Cultura

EL ÚLTIMO DELIRIO ANTIBLANCO: PROHIBIR A BEETHOVEN

Siguen empeñados en liquidar la civilización

Por: Javier R. Portella

Repitamos el titular: quieren prohibir a Beethoven. Repitámoslo, por si alguien cree que lo ha leído mal: quieren prohibir a Ludwig van Beethoven.

¿Quiénes proponen semejante atentado? Quien lanzó el primer ataque contra el que es el mayor o, digamos, uno de los cinco mayores músicos de todos los tiempos, fue una tal Susan McClary, que además de feminista es “musicóloga”, la cual, ya en 1980, comparó la Novena Sinfonía con “la rabia de un violador impotente”. Pero desde entonces no sólo han proseguido, sino que se han incrementado los ataques contra nuestro mundo y nuestra civilización. En particular, el movimiento racista antiblanco denominado Black Lives Matter no sólo se ha dedicado a destruir estatuas y monumentos: también la ha emprendido contra la música clásica y en particular contra Beethoven.

Así, según el musicólogo Nate Sloam y el compositor Charlie Harding, estrellas del podcast Switched on Pop, producido en asociación con la Orquesta Filarmónica de Nueva York (sí, han leído bien: con la Orquesta Filarmónica de Nueva York), la Quinta Sinfonía de Beethoven constituye un exponente de todo lo que, para ellos, es más detestable de la música clásica y de la cultura occidental. Si por ellos fuera, habría que prohibir a Beethoven, cuya música es la “banda sonora” del “privilegio blanco”.

En Vox.com , dichos cretinos achacan a la música de Beethoven y en particular a la Quinta Sinfonía… lo de siempre, ya se pueden imaginar:  ser una opresiva expresión de la elitista cultura clásica que refuerza el poder de los hombres blancos y reprime las voces de las mujeres, los negros y la comunidad LGTBQ.

Ante tanta aberración, la paciencia se colma y uno no puede sino preguntarse:

la culpa de tanto cretinismo, ¿incumbe sólo a los cretinos? ¿No incumbe también a quienes, aún criticándolos, toleran, miran hacia otro lado o creen que hay algo que debatir con ellos? La voces que atacan a la música, al arte y a la belleza, ¿son sólo unas voces erradas, o son las voces de nuestros más viscerales enemigos?

 

© El Manifiesto

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