
Por: Bryan Oscanoa Curillo
Integrantes del equipo de béisbol de Cuba aprovecharon una gira en Estados Unidos para escapar y así no volver al infierno del país cubano. Nadie debería juzgarlos ni tildarlos de traidores si saben que su país de origen no cuenta con libertad. Sin embargo, este tipo de fugas no es nuevo. La deserción de jugadores provenientes de estados comunistas ha venido sucediendo desde la Guerra Fría.
La “Red Army”, cuyo capitán fue Slava Fetisov, fue el equipo de hockey sobre hielo de la URSS. Por un lado, se mostraba ante el mundo como la escuadra invencible. La década de los 80 fue totalmente suya. Logró ganar torneos internacionales humillando a varias selecciones. Eran respetados no solo en su país, sino también en países enemigos como EE.UU. De este modo, la URSS demostró, mediante el deporte, que su sistema comunista era superior al de los estados capitalistas.
Mientras tanto, en el otro lado de la orilla, los jugadores de la “Red Army” sufrían amedrentaciones por parte del aparato estatal soviético, pues les suprimió sus libertades: prohibido jugar por equipos extranjeros, su entrenador fue despedido, fueron vigilados y amenazados por la KGB, etc. Incluso existía un himno para “motivar” a los jóvenes a jugar hockey: “Los hombres de verdad juegan hockey. Los cobardes no juegan al hockey”. Por eso, Slava Fetisov y compañía no dudaron en arriesgar sus vidas para escapar.
El documental “Red Army” de Gabe Polsky muestra los testimonios de los auténticos miembros de la “Red Army”. Es increíble que un deporte logre abarcar diversos ámbitos: lo político, lo social, lo militar, etc. Recordemos que el comité central de la URSS siempre utilizaba la propaganda para manipular y mentir a su población, y ocultar las oscuras realidades. Sin duda, los regímenes comunistas son los únicos culpables de que sus ciudadanos migren hacia otros países por mejores oportunidades.