La columna del Director

¿OTRA VEZ EL COVID?

Por: Luciano Revoredo

Se detectaron en Lima dos casos de la nueva variante del COVID conocida como EG5, se sabe que no presenta síntomas que agraven la situación de la población ni presenta mayores estadísticas de mortalidad. Sin embargo, ya vimos a cierta prensa alarmista recorriendo las calles para preguntar a la población si cree conveniente restituir el uso de mascarillas y establecer medidas de distanciamiento personal. Obviamente la población teme, cae en el juego y acepta la posibilidad de que se vulneren sus derechos más elementales.

Por otra parte, el ministro de salud señala que no se ha pensado aún en medidas restrictivas ni declaraciones de emergencia, pero que para evitar que lleguemos a eso la población debe vacunarse.

Sorprende que cuando existen otras prioridades de salud y ante la aparición de una variante más del COVID que mantiene su debilidad, se monte todo este operativo que solo puede generar inseguridad y en última instancia pánico en la población.

Está probado que la inmunidad que desarrolla el ser humano es suficiente y que la obligatoriedad de inocularse sustancias en el cuerpo resulta un acto de autoritarismo inaceptable y más aún el innecesario aislamiento y encierro que solo ha producido crisis y problemas de salud mental.

Por otro lado, está debidamente comprobado que las mascarillas no hacen diferencia alguna en el caso de la propagación de virus ni de enfermedades respiratorias.

Ya existe gran cantidad de evidencias y estudios de investigación e informes que revelan que los aislamientos o bloqueos por COVID-19, las mascarillas y el cierre de escuelas pasando a la educación a distancia obligatoria, han fracasado en su supuesto fin de evitar la transmisión o reducir las muertes por el contagio durante la pandemia.

Estas políticas represivas y atentatorias contra la libertad fueron inútiles y catastróficas, causando un enorme daño, especialmente los niños y ancianos, así como a los más pobres y vulnerables de la sociedad.

Un reciente estudio del Instituto Johns Hopkins señala que los encierros y las mascarillas no tuvieron ventajas importantes y que más bien se causó un enorme perjuicio económico. En este informe se afirma que: “Los costos para la sociedad deben compararse con los beneficios de los bloqueos, que nuestro análisis ha mostrados son marginales en el mejor de los casos. Tal cálculo estándar de costo-beneficio lleva a una conclusión sólida: los bloqueos deben rechazarse de plano como un instrumento de política pandémica”.

Ante tantas evidencias conviene recordarle al gobierno que sería más importante que dedique las labores del MINSA a establecer medidas preventivas ante la inminencia del fenómeno del niño, que si puede resultar devastador y que tome nota que los peruanos no resistirán otro encierro ni medidas que atenten contra la libertad.

 

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