Política

LOS SUSTOS DE DOÑA DINA

Por: Luis Yunis

Hay que reconocer que doña Dina tomó la posta presidencial sin anestesia y de inmediato tuvo una avalancha de protestas que han dejado 28 fallecidos y en menos de un mes se le viene una amenaza de paralizaciones y marchas a la capital por la autodenominada “Asamblea Macro Regional Sur” que señalan estar integrados por dirigentes de Puno, Cusco, Apurímac, Madre de Dios, Ayacucho, Moquegua y Arequipa, quienes exigen su renuncia, cierre del Congreso, azuzan con nuevas formas de lucha, movilizaciones, huelgas de hambre e incluso realización de una marcha nombrada “de los cuatro suyos” hacia la Capital para el próximo 4 de enero.

Situaciones que debo presumir tiene a nuestra presidente con los males del susto, tales como estrés, agotamiento, mucha sed, falta de ánimo, trastorno del sueño, dolores en la espalda, temor nocturno, ansiedad, pesadillas, dolor corporal, creencia de daños o brujería, y en fin, otros síntomas como debilitamiento, frio en las extremidades, ganas de llorar y dormir a sobresaltos, pero gracias a Dios con una buena pasada de huevo se le puede curar los males, porque sin duda alguna, necesita estar muy animada, despierta, lúcida, firme, segura y sin indecisiones para cumplir la función más relevante de ser la autoridad máxima de la república, y ésta significa, cumplir y hacer cumplir la Constitución, los tratados, las leyes y demás disposiciones legales a fin de dirigir la política general de gobierno velando por el orden interno y la seguridad a fin de poder administrar el Estado en todo el territorio nacional sin contratiempos, ni caprichos de algunos desadaptados que tienen ideas trasnochadas y fuera del contexto de la libertad, independencia y soberanía nacional.

Y si para ejercer la democracia e instaurar  el orden en beneficio del interés ciudadano general y de la majestad que implica la soberanía nacional a fin de evitar graves circunstancias que afecten la vida de la Nación deba llegar a instaurarse el Estado de Sitio contemplado en nuestra Constitución Política y recogida también en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, del cual somos parte, y que desarrolla la Declaración Universal de los Derechos Humanos, sin duda alguna, la presidente no debe dudar un segundo y al contrario recurrir a este estado excepcional porque el peligro inminente de que se produzca es latente, y con ello, viene una asonada de  enfrentamientos con las Fuerzas Armadas, ataques a la Policía Nacional, atentados a la propiedad privada, pérdidas de vidas, retraso económico, violencia generalizada, hostilidades hacia la autoridad, desafíos a la ley, abusos  y en líneas generales habrá prolongación en el tiempo para la recuperación de la normalidad, y estoy seguro que el Legislativo refrendará esa decisión porque su mayoría democrática sabe que no bastará con denuncias contra los cabecillas  o responsables por los delitos contra el Estado y la Defensa Nacional o contra la Soberanía Nacional o contra la tranquilidad pública. ¡Es necesario dar el paso sin susto y con las armas de la ley!

No dudo que el Premier y el Ministro de Defensa conocen muy cerca lo que significa e implica el Régimen de Excepción, y al respecto, sugiero las charlas necesarias y urgentes al resto del Ejecutivo para calmar los nervios y el susto, haciéndoles ver que el objetivo primordial al declararse un estado de excepción es el restablecimiento al estado de normalidad donde se pueda asegurar el pleno respeto de los derechos reconocidos por la Constitución y los tratados internacionales y que únicamente en situaciones de crisis extraordinarias y muy graves, como las que se quiere prever, el Estado tiene la facultad de suspender algunas de sus obligaciones en materia de derechos humanos y que ello en ningún momento implica discrecionalidad para actuar al margen de la ley y sin control alguno; por el contrario, el Estado estará sometido a controles de legalidad constitucional y del Derecho Internacional de los Derechos Humanos a fin de cumplir con lo señalado en la ley.

Los ciudadanos de bien queremos vivir en paz, en armonía y con absoluto respeto a lo señalado en la Constitución dentro de un ambiente democrático que permita el desarrollo, el progreso y la libertad, pero lamentablemente nuestra sociedad y soberanía se ve amenazada, y para garantizar la preservación del Estado y su orden constitucional es necesario e indispensable acudir a los usos de los poderes de emergencia dentro de los parámetros  y requerimientos legales sin abuso, con el control respectivo y por el tiempo mínimo indispensable en que se pueda restituir el orden mediante el dialogo con condiciones políticas, sociales y económicas que permita justamente sumarse al desarrollo y a la paz social, así que doña Dina, no está demás una cura con el huevo y señalarle lo que dijo el escritor español, don Alonso de Ercilla y Zuñiga: “El miedo es natural en el prudente, y el saberlo vencer es ser valiente.”

1 comentario

  1. Has hecho un comentario al gusto de los corruptos, Pero el pueblo quiere justicia y respeto a sus decisiones. Necesitamos cambio de constitución. El turismo esta manos de empresario chilenos Macchu Picchu ya no es peruano todas las explotaciones mineras y gas en manos de empresarios extranjeros por culpa de la constitución fujimorista, etc etc..

Dejar una respuesta