Política

LA GUERRA QUE PATEA NUESTRA PUERTA.

Por: Alfonso Chunga Ramírez

 Los peruanos somos hoy víctimas de la violencia de delincuentes feroces; agresión a la que tenemos que enfrentar sin Ministerio Público, sin Poder Judicial, sin Policía Nacional, sin organizaciones civiles; y, lo que es peor, sin la menor idea de cómo atacar a los delincuentes; sin armas estratégicas ni materiales, sin autoridades comprometidas en luchar contra el delito, eso si no se encuentran involucradas hasta las orejas con las bandas. Los criminales tienen apresados a los ciudadanos.

El estropicio dominante en nuestra sociedad es la impunidad. En los últimos veinte años y no obstante la magnitud de las afrentas, nadie ha sido condenado a prisión. Pablo Sánchez y Zoraida Avalos cumplieron su cometido de no formalizar denuncia alguna contra nadie. Patricia Benavides actúa como si el único delincuente fuera Castillo. Los jueces penales muy satisfechos de encarcelar fruteros. Los jueces civiles convalidando trapacerías con sentencias al mejor postor. El Tribunal Constitucional beatificando el saqueo brasilero.

Sí. La felonía de los gobernantes ha causado y causa el mayor daño a la economía de los peruanos. Sólo la venalidad de fiscales, jueces y magistrados explica que nadie purgue prisión por tamañas raterías. Al pandillaje político sumamos, o multiplicamos, el pandillerismo de esquina, ahora internacional, ahora feroz, ahora tecnificado y poderosamente armado, ahora como ayer, impune y consentido.

Ante el asesinato y la extorsión, el pillaje y el fraude, la presidente Boluarte, como en su primer día, sigue siendo una vendedora de chupetes. Los congresistas, por acción o colusión, son parte del problema, criminales ellos mismos, incompetentes para confrontarse ellos mismos, empiernados con el narcotráfico y la minería ilegal, aconchabados con paqueteros y turroneros. La oficialidad de la policía explicando si pagó cupo por el puesto que ocupa, las comisarías cerradas a la ciudadanía.

Esta sepsis no aguanta dos años de espera. Ni uno.

Si usted ha sido asaltado o es víctima de extorsión; si las bestias embistieron a su hija para robarle el celular; si le cobran cupo por trabajar en su mototaxi, si convirtieron su barrio en parqueo de pastrulos; entonces a usted, a usted, a usted y a usted, la vida le reclama actuar; agredir a los agresores.

Sea en denuncias formales, sea en memoriales, en colectivos o en individuales, debemos imponernos un mínimo de obligaciones, un ínfimo de exigencias.

  • Conformación de guardias barriales armadas.
  • Deportación inmediata de extranjeros indocumentados.
  • Rendición de cuentas pública, con periodicidad semanal, de los comisarios.
  • Rendición de cuentas pública, con periodicidad semanal, del Comando del VRAEM.
  • Publicidad en redes de la acción de los fiscales.
  • Registro de penas impuestas por los jueces penales.
  • Incremento de la condena por prevaricato a no menos de diez años. Actualmente, la condena es de un año, y la acción penal prescribe antes que el fiscal firme el pliego acusatorio.
  • Bloqueo de la comunicación telefónica en los penales.
  • Aislamiento de presos reincidentes.

No es algo que vayan a hacer las autoridades. La mayoría de nuestras autoridades es autora de delitos, integra bandas o es cómplice de los criminales.

El frente de guerra contra los criminales, es usted. Somos nosotros. A usted, mejor que a muchos, le consta personal y familiarmente, que no cuenta ni puede contar con presidente regional, alcalde, comisario, fiscal ni juez. Sólo cuenta con usted y su familia.

Si creen que el listado contiene pretensiones desmesuradas, esperen a ver lo que pasa en seis meses sin hacer nada.

Si quiere actuar desde hoy, firme requerimientos de información, exija por escrito a las autoridades a rendir cuenta, avisemos que vamos a recuperar nuestro barrio, vamos a recuperar nuestro país.

 

 

 

 

1 comentario

  1. Pues hay entre los plutócratas mundiales una sed de que nos matemos unos a otros, y que la violencia se multiplique, que todo sea inseguridad y que supliquemos por la instauración del gran hermano.

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