
Por: Uri Landman
Como ya es conocido por todos, hace unas semanas se realizó la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Chile. Según los resultados oficiales, la comunista Jara quedó primera con el 26% de los votos y el derechista Kast con el 24%. Es difícil de entender cómo el pueblo chileno votó por una comunista que fue parte del desastroso gobierno de Boric en el ministerio de trabajo, donde promovió una serie de reformas que finalmente impactaron el empleo formal, ello en un país con una tasa de empleo informal muchísimo menor que la nuestra (26% para Chile vs. 75% para Perú).
Cuando Pinochet dejó el poder en el año 1990, Chile era un país en vías de desarrollo. Si los sucesivos gobiernos hubieran mantenido el ritmo de crecimiento y las reformas económicas emprendidas durante la era de Pinochet, Chile sería hoy en día más parecido a los países del sudeste asiático como Taiwán, que a países latinoamericanos como Colombia o Ecuador.
Sin embargo, los sucesivos gobiernos fueron menoscabando las reformas económicas emprendidas y agrandando el estado para que cumpla su “rol social”.
Durante el segundo gobierno de Piñeira se dio el mal llamado “estallido social” so pretexto del aumento de 30 pesos (5 centavos de dólar) en el boleto del metro. Todos sabemos que este pequeñísimo aumento del pasaje fue solamente la excusa que utilizó un grupo infiltrado del extranjero para azuzar a los jóvenes y hacer estallar la violencia. El presidente Piñeira, que se denomina de derecha, era más bien un caviar disfrazado que no supo cómo manejar la situación de inestabilidad y violencia que se presentó.
Tal fue su debilidad o complicidad, que aceptó que la izquierda radical instalara una asamblea constituyente para redactar una nueva constitución. Afortunadamente el pueblo chileno supo rechazar dichas iniciativas y salvar a su país de la anarquía que los radicales querían imponer en Chile. Durante el gobierno del izquierdista Boric, el pueblo finalmente sepultó por segunda vez y de manera definitiva la intentona de imponer el comunismo en el país.
En 1990 el PBI de Chile comparado al de Perú era de 34,000 millones para Chile versus 28,000 millones para Perú. Casi 35 años después Chile tiene un PBI de 330,000 millones comparado con los 300,000 de Perú, habiendo nosotros tenido el periodo de mayor crecimiento de nuestra historia. Para ponerlo en palabras sencillas, los chilenos tienen una economía más grande que la nuestra con la mitad de la población que el Perú.
Imaginen la ventaja que nos llevaría Chile si no fuera por sus pésimos gobernantes, todos ellos de tendencia izquierdista durante los últimos 35 años. Los peruanos tenemos que estar agradecidos con ellos.
En mi opinión, hay una acérrima competencia y envidia sana entre ambos países.
Chile ha tratado de apoderarse a nivel mundial de la denominación de origen de nuestro Pisco con algún éxito. No lo ha logrado con nuestro plato bandera, el ceviche, ni nuestro postre típico, el “suspiro de limeña”.
De nuestro lado, hemos copiado el éxito de las agroexportaciones chilenas y hoy en día les venimos pisando los talones en muchos productos como las uvas.
Diría que existe cierto complejo en los chilenos que nos ven como una amenaza potencial a su desarrollo, cuando la realidad es que ellos nos llevan muchísima ventaja en innumerables campos de la ciencia y tecnología. ¿Alguno de ustedes se ha subido al metro de Santiago? ¿Qué me dicen de la red de autopistas chilena? ¿Saben que el edificio más alto de Sudamérica, Costanera Center de 62 pisos, está ubicado en Santiago? ¿Cuál de los dos países tiene 46 aviones cazas F-16 en sus FF.AA? El Perú, no.
La segunda vuelta presidencial chilena se realizará el 14 de diciembre. Si no tuviera amigos chilenos a los cuales aprecio tanto, desearía que gane la candidata comunista para que sea un lastre al progreso de ese país. Está clarísimo que Jara va a radicalizar sus posturas comunistas una vez en el poder y terminará de destruir todas las reformas económicas de los noventas que sacaron a Chile de la pobreza.
Sin embargo, no puedo ser mezquino. A pesar de ser competencia para nuestro país en muchos campos, no quisiera que Chile se hunda en el fango del comunismo y la miseria que este trae. Espero que los sureños elijan a Kast, quien ha prometido poner orden en su país expulsando a miles de extranjeros indocumentados, muchos de ellos causantes de la ola de criminalidad que también vive nuestro vecino del sur. En el tema económico Kast ha prometido reducir el déficit fiscal con un ajuste de $6,000 millones recortando gastos innecesarios de funcionarios del gobierno. ¿Suena parecido a lo que tenemos que hacer en Perú?
Con Kast como presidente en Chile, se consolida la ola del sentido común que esta recorriendo Sudamérica eligiendo opciones de derecha para sus respectivos gobiernos como Milei en Argentina y Noboa en Ecuador. Espero que los peruanos sepamos seguir el buen ejemplo y elijamos un presidente con una clara orientación de libertad.
Usando las palabras de la Dama de Hierro, Margaret Thatcher: “No hay libertad a menos que haya libertad económica”.
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