Cuba: un pozo de miseria y crimen

Por: Hermann Tertsch

1- Las palabras de Miguel Díaz-Canel, con su mezcla de engaño y amenaza, son calcadas a las que escuché a todos y cada uno de los máximos dirigentes comunistas en Europa Oriental en el milagroso año de 1989 antes de ser aplastados por sus pueblos y acabar en el basurero de la historia.

2- De Honecker a Ceaucescu, de Husák a Yivkov, todos pronunciaron ese discurso que decía al pueblo que los comunistas eran muy buenos y querían lo mejor para el pueblo, pero que si el pueblo se dejaba engañar por los agentes imperialistas, se liaría a tiros con el mismo.

3- Todos ellos, como Díaz-Canel, eran líderes de partidos comunistas que habían demostrado antes que no tenían escrúpulo en asesinar y aterrorizar para imponer su criterio y poder. Pero aunque algunos dispararon y mataron, ya nada les salvó de su merecido destino de tiranos.

4- Las revoluciones anticomunistas democráticas de los pueblos de Europa oriental que desencadenó el Papa San Juan Pablo II en Polonia y que acabarían con el fin de la URSS no estaban completas sin acabar con la vergüenza de la dictadura criminal que tortura a Cuba desde hace 62 años.

5- Son los cubanos los únicos que pueden liberar a la isla de esta pesadilla del régimen comunista que sufren ya como estado permanente y que es la única forma de gobierno que la gran mayoría de los cubanos conoce. De fuera debe llegar apoyo y ánimo frente a la represión.

6- Y todos los seres libres y dignos hemos de estar atentos a que desde las democracias no intervengan los traidores y cómplices de la dictadura criminal para intentar salvarla. Si este oscuro pozo de miseria y crimen del régimen cubano existió 62 años fue gracias a ellos.

7- No puede haber vuelta atrás en Cuba al silencio del miedo y del cementerio. Los cambios serán difíciles porque el poder malvado y la mentira han reinado mucho tiempo. Difícil será la formación en la oposición de una dirección clara y unida para encarar la lucha.

8- Si triunfa la libertad en Cuba, hará milagros allí y en toda América. Imaginen los efectos en Venezuela o Nicaragua, Bolivia, Perú y hasta Argentina. Una Cuba hecha símbolo de la victoria contra la tiranía curará y enmendará los terribles males emanados de allí tanto tiempo.

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