
Por: Alfredo Gildemeister
De un tiempo a esta parte, los que manejamos en la ciudad de Lima, nos hemos visto sorprendidos e invadidos por una suerte de plaga que se introduce en pistas, autopistas, vía expresa, vías rápidas, líneas amarillas, calles y avenidas, cuando uno menos se lo espera.
Me refiero a la proliferación de motocicletas o motos, especialmente de empresas que las utilizan para transportar paquetes, documentos o lo que sea en un tiempo récord. Así es como se promocionan y venden sus servicios. La rapidez y velocidad es la clave. Si uno quiere recibir en cuestión de minutos unos documentos, paquete o lo que fuere, estas empresas te ofrecen ese “servicio” y la promesa firme de que lo lograrán a como dé lugar, cueste lo que cueste.
Al igual que en la saga de las películas de “Rápidos y Furiosos”, estas motos salen literalmente disparadas por las calles de Lima con el único objetivo de efectuar a tiempo la entrega del paquete encomendado. Sus conductores se sienten una especie de Marlon Brando o de James Dean en sus Harley Davidson.
Lo grave es que los conductores de estas motos creen que gozan de licencia para todo: pueden ir contra el tráfico, circular a altas velocidades por calles, plazas, veredas, óvalos, cruzar semáforos en rojo, circular por vías prohibidas para motos, etc. Pero su principal habilidad es introducirse en los reducidos espacios entre los vehículos, e ir sorteándolos como se pueda. De allí que uno puede ser testigo de toda una diversidad de accidentes, choques y atropellos para todos los gustos.
Estas motos al mejor estilo de “Rápidos y Furiosos” circulan efectivamente a una alta velocidad, esto es, son “rápidos”, pero también son “furiosos”. La semana pasada fui testigo de cómo una moto cruzó a alta velocidad una avenida y no se estrelló con una camioneta particular que pasaba tranquilamente por su carril, frenando la moto con las justas para no estrellarse. El motociclista al parecer le salió lo de “furioso” y se puso al costado de la camioneta y no se le ocurrió mejor cosa que golpearle con rabia y odio el espejo del lado del copiloto hasta destrozarlo y dejarlo colgando. El rostro del motociclista era verdaderamente el de un delincuente. El chofer de la camioneta no sabía qué hacer. Luego el motociclista se dio a la fuga. Como se puede apreciar, luego de transgredir el reglamento de tránsito, encima el motociclista se molesta y agrede a la camioneta que le impidió seguir corriendo, le destroza el espejo y se va como si nada. ¿Algún policía por la zona? Ni en pintura. Ausencia absoluta de autoridad.
Otros casos de accidentes causados por estos enajenados en moto ocurren por lo general cuando se empotran detrás de un auto o camioneta por ir la moto a alta velocidad y el vehículo de adelante sobreparar o se detenerse ante un semáforo en rojo o un cruce. Estos casos abundan, así como el de los motociclistas que pasan pegados al costado de los vehículos particulares detenidos en los semáforos y cruces, rayando el costado de éstos o peor aún, arrancándoles los espejos retrovisores o en el mejor de los casos, golpeándolos o doblándolos.
Se puede apreciar a diario como estos motociclistas pasan raudamente por cuanta pista, vereda o avenida existe, incluyendo el circular contra el tráfico, con tal de llegar a entregar su paquete en el menor tiempo posible.
¿Qué hacer ante estos motociclistas que se sienten dueños de las pistas, esto es, se sienten ¡inimputables! La Policía de Tránsito debe actuar con rigor y obligar a estos motociclistas que circulen por su derecha y a una velocidad moderada, sin interrumpir el normal flujo del tránsito. ¿Qué eso les estropearía el negocio a estas empresas de entrega rápida de paquetes? Pues que lastima. Primero esta la vida humana, la seguridad vehicular y el orden público en la circulación de vehículos, no el entregar un paquete a como dé lugar. De otro modo, el tráfico en Lima será cada vez peor. Recuerden que Lima ha sido catalogada como la tercera ciudad con peor tráfico del mundo, luego de Bogotá y Mumbai (India). A eso hemos llegado. Y eso que no menciono la cada vez mayor invasión de scotters circulando a considerable velocidad por calles, veredas y plazas. En ciertas ciudades de Estados Unidos, los ciudadanos ya optaron por prender fuego o arrojar los scotters al mar, pues no las soportan y menos que las dejen tiradas por las veredas por doquier. Pero esto ya es otra historia.
En resumen, o se pone freno a estos motociclistas que manejando al mejor estilo de “Rápidos y Furiosos” circulan a altas velocidades por doquier, o el tráfico en Lima será más caótico de lo “normal”, generándose una violencia en calles y plazas por la reacción violenta que ya comienzan a tener los conductores de vehículos contra estos motociclistas que al mejor estilo de Frank “El Transportador”, hacen lo que les da la gana. ¡El Perú clama por un poco de autoridad y respeto a la Ley!