado la historia del Perú republicano de los últimos cuarenta años. Mas aún, lo poco que puedan saber se basa en información falsa o manipulada por personas interesadas en “formar” una juventud con una versión tergiversada de los acontecimientos y de las personas (¡confunden a Abimael Guzmán con Miguel Grau!). Al final, lo poco que saben de la historia reciente del Perú se lo deben a sus padres o algún otro familiar, en donde la verdad de los hechos acontecidos depende totalmente de la “visión” que tenga ese familiar, ya sea que simpatizara con las ideas de extrema izquierda, marxista leninista de principios de los ochenta, con los que comenzó Sendero Luminoso (SL) y el mismo MRTA, o que simpatice con lo que las instituciones democráticas del momento, como los gobiernos, Policía Nacional, Fuerzas Armadas, etc. hacían en la lucha contra el terrorismo y su erradicación. En todo caso, hoy nuestros jóvenes no saben a ciencia cierta qué sucedió desde 1980 en adelante y lo poco que “saben” se lo deben a lo que han oído por allí o de lo que han comentado en su casa algún familiar o amigo. Los colegios poco o nada han hecho al respecto, pasando por encima de estos cuarenta años casi como si nunca hubieran existido o, peor aún, los pocos libros que mencionan algo, aprobados previamente por el Estado, inducen a errores garrafales o información falsa sobre lo sucedido en esos años, como cuando se les inculca que fue una guerra, lucha armada, etc. cuando en realidad se luchó en el campo y en las plazas contra un flagelo asesino terrorista que masacró a miles de inocentes, ancianos, mujeres y niños, además de funcionarios del Estado, ministros, policías, miembros de las FF.AA. y otros, todo de lo cual nadie les ha informado. Todo ello explica que muchos jóvenes crean que se trata de meras “exageraciones” o “inventos” de sus padres y abuelos, y que en el fondo SL y el MRTA “luchaban” por los derechos de los más humildes y pobres, cuando éstos eran precisamente masacrados.

 

De allí que sea pertinente preguntarnos lo que mi amigo preguntaba: “¿Qué clase de peruanos estamos formando para el futuro?” puesto que cuando un país no conoce su historia, está destinada a repetirla. Lo que estamos viviendo hoy es consecuencia de este “vacío” en la educación en historia, esto es, el desconocimiento de nuestra historia, “disculpando” y “comprendiendo” al asesino terrorista, incluso apoyándolo en sus “pretensiones”, para, por el contrario, proceder a atacar y desprestigiar a la Policía Nacional y a las Fuerzas Armadas. Todo esto en base a la desinformación o ignorancia de muchos respecto a nuestra historia reciente.

 

El querer imponernos un “pensamiento único” al lado de una intolerancia radical ante toda crítica o mera discrepancia con este “pensamiento único” de ideología de género, mezclado de lo que hoy se denomina “neomarxismo” o “neocomunismo”, lo cual no es otra cosa que un comunismo reciclado y reinventado bajo estrategias mas sutiles, basadas ya no en la lucha de clases ni en la violencia terrorista de los ochentas y noventas, sino en la infiltración sutil en la educación, por ejemplo, así como en las principales instituciones y poderes del Estado, a fin de irlas controlando, corroyendo y pudriendo hasta lograr su destrucción y control total a manos de este “pensamiento único”. Para ello, controlar la educación es fundamental, por lo que es vital controlar las mentes, el pensamiento y, por tanto, el espíritu humano.

 

De allí la importancia de crear una “cultura de la incultura”, en donde la ignorancia y la ausencia absoluta de cualquier atisbo de crítica, reflexión y pensamiento crítico. sea lo mejor y el objetivo último. Logrando esta “meta”, el control de las mentes y del espíritu humano es lógicamente mas sencillo y simple. Los medios de comunicación direccionados y controlados se encargarán de controlar y manipular estas mentes subordinadas bajo el pensamiento único, lográndose las “metas” que el totalitarismo -ya sea de derecha o de izquierda, da lo mismo- determinen. Se impone por tanto esta incultura con la “cultura de la incultura” o “cultura de la ignorancia”. En base a estos “criterios” o “directrices”, la persona culta, inteligente, con criterio, sentido común y mentalidad reflexiva, será vista como un potencial enemigo, razón por la cual se impone la intolerancia como regla y la destrucción /desaparición de esa persona como objetivo final. La sociedad será transformada en un mundo oscuro, “igualitariamente masificada” y confusa -para ello será vital destruir la religión y la familia a la vez- una sociedad sin fe, ideas, ausencia total de humanismo y de cultura. En resumen, un remedo de sociedad o payasada grotesca de un mundo en donde la estupidez, la frivolidad, la vulgaridad y la ignorancia será su particularidad. Si no educamos bien a nuestra juventud, como bien predice Pérez-Reverte, tendremos una sociedad regida por el “pensamiento único”, por la “cultura de la incultura”, en donde “los corderos, que hoy criamos incapaces de defenderse física e intelectualmente, sean comidos a dentelladas por lobos totalitarios de todo signo. Cuando nuestros hijos y nietos, convertidos por nosotros en víctimas vocacionales, aplaudan e incluso comprendan a sus verdugos y sus nuevos amos”. Estamos avisados. ¡Despierta Perú!

 

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