Por: Manuel Loayza Fernández*
El concepto de realidad virtual, a primera vista, puede parecer incoherente, por lo cual es necesario prestar atención a la definición de los términos que lo componen. El significado de la palabra realidad, deriva del latín realitas, ‘cosas’, contrapuesto a la ficción; es lo que existe, lo verdadero. En cambio, el significado de virtual, también del latín virtualis, es lo que no es real. ¿Pero esto no es una antinomia?
Si bien es cierto, estos conceptos nos pueden parecer contradictorios, solo lo son en apariencia. Cuando nos referimos a los “virtual” en este escenario, es mejor comprenderlo como aquello que potencialmente se puede lograr o materializarse. Esto ayuda a conciliar ambos términos, permitiendo una aproximación coherente si tenemos en cuenta el fin de hacer algo virtual, en algo real.
Por ello, podemos definir la realidad virtual dentro del ámbito de la informática como la forma natural de interacción entre una persona y un computador mediante la inmersión del usuario en un entorno virtual.
La experiencia de la realidad virtual implica insertar al participante en un escenario muy cercano al real. Dicha inserción puede resultar atractiva, ya que el usuario puede interactuar con el objeto virtual. Este sistema permite la creación de entornos artificiales por parte del usuario. En este tipo de entorno, es posible interactuar, navegar y sumergirse en un espacio tridimensional utilizando canales multisensoriales que involucran la vista, el oído, el tacto, el gusto y el olfato.
Según la realidad virtual se relaciona con una “interfaz de usuarios avanzada”, cuyas características involucran la visualización y el movimiento en entornos tridimensionales y la interacción con elementos en dicho entorno en tiempo real. Para estos autores, la experiencia de la interacción del usuario con el mundo real puede aceptarse a través de los estímulos de los sentidos humanos: la vista, el oído, el tacto, el gusto y el olfato.
Es desde este concepto y a través de la realidad virtual que podemos tener una interfaz persona-máquina más natural y potente, por lo que los desarrollos computacionales en estos aspectos tienen un alto impacto en diversos ámbitos del desarrollo humano.
Por lo tanto, es razonable pensar en las inmensas posibilidades que nos ofrece para impactar en los procesos de enseñanza y aprendizaje, en el contexto de la educación básica y profesional o en otras áreas vinculadas con el desempeño, donde la educación tradicional y remota se puede utilizar de manera diferente.
Esto trasciende ciertos paradigmas y fronteras que nos permiten transformar modelos educativos, sin embargo, puede que no siempre sea la herramienta más adecuada en todos los casos. Por lo tanto, es necesario un análisis minucioso del docente y de todos los sectores involucrados en la educación para aproximarse al mejor modelo que garantice el aprendizaje.
Sin duda, no son pocos los escenarios en donde se ha empezado su implementación, generando entornos y escenarios simulados, donde estudiantes y profesores cuenten con un entorno controlado de inmersión para la formación, sensibilización y evaluación de competencias y habilidades.
* Profesor de Ciencias de la Computación en la UCSP