Política

¡LEVÁNTATE PERÚ, QUE NO TE CONVIERTAN EN PERUZUELA!

Por: Manuel Castañeda Jiménez

Venezuela, país de la Virgen de Coromoto, sufre desde hace años, a la vista del mundo, una de las peores dictaduras y nefastos gobiernos que se han producido en tierras americanas. Los venezolanos son un pueblo hermano, pero mientras no reconozca cuánto contribuyó él mismo para llegar a la situación que padece, por su pasividad, por sus acomodos, por su tolerancia y hasta complicidad con la corrupción previa, por el decaimiento y corrupción de costumbres y pérdida de valores, y por su indiferencia religiosa, no va a conseguir salir del hoyo podrido al que lo han llevado Chávez, Maduro y sus secuaces.

Hoy el Perú se encuentra en una encrucijada. Varias veces consiguió el pueblo peruano liberarse del comunismo. Se libró de la guerrilla del año 1965. Se liberó de las cadenas y destrucción perpetrada por el Velascato; y se liberó de las atrocidades y crímenes del terrorismo. Finalmente se acabó liberando del desastre acarreado por Humala y Vizcarra con sus políticas intervencionistas y perseguidoras de la actividad empresarial, colocando controles y hostigando a las empresas de mil modos, a semejanza de muchos alcaldes que con la bandera de querer solucionar el tráfico, lo único que provocan es mayor complicación al inundar la ciudad de semáforos, rompemuelles y dificultades al libre tránsito.

No obstante tales antecedentes, el resultado –ciertamente forzado– de la primera vuelta electoral, nos ha colocado en una disyuntiva: votar por quien ha liderado un grupo político que tiene buena parte de responsabilidad en la situación en que estamos; o votar  por un admirador de Abimael Guzmán y sus hordas asesinas.

No tapemos el sol con un dedo. La señora Fujimori tiene gran parte de culpa en el ascenso de Vizcarra y el desastroso gobierno que presidió, que viene costando serios esfuerzos al actual presidente, a quien, aunque se le puedan imputar serios errores, tampoco cabe atribuirle toda la carga que heredó de alguien que, todo indica, destinó la mayor cantidad de sus esfuerzos en ver cómo se mantenía en el poder, sin importarle para ello mentir, atropellar la Constitución y la legalidad y procurar neutralizar a sus contrarios sea con amenazas o con prebendas. Vizcarra, por desgracia, contó con el apoyo de mucha gente miope que se limitó a ver su interés inmediato y lo ayudó a sostenerse. Así que, si pensamos que, de ascender el señor Castillo, no habrá gente de lo más diversa y de experiencia o prestigio que lo ayude a sostenerse, estaremos muy equivocados.

Pero por más culpa que tenga la señora Fujimori –nunca lo sabremos totalmente puesto que hay personas como el señor Salaverry que siendo de su agrupación jugaba su propio partido–, la perspectiva de que el próximo presidente sea una persona que no ha tenido impedimento para proclamarse comunista, que al igual que Chávez o Fidel Castro en su tiempo se trata de mostrar moderado en sus declaraciones últimas pero en las cuales no renuncia para nada a sus planteamientos previos ni a sus admiraciones y amistades pro terroristas, es demasiado grave para que los errores políticos de la señora Fujimori resulten una traba para votar por ella. En realidad, y al menos ella lo viene reconociendo, votar por ella no será votar por su persona, sino emitir un voto por mantener al Perú libre del comunismo, para mantener al Perú viviendo en la libertad de la que ya no gozan los venezolanos, ni los cubanos.

Perseguido por Saúl, antes su protector y amigo, el futuro rey David no dudó en pedir refugio a sus enemigos los filisteos e incluso servirlos salvo cuando se tratase de combatir contra su propio pueblo judío. Así también, no es necesario que se coincida ni con los planteamientos ni con la actitud pasada de la señora Fujimori. Si David pudo aliarse válidamente con su mayor enemigo, entonces nada tiene por qué impedir que se apoye a una candidata con la cual se puede discrepar o, como hay gente, hasta no tenerle la menor simpatía personal. El Perú es el que está en juego. En democracia siempre será posible llamar la atención al Gobierno, discutir planteamientos o medidas, plantear exigencias y procurar encajar unos con otros. Pero con una persona como el señor Castillo, la perspectiva es que el Perú acabe siendo transformado en una Peruzuela y que nuestras hijas, hermanas o parejas, deban emigrar –seguramente a pie igual que tantos venezolanos– y buscar trabajo en otro país, en donde posiblemente las acaben llamando de “peruanecas”, así como acá se apoda despectivamente de “venecas” a las muchachas venezolanas que tratan de ganarse la vida y llevar un pan para los suyos; un pan que Maduro les niega en Venezuela por la aplicación de sus medidas comunistas, y que, igualmente, Castillo les acabará negando a los peruanos cuando aplique las medidas que pretende, libere a Abimael Guzmán, Antauro y sus cómplices.

Creer que Castillo no podría cerrar el Congreso, o que éste, dada su conformación, le será un obstáculo, es iluso. Vizcarra tampoco tenía el Congreso para sí, y lo cerró. Tampoco tenía las Fuerzas Armadas o la Policía para sí, y éstas no le pusieron ningún pare, por el contrario, las jefaturas de tales instituciones no le pusieron ninguna clase de dificultad, sino por el contrario, avalaron su indebido actuar. Además, quien crea que el Congreso sería un freno, tendría igual que aceptar que sería un freno para la señora Fujimori, con lo cual la animadversión que hacia ella tienen algunas personas, carece de objeto.

Ya el señor Castillo ha dado una clara muestra de su agresividad y de que es capaz de conducir al Perú hacia un baño de sangre, cuando en la plaza de Chota se mostró retador contra un ex ministro del Interior a la par que levantaba un machete amenazante. Tal gesto lo ha pintado de cuerpo entero, así como una de sus seguidoras y congresista electa Zaira Arias, amenazó con censurar a un periodista que gentilmente la había invitado a su programa.

De nada sirven, pues, las palabras moderadas que ahora trata de difundir el señor Castillo. Hay que ser demasiado ingenuo para no tener presentes aquellos gestos de desafío y amenaza de muerte o censura que han realizado y de las cuales no han pedido la más leve disculpa, como sí lo ha hecho la señora Fujimori reiteradamente respecto de sus errores políticos.

¡Levántate Perú! ¡Levántate una vez más contra la amenaza del comunismo que trata de apoderarse de ti y destruir todo lo que has logrado! ¡Levántate y no permitas que quieran transformarte en una Peruzuela, ni que tus hijas deban sufrir el exilio y pasar a ser llamadas de peruanecas! Y, eso sí, que no te baste con librarte del comunismo esta vez. Encamínate por sendas de bien y de verdad, recupera tus valores y sacúdete de todos los resabios de división, de soberbia, de inmoralidad de falta de solidaridad, de discriminación absurda, de envidia y de mediocridad. Porque no hay nada que pueda contra un pueblo virtuoso y que ama a Dios.

1 comentario

  1. Excelente artículo, mi querido Manuel, ese es el Camino que debemos seguir para crear un futuro realmente bueno y sólido para todos los Peruanos!

Dejar una respuesta