Miscelánea

NADA CLARO

Por: José Romero

No seré ni el primero ni el último consumidor que no solo pasa por situaciones ilógicas sino encima algunas empresas creen que somos tontos.

A diario sabemos de gente humilde que de pronto le viene un recibo de agua o luz con montos exorbitantes que solo se explicarían si estuvieran enajenados al punto que abrieran todas las conexiones de agua de su casa  o prendieron todas las luces de la casa, habiendo previamente puesto los focos más potentes que existen en el mercado.

Para desgracia nuestra, los organismos reguladores encargados de recibir nuestros reclamos y darnos la razón ante suficientes evidencias en nuestro favor, no lo hacen. ¿O alguna vez han conocido a alguien que ha ganado un reclamo por cobros exagerados en los servicios públicos?

Yo mismo alguna vez fui uno de esos “especímenes raros” que logré ganar un reclamo a un operador telefónico, no porque tuviera razón -como la tenía- sino porque un novel abogado olvidó apelar a tiempo un recurso que presenté a OSIPTEL.

Sin embargo eso que me sucedió es una excepción y más bien ayer me convertí uno de los miles de casos de consumidores que reclaman y simplemente no es escuchado.

El caso tiene que ver con una misteriosa “desaparición” del 38% del saldo gigas de mi plan, los que supuestamente se consumieron en el 80% del tiempo que dura mi ciclo de servicio de telefonía celular. ¡Qué raro! Este mes de pronto consumí 61% más que el promedio de los últimos seis meses

Cómo explicar ello si en los últimos seis meses sólo he consumido el 62% de gigas de mi plan de pago; vale decir que pago el 38% de mi recibo y no lo uso. ¿Habrá algo más incomprensible que en pleno siglo veintiuno no se nos devuelva el monto pagado en exceso?

Sin embargo lo más risible es que el operador que recibe nuestro reclamo, solo nos dice lo que ya sabemos, o sea que “ya no te tenemos gigas” y que no puede visualizar “en el sistema” nuestro récord de buen pagador y los consumos históricos. O sea un “bueno para nada”.

Pero eso sí “nos ofrece un nuevo plan” (más caro por cierto) o una renovación de teléfono a condiciones nada ventajosas. De nada vale para Claro que seamos fieles clientes por más de 23 años, desde que eran TIM. Sin embargo sí se acuerdan de nosotros a la hora que nos acosan para vendernos algún “servicio”, que dicho sea de paso cada día es peor.

¿Dónde está INDECOPI, OSIPTEL o aquellos figuretis que dicen ser “presidentes” de x o z agrupaciones de consumidores? ¿Dónde están los congresistas que conforman la Comisión de Protección al Consumidor? ¡No se oye padre!

Finalmente optaré por cambiar de operador, como tantos que sufren el pésimo servicio (cortes, conexión inestable, pésima atención, entre otras). Vamos a ver cómo me va con un nuevo operador.

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