Internacional

TESTIMONIOS SOBRE EL TERREMOTO EN SIRIA

Por: María Ximena Rondón

Aún era el domingo 5 de febrero cuando recibí un mensaje de un querido amigo mío de el Líbano: tuvieron un terremoto de 7.8 grados. Me sorprendió, pues normalmente era yo la que siempre le comentaba sobre los temblores en Perú y mi terror a estos.

Después comencé a recibir más información. Antes de seguir, debo aclarar que yo viví en el Medio Oriente por un año y es una zona del mundo muy preciada para mi. Tengo amigos allí y ese lugar es como una extensión de mi hogar.

En la mañana del 6 de febrero, me desperté preocupada tras enviarle mensajes a mis conocidos para saber si estaban bien o, aunque parezca cruel, si estaban vivos. Las noticias mostraban imágenes desoladoras del sur de Turquía y del norte de Siria.

Un amigo mío francés, residente en Alepo (en el norte de Siria), que está casado con una siria y tienen una bebé dio sus noticias: el terremoto los despertó a las 4:00 a.m. y al ver que no se detenía, corrieron a refugiarse bajo una mesa. Notaron que los muros empezaban a agrietarse y que la gente gritaba aterrorizada.

Imaginen una ciudad que fue el escenario de combates entre los grupos terroristas y el ejército sirio. Era bombardeada casi a diario y durante un año estuvo sitiada. Según lo que me contaron, antes de la guerra, Alepo era una urbe cosmopolita con un gran nivel económico y social. Pero, recibió uno de los golpes más duros de la vida y quedó en ruinas.

Sus habitantes no estaban preparados para vivir un terremoto. De hecho, las casas no tienen la misma firmeza ni previsiones de seguridad que las de Perú, Chile o Japón, países con frecuente actividad sísmica y ubicados en el Cinturón de Fuego.

Por ello, el terremoto fue un desastre material y psicológico. El impacto fue tan grande, que la gente empezó a huir de la ciudad. Lamentablemente, uno no puede escapar de los terremotos. Pero los sirios tienen ese acto reflejo debido a la guerra. Su primera reacción es huir.

Felizmente, ninguno de mis amigos murió. Solo supe que resultó herido un obispo que yo conocía de lejos. Sin embargo, sí me contaron historias de muertes.

Una amiga mía muy querida que vive en Homs, me contó que ella estaba bien, pero una conocida suya tenía a un hermano atrapado bajo los escombros. Luego de casi un día de lucha por rescatarlo, él falleció. Ella también me comentó que viajó a Alepo para ayudar a los damnificados y que muchos edificios en ruinas se caen a diario. Otros son demolidos para generar una zona segura entre lo poco que queda.

Otros colegas me contaron que mucha gente se ha refugiado en las iglesias y otros duermen en sus autos al frente de estas. Realmente es impresionante que las personas se sientan a salvo en una iglesia. Un obispo local comentó que los sirios están aterrorizados en niveles que nosotros quizás no podemos comprender. Pero hay mucho dolor y en medio de este, ha surgido una gran solidaridad entre cristianos y musulmanes que no se veía hace muchos años.

Recordemos que Siria tiene sanciones impuestas por Estados Unidos, lo cual ya había perjudicado la economía, y por eso, desgraciadamente, a diferencia de Turquía mucha de la ayuda humanitaria no puede ingresar. Incluso, el espacio aéreo está bloqueado.

Entonces ¿cómo ayudar a ese país en desgracia? Mi amiga me decía que ellos ya habían sufrido por la guerra y ahora les ocurre esto. Es algo muy doloroso y aunque no lo parezca, me ha costado mucho escribir esto y contar lo que sucede allí. Me da impotencia saber cómo enfrentar una situación así y no poder ayudar en el lugar.

Sin embargo, hay algunos que sí pueden. En el lugar se encuentra la ONG francesa SOS Chrétiens d´Orient, que se dedica a sostener a los cristianos en el Medio Oriente; y la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), quienes han lanzado una campaña de emergencia para enviar recursos y reconstruir casas y repartir comida y abrigo, ya que este terremoto ha ocurrido en pleno invierno.

Por ello, si quieren ayudar, pueden ingresar a este enlace: https://acn-global.org/ayuda-a-siria-terrremoto/

Toda donación es bien recibida. Yo he recibido información sobre el trabajo de ayuda que se realiza ahora en Siria y realmente es muy conmovedor. Ellos nos necesitan porque no tienen a nada más que pueda hacer algo por ellos.

Y si algunos dicen: ¿por qué no se hace nada por Perú? Porque Perú ahorita no está arruinado por una guerra que pronto cumplirá doce años, no tiene sanciones y no tiene ciudades que terminaron de ser destruidas por un terremoto. Debemos ayudarnos entre todos.

 

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