
Redacción de La Abeja
José Enrique Escardó Steck, se presenta como un defensor de las víctimas de abusos eclesiales. Sin embargo, su reciente cercanía con el Papa León XIV, tras años de ataques virulentos contra la Iglesia Católica, plantea serias dudas sobre la autenticidad de sus intenciones. Su comportamiento, marcado por la eliminación de publicaciones donde acusaba al entonces cardenal Robert Prevost de encubrir abusos, revela un patrón de oportunismo y narcisismo que merece ser denunciado.
Escardó, quien se autoproclama ateo y utiliza simbología satánica como una respuesta literaria a los ataques de sus detractores, ha navegado durante años en un terreno de confrontación directa con la Iglesia. Sus publicaciones en redes sociales han incluido críticas feroces contra figuras eclesiásticas, como el Papa Francisco, a quien llamó “el líder de los abusadores” en diciembre de 2024, y San Juan Pablo II, a quien se refirió despectivamente como “un trapo casi inanimado” cuando se encontraba anciano. Estas declaraciones, junto con su apoyo a causas asociadas al Templo Satánico y burlas contra cristianos perseguidos, lo han convertido en una figura polarizante. Sin embargo, su reciente cambio de tono hacia el Papa León XIV, tras haberlo acusado de encubridor cuando era cardenal, sugiere una estrategia calculada para mantener relevancia y proximidad al poder.
Hace unos días, Escardó compartió con entusiasmo su encuentro con el entonces cardenal Robert Prevost, ahora Papa León XIV, destacando su apoyo a la lucha contra los abusos eclesiales y celebrando su elección como Sumo Pontífice. En redes sociales, se mostró emocionado, afirmando que “mi candidato salió elegido papa” y revelando que incluso intercambiaron mensajes personales, lo que refuerza su imagen de aliado cercano al nuevo pontífice. Este giro contrasta radicalmente con las acusaciones previas que, Escardó ha eliminado de su cuenta de X. Estas publicaciones, de las cuales compartimos capturas de pantalla, lo mostraban acusando a Prevost de encubrir abusos, una postura que ahora parece haber sido convenientemente borrada para proyectar una relación amigable y colaborativa.

Sería conveniente que aclare como pasó el entonces cardenal Prevost de encubridor del Sodalicio a su candidato favorito al papapdo y por qué borro estos post. Este cambio de postura no es nuevo en Escardó. Durante el papado de Francisco, también se presentó como un aliado en la lucha contra el Sodalicio, celebrando la disolución de la organización como un “legado histórico”, a pesar de haberlo acusado previamente de ser un encubridor. Esta dualidad evidencia un patrón: Escardó adapta su discurso según la conveniencia, buscando capitalizar la atención mediática y el respaldo de figuras de autoridad. Su capacidad para pasar de la confrontación a la alabanza, eliminando evidencias de sus críticas pasadas, refleja un narcisismo que prioriza su imagen pública sobre la coherencia o la verdad.
La eliminación de los tweets donde acusaba a Prevost no es un acto aislado, sino parte de una estrategia para limpiar su historial y presentarse como un interlocutor confiable ante el Vaticano. Este comportamiento levanta sospechas sobre sus verdaderas intenciones. ¿Es Escardó un genuino defensor de las víctimas, o un oportunista que utiliza su pasado como supuesta víctima para ganar influencia y protagonismo? Su historial, sugiere que su imagen de víctima y héroe no es tan impecable como él desea proyectar.
En los medios, Escardó se muestra como un luchador incansable, pero su disposición a borrar su pasado crítico cuando le conviene revela una falta de integridad. Las capturas de pantalla de sus tweets eliminados, que publicamos, demuestran cómo Escardó ha manipulado su narrativa para alinearse con el nuevo Papa, ocultando las acusaciones que alguna vez lanzó contra él. Este acto de censura selectiva no solo traiciona a quienes confiaron en su discurso combativo, sino que también cuestiona la legitimidad de su activismo.
Es imperativo que se examine críticamente la trayectoria de Escardó. Su coqueteo con el satanismo, su historial de declaraciones contradictorias y su reciente cercanía con León XIV no deben ser vistos como meras excentricidades, sino como señales de una personalidad que busca el reflector a cualquier costo. Las víctimas de abusos merecen defensores íntegros, no figuras que cambien de bando según la conveniencia. La verdad, que Escardó parece tan dispuesto a ocultar, debe salir a la luz, y las capturas de sus publicaciones borradas son una prueba irrefutable de su falsedad.






“Dime con quién andas y te diré quien eres”
Después de todo, ambos deben tener algo o mucho en común..¿será que ninguno de los dos son cristianos?
Ok, todo muy certero pero y cómo hacemos para que el Papa lo lea o algunos de sus secretarios directos? Por qué sino esta noticia se lo lleva el viento nada más.
Por lo pronto el Papa tiene un secretario peruano. Y es evidente que el mencionado, no lo hace por el Papa, en sí sino que como parte de su estrategia de rrpp, busca captar incautos y desinformados católicos para sus fines.