
Por Percy Hartley
¡Señor, No Señor! ¡Con todo respeto, Señor, ¡permítanos discrepar parcialmente! Es propio de la democracia el uso y disfrute de la libertad de opinión. Y en la atribución que respetamos absolutamente el tenor de sus declaraciones, Señor Ned Price, como Portavoz del Departamento de Estado de los Estados Unidos de América, en términos genuinamente propositivos, por todo lo que significa para Latinoamérica el liderazgo americano y agradeciendo el alto respeto que muestran por nuestro país y sus relaciones comerciales, la larga historia de amistad binacional, la inmensa comunidad peruana que hospeda con simpatía a nuestros compatriotas y lo bien ponderado de nuestras relaciones diplomáticas, así como vigilancia de nuestros procesos democráticos, también expresamos nuestro sentir en ejercicio de opinión al no concordar en parte con sus declaraciones, en absoluto respeto de su alta investidura y en calidad de respuesta con argumentos propios de la revisión de las noticias y evidencias demostradas pre y post acto electoral. Es probable que la rápida información de la prensa internacional confundiendo bona fide aparentemente victoria en conteo final de cifras por 44,000 votos con proclamación oficial, genere una impresión internacional distinta a las acciones de nulidad y observación de actas que en el ejercicio de la tutela constitucional otorga legítimamente derecho a la Candidata Fujimori o cuya desestimación favorezca la proclamación del Candidato Castillo. Reconocemos que su declaración expresa una posición neutral y manifiesta sus buenos deseos de continuar su importante alianza con el candidato debidamente elegido por el pueblo peruano, pero deseamos expresarle posición y análisis del proceso.
Ante todo, no consideramos las elecciones plenamente libres. En nuestra apreciación, para que una elección sea plenamente libre, no puede ser objeto de una asociación irregular de personeros que buscan con elementos fraudulentos ganar para un candidato el resultado final del acta de una mesa de sufragio. Algo libre, es por antonomasia, exento de daño o peligro, sin distorsiones ni sometimientos. Si la voluntad popular expresada en el voto es cambiada, sustituida, irrespetada, cuestionada, falsificada por una firma, ejercida por votantes menores de edad o incontables fallecidos dados por válidos ( procedimientos ilegales ambos ), resistencia a verificación de identidad para deliberación por parte de las autoridades competentes ( RENIEC ), sumas de votos cuestionadas por errores que son evidentemente hechos adrede, hechos al menos impropios, todos probados y observados con encauzamiento directo ante la autoridad electoral y testimonios en video de jefes de personería del partido Perú Libre incitando a los personeros a “ tomar las mesas “ ante la tardanza y ausencia para poder “ asegurar “ los votos del Candidato Castillo y en nuestro caso personal, haber presenciado cómo sin ningún control, los personeros trataban de copar diferentes mesas sin ser esto cuestionado por las autoridades electorales presentes ( ONPE o RENIEC ) lo que fuera puesto en conocimiento ante ellos mismos y autoridades militares y policiales presentes en el lugar donde me tocó personería, fuera de los innumerables cuestionamientos de procedimientos inadecuados o ilegales, no hace a nuestras elecciones libres, con todo respeto, Señor. Si existe coacción y dispersión de la voluntad popular, una elección no puede ser libre, porque no ha habido real o completo ejercicio democrático y constitucional de la voluntad de elegir. No creemos que sea un buen ejemplo.
Por consecuencia accesoria y principio de contradicción, una elección no plenamente libre, no puede ser plenamente justa. El modelo de justicia más aproximado, tardaríamos valioso tiempo en debatirlo, con todo respeto, Señor. Pero no por ello, debemos dejar de presentar una opinión validada en el tiempo, como la de Agustin de Hipona, Doctor de la Iglesia Católica. Suum uniquique, es una buena aproximación al concepto terrenal de justicia, con ética, honestidad y conforme a derecho. Y si no hay libertad porque fue suprimida, no hay ética, no hay honestidad y no fue conforme a derecho. Por ende, no se da a cada uno según equidad y transparencia. Entonces no puede decirse que hay justicia si la elección no fue libre, al menos en cuanto a la parte afectada, debiendo proponerse al menos en condicional, salvo prueba en contra.
A lo expresado, también discrepamos, con todo respeto, Señor, que una elección no plenamente libre, ni plenamente justa, sea plenamente accesible. Si su expresión de accesibilidad se refiere a los medios de prensa y observadores internacionales tradicionales, cuya referencia testimonial es no mayor al 10 % de los locales de votación del país y por lo tanto, de una eficacia de solo 10% de afirmación de una premisa que debería contener implícita al menos una mayoría simple porcentual para aproximarla válidamente, lamentamos no coincidir. Democrática y libremente ejercemos nuestro derecho a no compartir con su opinión. No podemos aseverar por otro lado, que fue desde el punto de vista logístico, plenamente accesible, cuando la mayoría de locales de votación no contaban con facilidades para adultos mayores, discapacitados o similares, los que legalmente merecen atención especial. Si su criterio de accesibilidad es en referencia a lo logístico, definitivamente solo fue parcial. Si la accesibilidad es en el contexto geográfico, por el que nuestra nación es plenamente disímil, tampoco podríamos considerar que la elección fue plenamente accesible.
Y finalmente con todo respeto, Señor, no consideramos a las elecciones plenamente pacíficas. A nuestro parecer, la elección no es solo el ejercicio de elegir por un candidato el día del sufragio. El concepto de elección es holísitico y pleno. Una elección es tal desde su concepción y obligación jurídica al día siguiente de su promulgación en el diario oficial El Peruano, hasta la proclamación con la Resolución correspondiente del Jurado Nacional de Elecciones (JNE). Solo en el sentido de totalmente concluida sin incidentes es totalmente pacífica, por lo tanto, discrepamos en parte, Señor. No es pacífico tener partidistas amedrentando al JNE, sacando filo a machetes en las calles, mostrando “guerreros espartanos” con cascos y lanzas punzocortantes en ristre ni marchando militarmente, a diferencia de las marchas democráticas por la libertad y democracia en respecto del voto, que los que se sienten no representados por los resultados parciales proclaman, faltando aún el resultado de las nulidades de las actas. No sentimos libres a las elecciones si son presididas por un Juez cuestionado por su pasado asesor legal de terroristas, que por ética debió renunciar oportunamente, o inhibirse, ni son pacíficas si son sometidas al cuestionamiento de un miembro del mismo tribunal que abiertamente acusa a sus propios colegiados de parcialismo en plena audiencia pública y presenta su renuncia, acto seguido, acusándolos de que todo estaba arreglado desde el principio. Esa elección no parece representar la voluntad popular y por ende no fue pacífica.
En uso de nuestro derecho de réplica y en representación de muchos conciudadanos que con certeza adherirán esta posición, hacemos saber a la comunidad internacional nuestra inquietud por una declaración que entendemos, hablando en nombre de todos ellos, no nos hace sentir plenamente representados por estas premisas en particular, no del texto declarado en general, viniendo en especial de un representante de los Estados Unidos de América, tierra de valientes, héroes, demócratas y cuna de la libertad en nuestras naciones del nuevo mundo. ¡Dios bendiga América!