Por: Luciano Revoredo
Si algo caracterizaba el Arzobispo de Arequipa, Mons. Javier del Río Alba, era su clara posición doctrinal de tendencia más bien “conservadora” dentro de los variados aires que corren dentro de la Iglesia Católica peruana. De hecho, no se podría esperar otra cosa ya que pertenece al Camino Neocatumenal, movimiento religioso fundado por Kiko Argüello, cuyo carisma se aleja mucho de lo que hoy podría definirse como progresismo dentro de las prácticas evangelizadoras y que —para un amplio sector— ha tenido su más reciente manifestación en el documento Fiducia supplicans.
Sin embargo, en los últimos meses, Mons. del Río ha realizado una serie de actividades que dan que pensar que el clérigo está dando un giro sobre la orientación desde la que solía predicar. Por lo que surge la pregunta obligatoria: ¿Qué está pasando con monseñor del Río? ¿Habrá algo tras bambalinas que no le deja otra alternativa más que abrazar las líneas más progresistas que enarbolan, entre otros, las principales cabezas de la Conferencia Episcopal Peruana (CEP)?
Pasemos a comentar tres hechos recientes:
- El pasado enero se realizó la 126ª Asamblea Plenaria Ordinaria de la Conferencia Episcopal. Entre las distintas participaciones durante los días que duró dicho encuentro, llamó la atención que el ponente para promover el documento Fiducia supplicans fuera, precisamente, el Arzobispo Javier del Río quien, en reiteradas ocasiones, ha manifestado su postura totalmente contraria a las prácticas homosexuales. Por ejemplo, en un articulo de InfoCatólica del 2016 aseguró que ante las próximas elecciones presidenciales «votar a favor del `matrimonio gay´ y el aborto es moralmente ilícito, esto se traduce en el lenguaje sencillo como pecado».
- También es relevante recordar que en marzo de 2017, el Arzobispo de Arequipa interpeló directamente al entonces ministro Salvador del Solar solicitándole que retire el llamado “enfoque de género” de las escuelas. Estos son dos ejemplos de decenas que se pueden citar. Por eso, llama la atención que monseñor del Río no solo defienda Fiducia supplicans, controvertido documento muy criticado por las facciones más conservadoras de la Iglesia a la cual él pertenecía, sino que también instara a que la Conferencia Episcopal preparara una declaración de adherencia a ese documento: “De modo que muchos fieles católicos y otras personas, también en el Perú, que siguen las noticias y las redes sociales, están confundidos. Por ello, me permito proponer a la Asamblea que se emita un comunicado o mensaje que exprese que los Obispos del Perú, de modo unánime, acogemos la Declaración e instruiremos a nuestros sacerdotes y diáconos sobre la oportunidad y el modo prudente de aplicarla en concordancia con el deseo del Santo Padre y teniendo en cuenta la realidad religiosa y cultural de cada una de nuestras jurisdicciones eclesiásticas”.
- Según se dio a conocer en la página web del Arzobispado de Arequipa, durante los días 7 y 8 de marzo se realizaron una serie de actividades dirigidas a distintos públicos a cargo del sacerdote español Jordi Bertomeu quien estuvo de visita en el Perú como parte de una misión para investigar a la institución religiosa Pro Ecclesia Sancta. Lo que llama la atención de este acontecimiento es que es demás conocido en los pasillos eclesiales que Bertomeu pertenece a la facción más progresista de la Iglesia y que, en el Perú, tiene buenas migas con los obispos de la Conferencia Episcopal que comparten esa postura. Por tanto, no debería estar acorde con los principios que tradicionalmente ha defendido Mons. del Río. Entonces, ¿por qué lo invita?
Desde una perspectiva de relacionista público, todo indicaría que monseñor del Río está en una campaña para ser considerado en los nuevos aires que ventean al interior de la iglesia peruana. En ese sentido, es importante señalar que en la actualidad la Conferencia Episcopal del Perú está sufriendo muchas movidas internas que parecen indicar que hay una especie de reubicación de fichas del episcopado peruano bajo la cual se estarían sacando obispos más “conservadores”. En estas movidas tiene no poco que ver el ahora Cardenal Prevost que preside desde enero de 2023 el equivalente a un ministerio en el Vaticano que justamente tiene como misión nombrar obispos. ¿Tendrá Mons. del Río temor a ser reemplazado y por eso prefiere “comulgar” con los nuevos aires ideológicos?
Ojalá que no sea tan ingenuo y piense que le van a “perdonar la vida” por el cambio camaleónico. Desde esta humilde tribuna lo instamos a que no se deje engañar ni por sus compañeros obispos ni por Jordi Bertomeu. Si su cabeza ya está pedida, mejor que se vaya preparando a morir de pie sosteniendo sus principios y no de rodillas ante personas que han demostrado no ser pastores sino inquisidores.
Pues eso, de nada vale aferrarse a nada que no sea Dios. Que se prepare más bien a ser oblación de suave fragancia para Dios, que siga difundiendo el buen olor de Cristo, qué sepa que Dios mismo es Quien ha dicho “no temas pequeño rebaño”. Y Que quien persevere hasta el fin de salvará. Que siga al verdadero Pedro que en su carta señala que: “Pues más vale padecer por obrar el bien, si esa es la voluntad de Dios, que por obrar el mal.”. Dios es siempre fiel y no abandonará a su suerte al obispo fiel. Que aprenda de tantos otros que han sido despojados de sede, por su fidelidad a Cristo. Tener la fe al final es lo único que debemos conservar, todo lo demás como si no existiera.