Iglesia

MARÍA, MADRE DE DIOS Y CORREDENTORA

En el contexto de la reciente Nota Doctrinal Mater Populi Fidelis (4 noviembre 2025), que declara inoportuno el título “Corredentora” para la Virgen María, resulta imposible ignorar la influencia decisiva y profundamente negativa del cardenal Víctor Manuel Fernández, prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, en esta orientación magisterial.

Su trayectoria, marcada por posiciones teológicas ambiguas y una insistencia en diluir expresiones tradicionales de la piedad mariana y católica en general para favorecer un ecumenismo disolvente de la tradición, ha contribuido a erosionar siglos de enseñanza constante sobre la cooperación única de María en la Redención, tal como la expresaron papas, santos y Padres de la Iglesia.

Aunque su labor se presenta bajo el manto de aparente prudencia pastoral, no puede negarse que, bajo su dirección, el Dicasterio ha priorizado una hermenéutica de ruptura con la tradición en lugar de una lectura en continuidad, generando confusión entre los fieles y debilitando la devoción a la Madre del Redentor como socia obviamente subordinada —mas no igual— de Cristo en la obra salvífica.

María Madre de Dios y Corredentora

El título “Corredentora” se refiere a la cooperación única y subordinada de la Virgen María en la obra redentora de Cristo, como Madre del Redentor. Este concepto se desarrolla en la tradición católica a partir de los Padres de la Iglesia, santos, documentos vaticanos, encíclicas y discursos papales, aunque está claro queno fue un dogma definido.

La Iglesia enfatiza que Cristo es el único Redentor (1 Tm 2,5), y el rol de María es participativo y dependiente de Él.

A continuación, se enumeran las principales menciones históricas, basadas en fuentes vaticanas y magisteriales.

En Textos de Padres de la Iglesia

Los Padres no usan explícitamente “Corredentora”, pero sientan las bases teológicas al presentar a María como “Nueva Eva”, colaboradora en la salvación por su obediencia al fiat (Lc 1,38), contrarrestando el pecado de Eva.

Ejemplos:

San Ireneo de Lyon (siglo II): En Adversus Haereses (III, 22,4), describe a María como “causa salutis” (causa de salvación), madre de la nueva humanidad en Cristo, asociándola directamente a la redención.

San Efrén el Sirio (siglo IV): En himnos marianos, llama a María “Redemptrix” (Redentora), destacando su rol en la liberación del pecado junto a Cristo.

San Ambrosio de Milán (siglo IV): En De Institutione Virginis (7,46), la presenta como “socia” (socia) de la redención, uniendo su virginidad y dolor al sacrificio de Jesús.

Santos y doctores de la Iglesia desarrollan el título desde la Edad Media, vinculándolo al dolor de María al pie de la Cruz (Jn 19,25-27).

Menciones destacadas:

San Bernardo de Claraval (siglo XII). Sermón en la Asunción:

Primer uso del título “Corredentora” en un himno anónimo del siglo XII atribuido a su influencia; describe a María ofreciendo a su Hijo en la Cruz como “reparadora” de la humanidad.

San Alberto Magno (siglo XIII). Mariale (q. 42)

La llama “Corredentora” por su unión al sacrificio de Cristo, influyendo en la teología escolástica.

Santo Tomás de Aquino (siglo XIII). Summa Theologiae (III, q. 48, a. 1)

Afirma que María “representa a toda la naturaleza humana” en la redención, cooperando de manera única como “causa de salvación”.

San Juan Eudes (siglo XVII). Le Cœur Admirable

La invoca como “Corredentora de la raza humana”, enfatizando su mérito “de congruo” (por congruencia) en la redención.

San Luis María Grignion de Montfort (siglo XVIII). Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen

La presenta como “reparadora” y “corredentora” por su Fiat y dolores, mediadora subordinada.

San Maximiliano Kolbe (siglo XX). Escritos marianos

La describe como “Corredentora” en su unión total a Cristo, en el contexto de la Inmaculada Concepción.

Otros santos como San Alfonso María de Ligorio (Glorias de María) y Santa Catalina de Siena refuerzan esta idea, viéndola como “socia del Redentor”.

En Discursos Papales y Textos Pontificios

Los Papas han usado el título en discursos y documentos no dogmáticos, reconociendo la cooperación mariana. Juan Pablo II lo empleó al menos 7 veces en audiencias y ángelus.

Ejemplos:

León XIII (1878-1903): En Iucunda Semper Expectatione (1894), habla de María “cooperatrix in the sacrament of Redemption” (cooperadora en el sacramento de la Redención).

Pío X (1903-1914): En Ad Diem Illum (1904), afirma que María “ha sido asociada por Jesucristo en la obra de la redención” y merece “de congruo” lo que Cristo merece “de condigno”.

Pío XI (1922-1939): En Miserentissimus Redemptor (1928), la llama “Corredentora” tres veces, destacando su ofrenda al pie de la Cruz.

Pío XII (1939-1958): En Ad Caeli Reginam (1954), describe su asistencia “por dar de su sustancia, ofreciéndole libremente por nosotros”.

Juan Pablo II (1978-2005): Usó “Corredentora” en al menos 7 discursos:

Ángelus, 31 marzo 1985: “Con la ayuda de María la Corredentora”.

Ángelus, 6 octubre 1991: “La invocó como Inmaculada, Dolorosa y Corredentora”.

Audiencia general, 10 diciembre 1980; 8 septiembre 1982; etc.

Benedicto XVI (2005-2013): Como cardenal Ratzinger, en 1996 (votum CDF), cuestionó su madurez doctrinal, pero no lo negó.

Francisco (2013-2025): En audiencia general (24 marzo 2021), dijo sorpresivamente: “María… como Madre, no como diosa, no como corredentora”.

En 2019 (homilía Guadalupe), enfatizó que María “nunca se presentó como corredentora”.

En Encíclicas

El término aparece en encíclicas marianas, siempre subordinado a Cristo:

León XIII – Supremi Apostolatus Officio. 1883

María como “dispensadora de gracias” derivadas de su cooperación redentora.

Pío X – Ad Diem Illum Laetissimum. 1904

“Asociada en la obra de la redención” (n. 14).

Pío XI – Miserentissimus Redemptor. 1928

“Corredentora de la raza humana” (n. 15).

Pío XII – Mystici Corporis Christi. 1943

“Nueva Eva” unida al “Nuevo Adán” en la redención (n. 110).

San Juan Pablo II – Redemptoris Mater. 1987

Enfatiza su “participación única” en la redención, sin usar “Corredentora” explícitamente.

El título “Corredentora” aparece en al menos 20-30 textos magisteriales históricos (encíclicas: 5; discursos de San Juan Pablo II: 7; al igual que muchos santos, reflejando una tradición devocional fuerte, aunque no definida dogmáticamente. La Iglesia lo vio siempre como expresión de amor filial, no equiparación divina.

En medio de esta tormenta doctrinal que oscurece la luz de la tradición y silencia el eco de papas y santos que honraron a María como Corredentora, no perdamos la esperanza ni el coraje filial que siempre sostuvo a la Iglesia en sus horas más oscuras.

La Virgen misma, en Fátima, nos habló con claridad maternal: «Por fin, mi Inmaculado Corazón triunfará». Que esta promesa sea nuestro escudo y nuestra certeza: aunque hoy se intente relegar su rol único en la Redención, su Corazón Inmaculado, herido pero victorioso, sigue intercediendo, reparando y conduciendo a sus hijos hacia la verdad plena de Cristo, único Salvador, en cuya obra ella cooperó con amor sin igual

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