Por: Itxu Díaz
Hasta ahora, el sentido común nos llevaba a pisar sin vacilar cualquier insecto que encontráramos arrastrando la barriga por el suelo de la cocina. Pero actualmente, los amos del universo están empeñados en corregir esta práctica: Prefieren que te los comas.
En los últimos meses se ha producido una campaña mundial, especialmente intensa en la Unión Europea, para convencernos de incorporar grillos y lombrices a nuestra dieta. Y, como aún no estamos tan locos como para hacerlo, han encontrado la manera de que lo hagamos de todos modos: incluyéndolos como sustituto de la harina y la proteína en los productos que consumimos a diario.
El texto fundacional de la UE establece que la unión se basa “en los valores de respeto a la dignidad humana, libertad, democracia, igualdad, estado de derecho y respeto a los derechos humanos”. Y nos asegura que su propósito es promover la paz, sus valores y el bienestar de sus pueblos. Por mucho que he leído todos los documentos fundacionales, nunca he encontrado ningún rastro de grillo allí. Y, sin embargo, ahora mismo, la UE está apostando todo a la harina de grillo como el alimento milagroso que salvará el planeta.
Hace apenas unos días, el gobierno español aprobó una normativa oficial que autoriza el uso de grillos en productos destinados al consumo humano, apoyándose a su vez en la reciente (y casi desconocida hasta ahora) autorización concedida por la Unión Europea en su lista de “nuevos alimentos”. ” Es incluso peor de lo que parece a primera vista: desde el verano pasado, la UE también ha aprobado el gusano amarillo seco de la harina y la langosta migratoria como nuevos alimentos. Sospecho que las tarántulas, las alfombras de los autos y los cerebros de los eurodiputados también se incluirán pronto en esa lista.
A partir de ahora, el pan, las galletas, las pizzas, las salsas, los snacks y otros productos de panadería podrán elaborarse con harina de grillo, que se fabrica triturando y moliendo grillos. Al menos en España, la recomendación es que el fabricante lo señale claramente en el envase, pero es solo una recomendación y, salvo la lista de insectos en los ingredientes y las advertencias de alérgenos, no están obligados a hacerlo. Es lógico que ningún fabricante de galletas vaya a cambiar un primer plano de hermosos y soleados campos de trigo por una plaga de grillos sonrientes con gafas de sol en el frente de su paquete, si alguna vez quiere vender otra galleta.
El origen de toda esta locura se puede encontrar en lo que la UE llama la “Estrategia de la granja a la mesa”, o lo que yo llamo la estrategia “Del grillo a la olla”. Esto es parte del Pacto Verde Europeo, que según los alemanes y Ursula von der Leyen es el gran proyecto de la UE para la recuperación económica pospandemia.Hasta ahora nadie en Bruselas ha sido capaz de explicar qué diablos tiene que ver un acuerdo verde con la recuperación económica.
Farm to Fork tiene como objetivo “hacer que los sistemas alimentarios sean justos, saludables y respetuosos con el medio ambiente”. No sé si la harina de grillo es especialmente respetuosa con el medio ambiente, pero lo que sí sé es que no lo es en absoluto, cuestión que no parece preocupar en absoluto a los ecologistas posmodernos.
Hasta ahora, el único líder europeo que ha defendido a los ciudadanos que no quieren verse obligados a comer grillos es el ministro italiano Francesco Lollobrigida: “No habrá lugar en este gobierno para la carne sintética y la harina de grillo. Nuestro objetivo es defender a los ciudadanos de degeneración que quieren pasar la idea de que basta con alimentarse, independientemente de dónde y cómo se produzcan los alimentos, pero no podemos aceptarlo”. Al hacer su declaración, Lollobrigida se ha convertido en nuestro representante del sentido común en Europa.
