PAOLA UGAZ: LA PRIMERA REACCIÓN ANTE UN DESTAPE ES LA NEGACIÓN, ESCONDERSE, HABLAR DE UN COMPLOT…

Por: Luciano Revoredo

En este portal y con numerosos artículos, muchos de ellos de mi propia autoría, venimos denunciando desde hace ya varios años los dudosos manejos y enjuagues de varios personajes vinculados a la falsa reserva moral del país. Gente que viene desde hace tiempo como con artes de prestidigitación distrayendo a la opinión pública con una mano, para que no vea lo que hace con la otra.

Uno de estos personajes es la periodista Paola Ugaz. Vinculada al IDL, discípula predilecta de Gustavo Gorriti y hábil acusadora de quienes no pasan por el aro del progrecaviarismo. Sin embargo, tiene muchas cosas sobre las cuales dar explicaciones. La más grave de ellas sin duda proviene de su vinculación con la corrupta gestión de Susana Villarán, sus viajes y aparentes desbalances entre sus ingresos y su modo de vida.

Recientemente el diario Expreso publicó una muy seria denuncia sobre el lavado de dinero en que habría incurrido Ugaz. Se habla de un monto grande, que se habría disuelto en diversas cuentas de “amigos” para luego de dejarles una comisión de 15% recuperar el restante. Una clásica movida del delito conocido popularmente como pitufeo.

La respuesta de Ugaz ha sido negarlo todo, recurrir al apoyo incondicional de “periodistas” venidos a menos, como Rosa María Palacios,entre otros plumíferos de su galpón y victimizarse. Levantando una falsa bandera, como es la de la libertad de expresión cuando sólo existe para los tuyos y no para tus adversarios.

Y finalmente sacó la carta de siempre, vincular todas sus desgracias con el libro que pergeñó en complicidad con Salinas Chacaltana sobre el Sodalicio. Coincidentemente Salinas es socio de CHISAC, la empresa que blanqueó con facturación falsa 200 mil dólares de Graña para beneficiar a la gestión de Villarán, de la que Ugaz era una de las personas fuertes en el área de comunicaciones, aunque cobraba su salario de la planilla del serenazgo.

La estrategia es tan simple como delirante. Existiría un complot que incluiría al Sodalicio, Willax, La Razón, Expreso, Politico.pe y La Abeja, entre otros, montado para perjudicar y dañar la prístina imagen de Paola Ugaz. El motivo de fondo sería que no queremos que siga investigando y que no publique su nuevo libro sobre el Sodalicio, que duerme en los anaqueles de la editorial hace al menos dos años y que está siendo revisado por los abogados de la misma empresa para evitar caer en difamación. Pero ahí, en la postergada una y otra vez publicación del libro está según ella el motivo que movería toda una maquinaria para “difamarla”.

Esta disparatada tesis conspiranoica, cuenta con el respaldo de algunos de sus más conspicuos ayayeros. Pero no sería otra que la estrategia que la propia Paola Ugaz describió en una entrevista con su mentor Gorriti en la que ella misma le dice: “… tú siempre dices que la primera reacción ante un destape es la negación, el esconderse, hablar de un complot…”. Pareciera que tiene el guión bien aprendido y lo aplica al pie de la letra.

Reducir todo al tema de una supuesta persecución orquestada por un grupo religioso oculta la intención reducir el radio de acción de la denuncia para que los que no se identifican con el grupo (en este caso el Sodalicio) vean todo como un problema entre dos partes y se sientan disuadidos de tomar partido u opinar.

Ya en anteriores ocasiones Paola Ugaz ha realizado varias tournées por sus medios amigos para señalar que La Abeja y quien escribe estas líneas somos difamadores. Por ese motivo ya la hemos querellado y la primera audiencia será el 21 de este mes. Ugaz tendrá que demostrar que somos difamadores.

Curiosamente ahora ella anuncia diversas querellas entre las que nos menciona. No nos preocupa. Nunca hemos mentido.

Debo decir finalmente que los hechos revelados en nuestras anteriores investigaciones y nuestra constancia en darlos a conocer han servido como base para que otros periodistas y medios pongan atención sobre dichos y hechos que requieren un esclarecimiento.

Además, consideramos que la opinión pública tiene el derecho de conocer otro lado de la historia que, por razones que no es el momento de enumerar, se suele omitir.

Parecería que este libre ejercicio de la libertad de expresión —que, por otro lado, Ugaz y sus amigos ensalzan— molesta en tanto y cuanto no avala su perspectiva de las cosas.

Todo esto habría llevado a Paola Ugaz a asumir el papel de víctima, en lugar de aclarar los cuestionamientos que pesan sobre ella con pruebas válidas, ha preferido hacer uso de su privilegiado posicionamiento mediático para atacarnos.

En mi calidad de director de este medio, en el cual colaboran muchos profesionales, de padre de familia y ciudadano libre, no puedo sino alzar la voz en defensa de nuestros derechos. Que Paola Ugaz se abstenga de mencionarnos y de incluirnos en sus fantasías conspiranoicas o se atenga a las consecuencias.