Pero hay otro problema. Durante los próximos cinco años, toda la harina de grillo consumida en Europa solo puede ser fabricada por Cricket One Co. Ltd. ¿Por qué? Nos gustaría saber… El eslogan de la compañía es “Proteína clásica para un mundo moderno”, y esperaríamos encontrar grillos saltando alrededor de la pantalla o imágenes de criaderos de insectos y similares en su sitio web oficial . Pero la imagen principal es un hermoso campo de trigo verde. Un poco más abajo, y no por casualidad, encontrarás los logos y textos oficiales de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, también conocidos como Agenda 2030. Esa es la que nos explicaba el Foro de Davos en el polémico vídeo sobre sus previsiones para 2030, en el que anunciaba que “no tendrás nada” y “serás feliz”.
Estados Unidos no es tan restrictivo sobre lo que puede y no puede comer como la Unión Europea. Estados Unidos, gracias a Dios, no es tan restrictivo en nada. Por lo tanto, los estadounidenses pueden comer insectos si los hace felices; sin embargo, si compra un producto con, por ejemplo, harina de grillo, debe quedar claro en la etiqueta tanto su nombre científico como su nombre común. Sin embargo, hasta ahora, Biden no se ha encargado de lograr que los estadounidenses salven el planeta comiendo galletas de grillo o cambiando sus deliciosas hamburguesas de carne de res por unas hechas con fibras de gusanos de la harina, que es el objetivo de Farm to Fork.
Aunque la izquierda ambientalista aún no está enfocada en los Estados Unidos en su campaña por el consumo de insectos, hay poderes de los medios que trabajan en la sombra para que esto suceda. Y todos parecen haber llegado a algún tipo de acuerdo en las últimas semanas: Una mirada a las noticias recientes sobre la “harina de grillo” en la prensa disipará cualquier duda de que existe un plan, y te sorprenderá el entusiasmo que De repente, todos los medios progresistas se muestran ante la perspectiva de vernos a todos comiendo insectos.
Incluso publicaciones científicas como Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) discuten abiertamente cómo lograr esto, como si tuviera que suceder por todos los medios: “ Cómo convencer a la gente de que coma insectos “. Por cierto, el artículo habla de una visita de activistas de la entomofagia a una escuela en Pensilvania que cocinaron insectos y obligaron a los niños a probarlos, como si fuera un éxito. No puedo evitar pensar que ahora todo va demasiado rápido.
Todo con la historia del grillo está mal. La aprobación de la UE no importaría si se tratara de vender cajas de grillos como bocadillos, pero de hecho se trata de promover institucionalmente una harina de grillo que nunca debería haberse llamado “harina” en primer lugar, lo que permite que se incluya en productos de consumo habitual. Los fabricantes encontrarán una manera de obtener subsidios para poner grillos en sus galletas, y las personas que compren los productos más baratos y de menor calidad terminarán comiendo galletas de grillos sin saberlo. La verdad es que todo esto es un resumen perfecto de lo que quieren los ricos que van a lugares como Davos: que viajes en scooter y que ellos sigan llenando los aeropuertos con sus jets privados cada vez que celebran una reunión; para que comas insectos mientras ellos cenan en salones privados en los mejores restaurantes del mundo.
Los conservadores de todo el mundo deberían seguir el ejemplo de Lollobrigida, porque tienen todas las de ganar. Es una batalla que obviamente se puede ganar en la calle sin mucho esfuerzo. No conozco a nadie que quiera dejar a sus hijos un mundo en el que solo se puede mover en bicicleta o, en el mejor de los casos, en coches eléctricos, donde está prohibida la calefacción y a la hora de comer te encuentras una ensalada con grillos, gusanos y falsos bistecs. de Bill Gates esperándote en tu plato. Eso no es un mundo, eso es el infierno.
Durante siglos, gran parte de la superioridad de la civilización occidental ha sido evidente en nuestra comida. No hay necesidad de darle a nuestro declive moral un asiento en la mesa de la cena. Negarse a comer insectos es una muestra de respeto y obediencia a nuestras madres, quienes, cuando de bebés nos llevábamos insectos del suelo a la boca, nos decían: “¡No te comas eso!”.
